Corazón-Pesebre
“Pero el
ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será
para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador,
que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en
pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una
multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios
en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” Lucas
2:10-14
El Mesías
prometido vino a este mundo y nació de una virgen en un pesebre, el Salvador de
la humanidad tuvo que llegar a ese lugar, pues al sus padres buscar posada no
la encontraron, como lo relata Lucas 2:7 “Y dio a luz a su hijo primogénito, y
lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para
ellos en el mesón.”
Aquel
pesebre, lugar de las posadas donde colocaban los animales de los viajeros para
alimentarlos, fue el escogido por Dios, para que su Hijo naciera, ese sitio,
tal vez sucio, oscuro, sin valor, fue en el que María tomó por primera vez en
sus brazos al Redentor para envolverlo en pañales. El pesebre es una
representación del corazón humano que nos lleva a reflexionar de cómo el Gran
Dios sigue buscando nacer en los corazones, a pesar de que se encuentren en
condiciones que no son dignas para que el Rey de reyes venga a vivir, y que
precisamente nos deja ver el inmenso amor que Él nos tiene, pues quiere
limpiarnos, darnos luz, y llenarnos de valor.
Lucas
2:10-11 dice que un ángel fue el que anunció a los pastores aquella buena
noticia del nacimiento del Salvador; hoy somos nosotros los creyentes, quienes
tenemos el enorme privilegio de seguir anunciando las buenas nuevas de
salvación. Recordemos que es por la locura de la predicación que a Dios le ha
placido convencer los corazones para que dejen entrar a su amado Hijo. (1
Corintios 1:21). Cada vez que compartamos el evangelio estemos seguros que
Cristo al igual que vino a aquel pesebre, estará dispuesto a entrar también al
corazón- pesebre de todo aquel que por fe lo quiera recibir, entonces los
cielos volverán a decir: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz,
buena voluntad para con los hombres! Oración.
«Padre Dios,
gracias porque un día tu amado Hijo vino a posar en mi corazón, gracias por
escoger una vez más un pesebre para nacer, porque no te importó que no hubiera
grandes cosas de valor en mí, o que mi corazón pudiera estar sucio como una
pesebrera, gracias porque ahí sigo viendo tu gran amor por mí, te amo mi Señor,
amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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