Los sabios
de oriente
Oración.
«Padre
amado, que tu Santo Espíritu me lleve a esa intimidad contigo por medio de
Jesús, entrego mi vida a tu servicio, te doy todo lo que soy, esta es mi
ofrenda de amor para ti, me postro delante de ti mi Señor y Salvador. Amén.
“Cuando
Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a
Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha
nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.”…“Y al ver la
estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al
niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le
ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.” Mateo 2:1-3, 10-11
Los sabios
de oriente, conocidos popularmente como los reyes magos, hicieron un largo
viaje para conocer al Mesías, estas personas descritas en el evangelio de Mateo
tuvieron que ser de una distinguida condición, sus regalos y la entrevista que
tuvieron con el rey Herodes así nos lo deja ver, ellos no permitieron que sus
riquezas, ocupaciones o posición social se interpusiera en su camino para poder
presenciar con sus propios ojos al Salvador de la humanidad. Qué gran ejemplo
nos dan aquellos visitantes del oriente, quienes se desplazaron grandes
distancias para llevar presentes al Mesías, y cuando lo encontraron se
postraron y adoraron. Que como hijos de Dios, nosotros también todos los días,
busquemos con diligencia estar frente a nuestro Salvador, para entregarle a Él
nuestra vida como una ofrenda de amor y postrados también le adoremos.
Hoy en día
muchos hombres al igual que Herodes y las personas de Jerusalén que se turbaron
cuando escucharon que el rey de los judíos había nacido, dejan que el diablo
quite de su corazón la palabra y endurecen su corazón, por lo cual no pueden
creer ni ser salvos; otros creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba
se apartan; y otros tantos por los afanes de la vida, las riquezas y los
placeres de este mundo se alejan del camino que lleva al Salvador; pero otros
al igual que aquellos sabios, son los que con corazón bueno y recto retienen la
palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
En esta
navidad, pidamos al Dios Verdadero, que nuestro corazón sea como esa buena
tierra donde su semilla caiga para dar un fruto abundante, y así, al igual que
los sabios descritos en el evangelio de Mateo, busquemos congregarnos, sin
importar lo lejos que tengamos que ir, para llevar lo mejor de nosotros y
ponerlo al servicio de nuestros Salvador.
Oración.
«Padre
amado, que tu Santo Espíritu me lleve a esa intimidad contigo por medio de
Jesús, entrego mi vida a tu servicio, te doy todo lo que soy, esta es mi
ofrenda de amor para ti, me postro delante de ti mi Señor y Salvador. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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