El evangelio del reino será predicado en todo el mundo
“Y será predicado este
evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y
entonces vendrá el fin”. Mateo 24:14
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Mateo 28:19-20
La profecía no debe generar ansiedad sino una urgencia por
expandir el evangelio, no debe producir temor sino preparación para ser esos
instrumentos de bendición, que traen esperanza a este mundo. Recordemos las
palabras de Jesús y dejemos que retumben en nuestra mente, pero que hagan un
eco en nuestro corazón: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el
mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.
Eso es parte esencial del cumplimiento, lo que significa que
la iglesia no debe esconderse sino asumir su lugar, no debe callar sino hablar
con más claridad, no debe diluir el mensaje sino intensificarlo en la medida
que las tinieblas avanzan. La luz de Cristo debe manifestarse con mayor fuerza
a través de nosotros.
Es el tiempo de empezar a hablar con convicción, no desde el
conocimiento teórico sino desde la revelación. En Daniel 11:32b dice “más el
pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará”. Es un llamado a no
paralizarnos ni rendirnos, porque el cumplimiento profético no es el fin de la
iglesia, sino su activación más poderosa, es el momento para el cual fue
preparada, una iglesia gloriosa sin mancha y sin arruga que impacte en este
mundo que ya está mostrando señales claras de su deterioro.
Vemos el control económico de unos pocos, la manipulación de
la verdad, la exaltación del hombre sobre Dios, la creación de estructuras que
parecen espirituales pero niegan el poder de la fe verdadera, lo amargo es
llamado dulce y viceversa, ese cambio de valores ya está instalado en muchas
naciones, y lo que antes era escandaloso ahora es celebrado, lo que antes se
corregía ahora se promueve, Isaías 5:20 dice: “¡Ay de los que a lo malo dicen
bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas
luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”, es una advertencia
vigente, porque cada paso que da el mundo en esa dirección es una prueba de que
lo que fue profetizado, está cumpliéndose en esta generación.
Lo que parecía lejano ahora está cerca, lo que se predicó por
años ahora es vida o muerte, lo que se ignoraba por comodidad, ahora proclama
por atención, las profecías no están dormidas, están en marcha. Preguntémonos
¿si nuestro corazón está preparado para caminar con Cristo en medio del
cumplimiento? El Señor Jesús dice: “Mirad también por vosotros mismos, que
vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de
esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo
vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra. Velad, pues, en
todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas
que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”, (Lucas 21.34-36).
Velar y orar son condiciones para permanecer firmes, nos
sostendremos espiritualmente con una vida rendida, una comunión profunda y una
obediencia radical. Recordemos que la preparación comienza en lo secreto,
porque antes de influir hay que ser formados, antes de hablar hay que oír,
antes de evangelizar hay que estar llenos del Espíritu Santo, llenos de aceite
suficiente para que alumbremos en medio de la oscuridad. No podemos improvisar
una relación con Dios, recordemos que la insensatez espiritual, la ignorancia
es negligencia y quien descuide la intimidad con Dios, difícilmente podrá
sostenerse cuando venga la prueba. Oración.
«Amado Señor, gracias por tu Espíritu que me enseña cada día,
no permitas que camine en ignorancia sino estar dispuesto a escuchar. Este
tiempo me llama a conocerte más, a cultivar un tiempo de intimidad para
prepararme espiritualmente, a pensar con mentalidad eterna, a discernir y
caminar con temor reverente, estoy siendo llamado a responder con madurez, con
fidelidad y llevando el evangelio a toda criatura, obedeciendo tu mandato. En
Cristo Jesús, amén.