jueves, 31 de octubre de 2024

El fiel y Verdadero

 


El fiel y Verdadero

“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES”. Apocalipsis 19:11-16

Jesús volverá a la tierra, pero no ya como un indefenso niño, sino como el Rey supremo, para instaurar la paz verdadera, en un reino presidido por el amor, la justicia y la unidad entre todas las naciones. Dios tiene un propósito para esta tierra, que está siguiendo de manera muy clara y rigurosa.

Su segunda venida será el momento más trascendental de la historia universal, el clímax hacia el cual todos los eventos de hoy se están dirigiendo. El contraste que aquí observamos, con respecto a su primera venida, es muy revelador.

Él vino por primera vez, como un niño que necesitó el cuidado de una familia, así fue como entró al mundo. El Salvador que murió por los pecadores en una cruz fue manso y humilde. Ahora le veremos regresar en toda su gloria y poder. ¡Qué visión tan hermosa que nos da este pasaje! El Rey coronado, que es el Verbo de Dios, vendrá a juzgar a las naciones y a condenar la rebelión de Satanás, de los demonios y de la humanidad. Él aplastará toda injusticia antes de establecer su Reino justo.

En una visión en el Espíritu en Apocalipsis 4:1-4, el cielo se abrió para permitir que Juan pudiera contemplar a los ancianos, es decir, al conjunto de la Iglesia, que estará allí: “Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas”.

Y ahora, en el capítulo 19 el cielo vuelve a abrirse para que visualice la magnífica salida del Señor Jesucristo en su regreso. El caballo blanco sobre el cual está montado es un animal de guerra, porque viene con toda majestad a establecer su reino. Cuando Jesús estuvo en la tierra, Él entró a Jerusalén humildemente, montado en un pollino, un asno joven, que, aunque era un animal de reyes, significaba paz, y no guerra.

Jesucristo es llamado aquí «Fiel», porque Él vendrá por segunda vez para llevar a cabo el plan de Dios, y todo aquello que ya había sido profetizado. El Señor Jesucristo es el único en el cual podemos confiar, y en el cual podemos descansar, porque Él es, ha sido, y será siempre FIEL.

También se le llama aquí «Verdadero». Él es verdadero. Él dijo: «Yo soy la verdad». (Juan 14:6). Él es la vara que mide la verdad. Juan dice: «Y había en su cabeza muchas diademas», esto nos indica que Él será el único gobernante de esta Tierra. Su gobierno no hará concesiones, será justo y verdadero. Él será el Rey de reyes y el Señor de señores.

Por eso, cuánto más le conocemos, más cercanía e intimidad experimentamos en su presencia; nuestro amor por Él debe aumentar, como también nuestro deseo de «ser como Él es», y de hacer lo que Él nos pide hasta que vuelva.  Oración.

«Espíritu Santo ayúdame a conocer más la persona de Jesucristo y plasmar en mi corazón esa imagen que me da Apocalipsis, de que es un Dios Santo, Fiel y Verdadero, lleno de gloria y majestad. Señor Jesús eres mi Rey, quién gobierna mi vida y anhelo que vengas a establecer ese reino eterno también en esta tierra como Rey de reyes y Señor de señores. Señor Jesús, te amo, te anhelo y te espero, amén.

miércoles, 30 de octubre de 2024

 


Dios me sostendrá

“Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho. Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagamos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad. Y dijo uno: Te rogamos que vengas con tus siervos. Y él respondió: Yo iré. Se fue, pues, con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron la madera. Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah, señor mío, era prestada! El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro. Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó”. 2 Reyes 6:1-7

En los días del profeta Eliseo había una escuela preparatoria para los profetas, había crecido tanto que los alumnos le dijeron a Eliseo que la ampliara con la ayuda de ellos. Cada uno hizo su trabajo y el profeta los dirigió. Uno de sus alumnos perdió un hacha que era prestada, con la ayuda de un palo que Eliseo empleó, el hierro salió a la superficie y el joven la rescató. Preguntémonos: ¿qué tiene que ver esto con la vida espiritual?

Muchas veces en nuestra vida suceden cosas que para nosotros son importantes, pero para otros quizás no; y por eso, no les interesa por lo que estamos atravesando y nos encontramos solos enfrentando una situación. En este pasaje vemos que Eliseo sí estaba prestando atención al problema del muchacho que estaba preocupado, fue al único que le preguntó ¿dónde cayó el hacha? Es quizás la pregunta que Jesús nos hace hoy, porque esa hacha representa una situación que nos preocupa. Digámosle a Dios donde está, porque Él está atento a lo que nos ocurre, sabe qué tenemos en mente y por lo que estamos orando. Lo importante no es que nos pregunte cuál es nuestra preocupación, porque Él lo sabe todo, sino que entendamos que está a nuestro lado. 1 Pedro 5:7 dice: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. Y el salmo 55:22 dice: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo”. Dios nos sostendrá, no permitirá que caigamos y quedemos abatidos.

Dios hizo un milagro a través de Eliseo cuando tomó el palo y lo tiró donde había caído el hacha, el hierro flotó, algo que no es natural. Fue un milagro de poder que nos recuerda, que lo que nosotros no podemos hacer Dios sí lo puede hacer. Lo que empieza con un contratiempo, Él lo transforma en bendición.

Pensemos que esa situación, esa enfermedad, ese desafío, ese faltante, será la plataforma para que el Señor a través de nuestra vida muestre su poder.    Oración.

«Amado Dios, muestra tu poder en medio de mis circunstancias difíciles, aumenta y fortalece mi fe, eres Todopoderoso y todas esas dificultades van a salir a flote y las vas a resolver. Eres el que puede hacer lo imposible. Gracias por entenderme y estar a mi lado incondicionalmente, en el nombre de Jesús, amén.

martes, 29 de octubre de 2024

Milagro de vida

 


Milagro de vida

“Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama. Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová. Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos. Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo. Y así que ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y salió”. 2 Reyes 4:32-37

Este es uno de los pasajes más impresionantes del poder de Dios obrando a través de su siervo. Eliseo al sentirse agradecido con la mujer sunamita por su hospitalidad y generosidad quería ayudarla, pero no sabía cómo hacerlo pues era una mujer pudiente que no le faltaba nada; le pidió entonces a su siervo Giezi que averiguara, él le informó que no tenía ni un solo hijo. Eliseo guiado por el Espíritu de Dios, le prometió que tendría un hijo dentro de un año. Como Sara (Génesis 18:10-15), ella resistió la idea y respondió con duda. Como quiera, antes de pasar un año se cumplió cabalmente la palabra profética.

Después de varios años, cuando el niño tenía como cinco o seis años, se enfermó repentinamente y murió. En ese momento tan difícil el corazón de la sunamita se desmoronó. Su seguridad y autosuficiencia de antes cuando no necesitaba del profeta se terminó, ahora se transformó en un dolor inconsolable. Llevó el cadáver del muchacho a la habitación del santo hombre de Dios, que ella había construido para él, y se fue a buscar a Eliseo al monte Carmelo llena de fe y esperanza de que pudiera hacer algo; con angustia casi incontrolable la señora le agarró por los pies, signo de respeto y deferencia.

Con sentimientos encontrados le recordó al profeta que ella no había pedido un hijo de él aun cuando él lo había prometido. Eliseo se sintió desconcertado y sin reprenderla admitió que Dios no le había comunicado el problema de la señora como antes. Eliseo reinterpreta las amargas acusaciones como una petición desesperante.

Cuando el profeta llegó a la casa, todavía el niño no daba señales de vida. Eliseo entró solo a la habitación, primero oró personalmente a Jehová y luego dice 2 Reyes 4:32-37: “Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos”.

¡Ocurrió un milagro de vida! cuando el profeta ejerció el poder sagrado de la oración, unido a la fe y a la confianza en Dios y Él obró sobrenaturalmente. Solo Dios tiene la potestad de dar vida a cualquier situación, Él puede resucitar cualquier área de nuestra vida porque no se ha olvidado de sus promesas; Él trae salvación y vida a todo aquel que en Él cree, nos resucitó de la muerte espiritual para darnos vida en abundancia.

Por eso, es el momento de confiar en el Dios que todo lo puede y tiene el control absoluto de todas las cosas.    Oración.

«Señor, has vencido en la cruz para darme vida en abundancia. Sopla aliento de vida sobre cada una de mis situaciones. Dios de milagros, presento delante de ti mi necesidad y pido la presencia de tu Espíritu obrando poderosamente y vivificando cada área de mi ser. Entrego mi salud espiritual, emocional y física; la de mi familia y la de la iglesia, para que hagas una renovación total, clamo por un milagro de vida, sé que lo harás. En el nombre de Jesús, amén.

lunes, 28 de octubre de 2024

La obediencia trae bendición

 


La obediencia trae bendición

“Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio? Él entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio”. 2 Reyes 5:10-14

Aquí vemos la transformación en el carácter de un hombre leproso, pero orgulloso de corazón. Pensó que el profeta iba a hacerle un escenario para sanarlo, pero se encontró con uno que ni siquiera salió a recibirlo, sino que le envió un mensajero diciéndole que fuera al río Jordán y se lavara siete veces. Su orgullo salió a flote, pues se sentía una persona importante para que lo tratasen con tanta indiferencia, pensaba que merecía un trato especial, quizás un toque sobrenatural por parte del profeta.

Con Dios las cosas funcionan diferente a lo que pensamos, porque sus métodos siempre apuntan a tratar nuestro carácter y transformar nuestro corazón y son diferentes para cada uno, por eso las reacciones también son diferentes. A veces pasa que nos enojamos con Dios porque no obra conforme queremos. Ya la respuesta de Dios estaba declarada sobre Naamán a través del profeta, simplemente tenía que obedecer. Para ello necesitaba primero quitar la prepotencia, esa corona de altivez y ser humilde. Debemos entender que cuando Dios ya ha dado la orden y ha desatado el milagro sobre nuestra vida, debemos quitar cosas que estorban la bendición que Dios quiere darnos.

Este general activó el poder de Dios cuando decidió humillarse y dejarse transformar. Tenía que zambullirse siete veces para arrojar esa vieja naturaleza pecaminosa. Recordemos que el Señor dice que al altivo lo mira de lejos (Salmos 138:6). Si buscaba una cercanía con el Dios de Israel debía quitar el orgullo de su corazón. Hubo una transformación y restauración no solo física sino espiritual.

Cuando de nuestro corazón salga todo lo que no agrada a Dios y obedecemos, nos dará la respuesta que necesitamos. Dios va a restaurarnos cuando saquemos todos los impedimentos que estorban su bendición. Ya la Palabra fue dada sobre nosotros, promesas de sanidad, de provisión, de paz, de perdón, de restauración; Él ya tiene lo que necesitamos, simplemente obedezcamos para activar su poder en nuestras vidas, su anhelo es que seamos bendecidos.

El resultado de la obediencia es el poder de Dios trayendo milagros, sanidades y prodigios sobre nosotros.     Oración.

«Señor perdóname si mi carácter y desobediencia, han estorbado la bendición que quieres darme, quizás he esperado que obres a mi manera, te pido perdón por eso. Transforma mi corazón, quita mi orgullo y mi enojo, no quiero alejarme de tu gracia y dejar de creer, de orar o de buscarte. Tengo el Jordán de la sangre del Cordero que me limpia de toda contaminación y me restaura. Hoy como Naamán quiero entrar en el río de tu presencia y experimentar tu poder, amén.

domingo, 27 de octubre de 2024

Compartir la esperanza de la sanidad divina

 


Compartir la esperanza de la sanidad divina

“Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso. Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”. 2 Reyes 5:1-3

Vemos aquí, que la posición de la sierva era servir a la esposa de su amo solamente, pero no le dio temor presentar al Dios de Israel y declarar abiertamente que el profeta que estaba en Samaria podía sanar a su esposo de la lepra. Su señora se dispuso a escucharla, quizás estaba sufriendo mucho con la enfermedad de su marido. Esta muchacha hizo lo que humanamente podía hacer movida por su compasión, pero entendía que Dios podía hacer lo sobrenatural.

Vemos la importancia de compartir la esperanza de la sanidad divina con otros. La puerta para la sanidad de Naamán fue abierta por una muchacha judía que le recomendó buscar al profeta Eliseo. Hacemos bien cuando testificamos a otros tanto del poder salvador como del poder sanador de Jesús. No tengamos temor de confesar nuestra fe en Él, porque Dios sabe qué hacer con cada persona. A Naamán se le dijo que se lavara siete veces en el río Jordán y esto no le gustó. Su soberbia y orgullo oculto salieron a la luz, pero cuando se dispuso a obedecer y ser sumiso a la orden de Eliseo, se abrió el camino de la sanidad.

Nosotros podríamos afrontar un llamado similar, ya que a veces la acción obediente constituye un paso para recibir sanidad. Por ejemplo, Jesús les dijo a los 10 leprosos que se mostraran al sacerdote y fueron sanados luego de haber obedecido (Lucas 17:12-14). En ocasiones, algunas personas por las que oramos para que reciban sanidad se rinden cuando no ven la sanidad inmediata y decaen en su fe, en lugar de buscar a Dios. A veces hay que dar un paso de obediencia que fortalezca la fe.

Qué ejemplo tan grande el de esta joven, no nos puede dar temor presentar a Jesús, ni hablar de Él, no nos puede dar miedo compartir a ese Dios de salvación, el Dios que nos da vida. Que hoy nuestra fe traiga sanidad a la vida y a la casa de alguien más.    Oración.

«Amado Dios, permite que mi vida, mi posición, mis recursos y mi tiempo sean usados por ti para servir a otros, por eso ayúdame a llevar las buenas noticias de salvación, ayúdame a creer lo que tú eres capaz de hacer. Quiero ser de bendición para otras personas, porque la oración eficaz del justo puede mucho. Mi oración puede llevar salvación, sanidad y restauración a otro hogar, en el nombre de Jesús, amén.

sábado, 26 de octubre de 2024

La oración, la persistencia y la fe

 


La oración, la persistencia y la fe

“Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. A la séptima vez dijo: «Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Vé, y dí a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje. Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel. Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel”. 1 Reyes 18:41-46

Los tiempos de sequía espiritual, donde no vemos nada, prueban nuestra fe. Podemos desanimarnos, dejar de orar y de congregarnos; o por el contrario disponernos a orar y esperar la respuesta del Señor en su tiempo perfecto. Aprendamos tres cosas del profeta Elías:

1) El poder de la oración. Nos lleva a entender que pase lo que pase debemos seguir orando. Es decirle al Señor: “estoy en sequía, pero yo dependo de ti”. Él nos da esperanza, mira nuestra situación, nos instruye y fortalece en la espera. El salmista nos aconseja aguardar, esperar el tiempo de la respuesta, confiando plenamente en la bondad de Dios, como dice Salmos 27:13-14: “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”.

2)El poder de la persistencia. ¿Cuántas veces tenía que subir el criado de Elías a ver una señal de lluvia? Siete veces. Muchas veces en la vida cristiana hay que insistir, resistir y clamar. Ya Elías había recibido la Palabra de que iba a ver una gran lluvia después de tanta sequía. Sólo se arrodilló y dependió absolutamente de Dios. Independientemente de las circunstancias o de toda intervención del enemigo que quiere que dudemos de las promesas de Dios, no nos desanimemos porque el Señor siempre cumple su Palabra, Números 23:19 “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”.

3)El poder de la fe. La fe es cuando no vemos nada o vemos algo muy pequeño, pero estamos seguros de que Dios va a actuar y seguimos persistiendo en oración. Elías creyó y declaró a Acab: “Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye”, llamando las cosas que no son como si fuesen. Perseveró en la oración, hasta que vio la respuesta. Romanos 4:17 dice: “(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen”.

Pidamos a Dios que hoy se detenga toda sequía en nuestras vidas, espiritual, emocional y física y que demos paso a un cambio de bendición y restauración donde sólo Él hará cosas nuevas.  Oración.

«Señor, quizás ahora no vea nada, pero persisto en orar y pedirte por la salvación de mi país, de mi ciudad, de mi familia, amigos y conocidos, quiero ver una mano pequeña que se extiende por tu infinita misericordia, trayendo salvación y vida eterna. Por eso te clamo para que se abran los cielos y que los tiempos secos se vayan, que llegue una lluvia fresca y una gran bendición para que todos lleguen al conocimiento de tu voluntad, en Cristo Jesús, amén.

viernes, 25 de octubre de 2024

La casa edificada sobre Cristo

 


La casa edificada sobre Cristo

“Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros. Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo. Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo”. Josué 3:5-7

Josué le pidió a la gente que se separara de todo lo impuro y se consagrara por completo al Señor. Un milagro estaba próximo a ocurrir, el río Jordán se iba a abrir para que su pueblo llegara a la tierra prometida. Por medio del milagro que siguió a estas palabras, el pueblo llegó al convencimiento de que la mano de Dios estaba sobre su nuevo líder Josué.

A través de este pasaje se nos hace un llamado a un tiempo de santificación y consagración a Dios. Como dice Josué 3:5: “santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros”. Si le obedecemos veremos su respuesta. Por eso debemos humillarnos y despojarnos de todo lo que no le agrada. Necesitamos que su Santo Espíritu nos llene y nos redarguya de pecado, justicia y juicio y nos conduzca al arrepentimiento; a santificar y consagrar nuestras vidas.

Empecemos por decirle al Señor “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío”, Salmos 19:14. Esta es una confesión de fe, señala la importancia de que nuestras palabras y pensamientos sean consistentes con la Palabra y la voluntad de Dios. Que todo lo que hablemos y nuestro corazón murmure, sean un deleite para nuestro Señor. Nuestras palabras reflejan lo que nuestros corazones sienten y piensan. Deberían confirmar lo que creemos acerca de Dios, de su amor y su poder. Que el Señor nos haga esos hijos que apartamos tiempo para Él, que estamos en su presencia, que escuchamos su voz y la obedecemos.

Queremos estar firmes para poder pasar el Jordán, ese Jordán que son nuestras adversidades que no nos dejan disfrutar de la tierra prometida. Pidamos al Señor que nos ayude a pararnos firmes frente a las adversidades y aunque pasemos por el agua no nos anegaremos y por el fuego no nos quemaremos, porque Él está con nosotros. Que levante no solo a nuestra familia sino a toda la iglesia, sacerdotes que intercedan ante Él para que nuestras casas sean guiadas por su Espíritu Santo, santificando a nuestras familias y a nuestra iglesia.

Hagamos un pacto como lo hizo Josué diciendo: “pero yo y mi casa serviremos a Jehová”; Josué 24:15b.   Oración.

«Señor, hoy declaro que mi vida y la de mi familia caminan en pos de ti, por tu Palabra que es viva y eficaz, que me dice que somos tierra fértil y que harás maravillas en medio de nosotros. Cuando nos santifiquemos y nos consagremos a ti, podremos ver tu gloria y ser testigos de tu verdad, amén.

jueves, 24 de octubre de 2024

Adoremos a Dios

 


Adoremos a Dios

“Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran”. Nehemías 9:6

En tiempos de Nehemías la restauración no solo se limitó a los muros físicos y la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén, sino que se levantó un avivamiento cuando el pueblo restauró su condición espiritual y se acercó a Dios y a su Palabra, confesando sus iniquidades y clamando en voz alta a Jehová su Dios, adorándolo de corazón, Nehemías 9:4-5

Una profunda adoración a Dios comienza cuando confesamos nuestros pecados y reconocemos que hemos transgredido sus mandamientos. Si su Majestad suprema es reconocida por toda su creación, nosotros sus hijos, aún más debemos reverenciarlo reconociendo que Él gobierna, sobre todo.

Nehemías 9:3 dice: “Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios”. La restauración espiritual empieza cuando anhelamos la Palabra de Dios, ella es viva y eficaz, y llega a lo más profundo de nuestro ser y discierne nuestros corazones y nuestras mentes, para que reconozcamos cuanto le hemos fallado a Dios y nos volvamos a Él en arrepentimiento, entonces nuestro corazón es cambiado en un corazón adorador.

Esa confesión genuina debe llevarnos a apreciar quién es Dios, porque desde el principio de la creación Él se ha revelado a sí mismo como el único digno de toda exaltación y alabanza. Sólo Él es Dios. El Dios justo ha creado y preservado el mundo, y los ejércitos celestiales lo adoran.

Demostró que es justo al cumplir su Palabra, entonces podemos enumerar todas sus misericordias y favores; y conocer los pensamientos que tiene hacia nosotros, pensamientos de paz y no de mal, para darnos un futuro y una esperanza, Jeremías 29:11. Su bondad paterna nos ha favorecido, porque al darnos a su Hijo en propiciación por nuestros pecados nos ha dado nueva vida y un destino eterno.

Unámonos hoy a la adoración celestial y de toda su creación diciendo: “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado… diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”, Apocalipsis 15:3-4; Apocalipsis 14:7

El cántico de Moisés que fue un canto de redención cuando atravesaron el mar Rojo es ahora el cántico del Cordero, una celebración de la soberanía y el poder de Dios.  Oración.

«Amado Dios, ¡que seas alabado y glorificado siempre! Y todo lo creado se someta a tu soberanía. Hoy te pido que mi corazón se rinda a ti en adoración, reconociendo tu señorío sobre mí, solo tú tienes el control de todo, solo tú eres digno de exaltación y de alabanza, amén.

martes, 22 de octubre de 2024

Nadie es más grande que tú

 


Nadie es más grande que tú

“Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” 1 Reyes 18:36-39

ste es un gran ejemplo de fe. Elías hizo un altar para el holocausto y pidió al Señor que descendiera fuego del cielo y lo consumiera; con esto demostraría la grandeza de Dios a un pueblo que se había inclinado a dioses ajenos, para que recapacitaran y se volvieran al Dios verdadero. Hay personas que claudican entre dos pensamientos y no se deciden por Dios, quizás como el pueblo de Israel necesitan una demostración sobrenatural para creer. Sin embargo, en tiempos de Jesús aun ni las señales y milagros hicieron que las personas se convirtieran a Él.

Elías dijo: “Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado”. 1 Reyes 18:30. Preguntémonos en esta mañana: ¿hace cuanto has dejado de acercarte verdaderamente al Señor? ¿Hace cuanto está destruido tu altar de adoración? El altar significa la presencia de Dios en el centro de nuestra vida, pero muchas veces nuestra falta de comunión con Dios, la pereza, la desidia y los afanes de esta vida, nos impiden buscarlo. Hoy a través de Elías se nos hace un llamado a reconstruir el altar para la oración, la Palabra y la adoración a nuestro Dios. Y quizás vemos a nuestras familias divididas entre dos pensamientos, porque no ven en nosotros un claro testimonio de fe. Así como Elías, convoquemos a nuestra familia delante de Dios, motivémoslos a buscar su rostro, entonces si levantamos un altar de comunión con Dios en nuestro hogar, empezaran a ver la grandeza del Señor, porque encenderá el fuego del Espíritu en nuestra casa y nos recordará que Él es el hacedor de milagros, que puede transformar cualquier situación y obrará poderosamente si levantamos nuestra fe y oramos unidos.

Cuando sabemos Quién es el Dios en el que creemos, podemos pedir lo imposible, Él no nos dejará avergonzar, porque siempre va delante de nosotros, abrirá caminos y obrará en la vida de todos los que lo invocan de verdad.

La Biblia está llena de personas que creyeron lo que Dios es capaz de hacer y que recibieron grandes respuestas a sus oraciones. Mujeres y hombres de fe que clamaron a Él con todo el corazón. Por eso recordemos lo que dice Jeremías 33:3 “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.    Oración.

«Señor, tú eres Dios sobre todas las cosas, nadie es más grande que tú, por eso te pido que levantes mi vida y la de mi familia, que podamos reconstruir nuestra comunión contigo, aviva el fuego de tu Espíritu en nuestro corazón y aumenta nuestra fe. Obra poderosamente, contesta cada una de nuestras peticiones y haz que nuestra vida resplandezca para que otros crean que tú eres el Dios grande y verdadero, amén.

lunes, 21 de octubre de 2024

El reino eterno

 


El reino eterno

“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación”. Daniel 2:44-45

Daniel interpretando el sueño del rey Nabucodonosor dijo que habría una sucesión de reinos: el babilónico, el medo-persa, el griego y el romano, pero el punto clave es que todos esos imperios del mundo llegarían a su fin, ninguno sería eterno.

Daniel habló entonces de un reino que nunca sería destruido, sino que duraría para siempre, este reino se basa en la roca cortada de un monte y no por manos humanas, una roca que rompió el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro en pedazos, Daniel 2:34-35.

Esa roca “golpeó la estatua” y se convirtió en una gran montaña que llenó toda la tierra. Ahora a través del lente de Jesús, vemos que esa roca es Cristo como dice 1 Pedro 2:4-8 “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados”.

Isaías 28:16 nos dice “por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure”. Esa piedra es el Hijo de Dios, su origen divino, su reino eterno. Su reino ha tenido un crecimiento desmedido y llegará el día en que llenará toda la tierra. En la actualidad hay más de 2000 millones de personas que profesan el nombre de Jesús. Alegrémonos porque su reino no tendrá fin.

Jesús no buscó la afirmación humana vino a obedecer a su Padre y buscó complacerlo, estuvo dispuesto a morir por la salvación de la humanidad. Él es Santo y sublime, adorémosle hoy.    Oración.

«Padre amado gracias por tu inagotable amor mostrado al enviar a tu Hijo a morir por nuestros pecados y dar salvación a toda la humanidad. Tú eres Santo Jesús y reinas por la eternidad, gracias por llamarme de las tinieblas a tu luz admirable y trasladarme a tu reino eterno, ya no pertenezco a este mundo sino a ti, por eso quiero adorarte eternamente y para siempre, amén.

domingo, 20 de octubre de 2024

Nuestro Dios grande y fuerte

 


Nuestro Dios grande y fuerte

“Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mandase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo”. Daniel 3:4-6

Al estudiar la verdad de la Palabra de Dios creceremos en la fe y proclamaremos valientemente que “hay un Dios y que es grande”, contrario a lo que el mundo dice que: “Dios no existe”. Tengamos coraje de declarar que hay un Dios a pesar de lo que los demás puedan estar diciendo y haciendo.

Daniel y los tres amigos creían en su Dios y por lo tanto se negaron a contaminarse con la cultura babilónica, proclamaron valientemente que solo lo adorarían a Él. Daniel estaba convencido de que hay un Dios en el cielo, Daniel 2:28, con esa convicción se enfrentó a todas los desafíos y pruebas en Babilonia, la revelación de los sueños, arriesgar su vida y la de sus amigos al ser amenazados con el horno de fuego y el foso de los leones, por su firme creencia en un Dios que existe y su compromiso de solo adorarle a Él.

Cuando tenemos una firme convicción de quién es nuestro Dios y lo que es capaz de hacer, entonces podemos, como los amigos de Daniel, defender nuestra fe. “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”. Daniel 3:17-18

Así como Daniel reconoció que todo lo que el Señor le había dado era por su gracia, al darle el don para interpretar sueños; nosotros debemos reconocer que Dios nos ha dado todo lo que tenemos, que Dios nos ha puesto en la posición en que estamos y que Dios nos ha hecho quienes somos.

Proclamemos la grandeza de Dios y digamos como el salmista: “Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses. Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos”. Salmos 135:5-6

Declaremos que Dios es bueno, que Él creó el mundo y lo sostiene; y nos rodea de su maravillosa protección, estas evidencias deben sustentar nuestra creencia de su grandeza y fortaleza. Respondamos ante eso con alabanza y adoración.  Oración.

«Señor, gracias porque mi fe está basada en la experiencia de mi relación contigo. De nuevo confío mi vida en tus manos. Hoy quiero alabarte y adorarte. Ayúdame a proclamarte al mundo con mi vida y mis labios; y decir que hay un Dios grande y poderoso que es bueno y que sustenta todas las cosas que Él creó. Tengo muchas razones para depositar mi confianza en ti. Amén.

sábado, 19 de octubre de 2024

Cuando Dios da una orden

 


Cuando Dios da una orden

“Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado” Mateo 8:18

“Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. “Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?” Mateo 8:23-27

Cuando Dios da una orden debemos estar dispuestos a obedecer. El salmo 107:20-21 dice: “Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina. Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres”. Aquí envió su orden y los sanó e hizo maravillas. En este casó tras la orden vino una gran bendición.

Pero, ¿qué pasó ese día con los discípulos?, El Señor dio una orden: “pasemos al otro lado” y lo primero que se levantó fue una gran tempestad. Esto se parece a esas situaciones que son invencibles, pero debemos recordar que en el trayecto de nuestra vida no vamos solos, va Jesús con nosotros y Él ya trazó la ruta hacia donde nos está direccionando.

A veces, Dios puede desatar una orden sobre nuestra vida, una promesa de bendición, pero se levantan tormentas para no dejarnos alcanzar el propósito que Dios tiene con nosotros. Su Palabra fue enviada sobre nosotros, sin embargo, las situaciones que estamos atravesando quieren interponerse para que no avancemos, vienen las pruebas que nos hacen dudar de lo que Él ya dijo; es ahí donde nuestra fe es probada. Independientemente de la circunstancia debemos obedecer lo que el Señor nos pide, para poder llegar al otro lado, a otro nivel espiritual donde Él quiere llevarnos.

El Salmo 147:18 dice: “Enviará su palabra, y los derretirá; soplará su viento, y fluirán las aguas”. Tanto su Palabra como la presencia del Espíritu Santo tienen el poder para hacernos salir de una circunstancia porque ya Dios envió su Palabra.

Recordemos cuando en Egipto se levantó Faraón contra el pueblo de Israel, Dios le dio una orden a Moisés en Éxodo 14: 15-16 “Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”. Dios peleó por su pueblo cuando obedecieron y cruzaron el mar Rojo.

Ya la orden fue desatada sobre nosotros, no hay tormenta, ni faraón, no hay gigante que se levante en nuestra contra y detenga el propósito de Dios. Habrá oposición, confusión, desorientación como la que tuvieron los discípulos ese día, nuestra fe puede menguar por dudar, habrá situaciones en las que no sabremos qué hacer, pero no nos dejemos desviar de lo que el Señor nos ha dicho, recuerda que la fe es la que vence al mundo.  Oración.

«Señor, en el Salmo 107:28-30 dice: “Entonces claman a Jehová en su angustia, y los libra de sus aflicciones. Cambia la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas. Luego se alegran, porque se apaciguaron; y así los guía al puerto que deseaban”. Ya diste la orden sobre mi vida y has establecido tu propósito para mí, acrecienta mi fe para vencer cualquier prueba que quiera apartarme del camino que ya me has trazado, amén.

viernes, 18 de octubre de 2024

Pon tu confianza en el Dios de toda gracia

 


Pon tu confianza en el Dios de toda gracia

“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos”. Daniel 1:8-9

Este mundo en el que vivimos tiene estándares diferentes a nosotros los hijos de Dios. El ejemplo de Daniel de no contaminarse espiritualmente con las costumbres babilónicas nos sirve para aprender a desenvolvernos en nuestra sociedad sin hacer concesiones, sin comprometer nuestras creencias. Podemos estar en el mundo, pero no contaminarnos con él, estamos continuamente expuestos a todo lo que este ofrece, pero el Espíritu Santo nos ha dado dominio propio y discernimiento para tomar decisiones sabias y saber qué nos conviene y qué no. Como Pablo nos enseña en 1 Corintios 6:12 “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna”.

Al igual que Daniel estamos llamados a una vida de pureza y a estar en paz con todos, esto solo se logra si caminamos en una relación cercana con Dios, independientemente del lugar donde estemos. Una vida de oración consistente como la de Daniel, nos garantiza la intervención divina cuando la necesitamos. Veamos Daniel 6:10 “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes”. Siempre oraba, pero lo hizo aún más cuando salió el edicto que obligaba a todos sin excepción a adorar la estatua del rey Nabucodonosor. Él nunca quebrantó su fe a pesar de la amenaza de muerte, sino que se arrodilló ante nuestro Dios grande y soberano, confiando en que su amor y poder lo librarían.

Si queremos dejar algo que estorba nuestra vida cristiana, la decisión debe salir de nuestro corazón, así como Daniel “se propuso en su corazón no contaminarse”. Esta determinación expresa nuestra fidelidad a los principios de Dios, de hacer lo correcto y no ceder a las presiones que nos rodean. Todos los días somos tentados a bajar nuestras normas y a vivir como el mundo nos dicta. Debemos resistirnos si queremos ser fieles y deseamos hacer primero la voluntad de Dios, obedeciéndolo en todo.   Oración.

«Alabado seas mi Dios, Creador del cielo y la tierra; quién me bendices, ayúdame como a Daniel a vivir una vida de pureza y santidad. Quiero tener una estrecha e íntima relación contigo, por medio de la oración y el conocimiento de tu Palabra. Te pido sabiduría y poder para caminar en este mundo sin contaminarme, antes hazme fiel a ti, para que sea influencia para que otros te conozcan. En el nombre de Jesús, amén.

jueves, 17 de octubre de 2024

Hambre y sed de tu Palabra

 


Hambre y sed de tu Palabra

“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán”. Amós 8:11-12

“Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. 2 Timoteo 4:2-4

En tiempos del profeta Amós, la gente tenía todos los lujos que querían comprar, era una época de mucha prosperidad económica para Israel y Judá; pero sentían en su corazón un gran vacío, pues el rey Amasías había prohibido proclamar la Palabra de Dios. Las personas querían escuchar una palabra verdadera que les diera dirección a sus vidas, pero no había ninguna palabra para orientarlos; pues se levantaron profetas y sacerdotes falsos que decían siempre lo que más les agradara.

Israel, distinta a las demás naciones se había fundado sobre la Palabra de Dios, Él les había ordenado todo lo que debían comer, cómo vestir, qué animales domesticar, cómo tratar a los demás. Y ahora Dios estaba callado, había retirado su consejo, su enseñanza. Habían roto su pacto con Dios. La idolatría, la opresión de los ricos sobre los pobres, el sistema judicial corrupto y la inmoralidad generalizada, contristó el corazón del Señor y su paciencia se había agotado, el castigo era inevitable y la nación sería destruida a menos que cambiaran su corazón y se volvieran a Él.

Ahora se repite la historia, Dios ha sido sacado de todos los ámbitos y las naciones van camino a la destrucción. Hoy se nos exhorta a predicar la Palabra a tiempo y fuera de tiempo, porque muchos tienen comezón de escucharla; pero si están prestos a oír las mentiras y el engaño de las ideologías modernas que los apartan cada vez más de la verdad, Llegará el momento cuando esta generación se va a dar cuenta de la gran verdad de Mateo 4:4 “que no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, porque el hambre más grande que podemos sentir no se satisface con pan y carne; podemos tenerlo todo y sentirnos totalmente vacíos.

Muchos todavía siguen buscando la respuesta para los problemas de la vida en otras partes excepto en las Escrituras, están buscando la dirección verdadera pero no saben dónde hallarla. Jesucristo es la respuesta porque sólo en Él y en su Palabra seremos verdaderamente libres y podremos disfrutar la vida abundante que nos ofrece. Oremos para que el deseo de buscar a Jesús y su Palabra no sea demasiado tarde para esta generación, (Isaías 55:6).    Oración.

«Señor, Gracias por tu Palabra, soy afortunado de tener toda la Escritura para leerla. Dame sed y hambre por tu Palabra. Abre mis oídos espirituales para que sean prontos para escucharla, abre mi mente para meditarla y dispón mi voluntad para ponerla por obra. Quita toda distracción que no permita que pueda asimilarla para conectarme contigo, que cada día sea mi deleite, porque con ella me guías, me enseñas, me purificas y me santificas. En el nombre de Jesús, amén.

miércoles, 16 de octubre de 2024

Jesús eres el centro de todo

 


Jesús eres el centro de todo

“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado. Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Isaías 55:1-7

“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Juan 7:37-38

Este pasaje profético es un llamado a las naciones para que se vuelvan a Dios en arrepentimiento en estos tiempos de sequía espiritual. Él ya ha dado su provisión: la salvación por medio de su Hijo Jesucristo, quién con su obra en la cruz, ha dado perdón de pecados, salvación y vida eterna. En Jesús hay suficiente para todos los que se acercan a Él y lo invitan a ser el centro de su vida como Señor y Salvador personal.

Los que están satisfechos con el mundo no ven la necesidad de Cristo. Están secos espiritualmente y tratan de satisfacer esa sed con las cosas mundanas. Jesús nuevamente está haciendo una invitación para todos “Si alguno tiene sed venga a mí”. Él es la Fuente abierta, es la Roca golpeada, es el agua viva que trae sanidad espiritual, emocional y física, 1 Corintios 10:4.

En Isaías el Señor dice: “venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche”. Jesús nos hace una oferta gratuita, su gracia salvadora para que nos apropiemos de ella y que satisfagamos todo nuestro ser. En Cristo lo encontramos todo. Todo lo que ofrece ya fue pagado por Él, lo adquirió con el precio total de su preciosa sangre, como dice 1 Pedro 1:18-19 “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.

El Señor anhela que todos los hombres se salven por eso su oferta sigue en pie: “Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma”. Solo hay que aceptarla. Él conoce el corazón humano y sabe su gran necesidad, porque el mundo y sus placeres jamás darán plenitud al alma sin Dios. Que las frustraciones y la falta de propósito en la vida impulsen a las personas hacia Cristo y a buscar la satisfacción sólo en Él.

Busquemos y clamemos al Señor mientras esté cerca. Dios no planea apartarse de nosotros, pero a menudo somos nosotros los que nos apartamos de Él y sufrimos las consecuencias de alejarnos de su Presencia. Busquemos a Dios ahora, mientras podamos, antes de que sea demasiado tarde.    Oración.

«Jesús perdóname por las veces en que me he alejado de ti, si tú no estás en el centro de mi vida, entonces nada más importa. Me pides que te busque mientras puedas ser hallado, anhelo encontrarte y acercarme a ti; muéstrame cómo vivir una vida completamente dedicada a la gloria de tu nombre, gracias por llenarme completamente con tu Presencia, amén.

martes, 15 de octubre de 2024

Sal de la cueva

 


Sal de la cueva

Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender”. Salmos 139:1-6

“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz”. Salmos 139:7-12

Este salmo nos quita las máscaras del engaño y la hipocresía que a veces estorban nuestra relación con Dios y la vida de la iglesia; pues Él sabe y conoce todo de nosotros, nuestros más íntimos pensamientos y las intenciones de nuestro corazón. Es un Dios omnisciente. Nos lo enseña no con conceptos abstractos, sino con hechos concretos de la vida cotidiana. Él nos examina y puede discernir nuestras necesidades más íntimas. Es una verdad maravillosa saber que nos conoce personalmente, no somos un número más, somos sus hijos, sabe cuándo nos levantamos, nos sentamos, caminamos y nos acostamos, es decir la totalidad de nuestro día.

Aún más, lee nuestros pensamientos, conoce nuestros proyectos, sueños, deseos, anhelos y propósitos. Nada se escapa de su conocimiento, esto debería alegrarnos, al saber que su Presencia jamás se va; como dice el salmista “Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano”, manifestando de esta manera su protección y cuidado que nos da seguridad. Nuestra mente finita no alcanza a comprender cómo sabe todas las cosas, Él conoce detalles de millones de personas a la vez.

Dios es omnipresente; está donde quiera que nosotros vayamos, donde está el Espíritu de Dios, allí también está su Presencia. No hay lugar en el universo donde uno pueda escapar de Él, su Presencia es infinita, todo hace parte del universo que Él creó y que señorea. No podemos huir de Dios, en cualquier situación por oscura que sea, nos asirá con su diestra, nos sostendrá y nos guiará.

Recordemos cuando Elías huyó porque tenía miedo y se escondió en una cueva; era un hombre de carne y hueso, sujeto a las mismas pasiones y necesidades espirituales que nosotros, estaba amenazado de muerte y perseguido por la incredulidad de Israel. Es aquí donde Elías se encuentra con Dios. Y es aquí donde Dios le hace dos veces una pregunta: “¿Qué haces aquí, Elías?”, y le ordenó: “Sal fuera y ponte sobre el monte en presencia del Señor”. (1 Reyes 19:9,11,13)

Esa misma pregunta nos la hace hoy: ¿Qué haces aquí?; no sé qué situación nos tiene escondidos en la cueva, pero es el momento de salir y escuchar su voz. Entremos en su Presencia, solo ahí encontraremos su respuesta, su dirección y su respaldo, su amor inagotable es nuestra defensa.    Oración.

«Señor gracias porque tu Presencia irá conmigo y me darás descanso; gracias por caminar a mi lado y por no dejarme. Aunque las situaciones parezcan difíciles, no puedo huir ni esconderme de los problemas, porque todo lo sabes y conoces cada pensamiento en mi mente, tengo la certeza de que tu diestra me asirá para que no resbale, ni caiga, Amén.

lunes, 14 de octubre de 2024

Un lugar tranquilo

 Un lugar tranquilo

“Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto”. Marcos 6:30-32

En un mundo como el de hoy, lleno de responsabilidades, de ir de un lado para el otro sin parar, es bueno que bajemos el ritmo para que el Señor nos renueve. La verdadera renovación viene de pasar tiempo en su presencia para que nos llene de su paz.

Veamos el pasaje de hoy. Los discípulos están en el punto más intenso de su experiencia al lado de su Maestro; habían viajado por largo tiempo, Él había predicado a multitudes y ministrado en sus vidas, trayendo liberación, sanidad física y restauración espiritual, en muchos lugares; y a medida que se corría la voz de que Jesús estaba ahí, el ministerio se intensificó y trabajaron mucho, pues las personas lo buscaban cada vez más.

Sin embargo, Jesús al observar a sus discípulos tan exhaustos, interviene y les hace una hermosa invitación: “Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco”. Esto es un bálsamo para nuestros oídos cuando hemos trabajado incansablemente en la obra de Dios y necesitamos un respiro para conectarnos con el dueño de la obra. Jesús sabe de nuestro trabajo y de lo fatigante que a veces puede llegar a ser, por eso, escucha su voz.

Llevar la carga espiritual de nuestra familia, orar constantemente por nuestros hijos, esposos (as), amigos, y cuidar pastoralmente a los que Dios ha colocado a nuestro cargo, implica estar recargados espiritualmente para hacer nuestra labor no en nuestras fuerzas, sino en el poder de Dios; necesitamos entonces tiempos de quietud en la presencia del Señor.

Jesús conoce nuestro nivel de cansancio espiritual, emocional y aun físico; y quiere invitarnos a renovar fuerzas, a alentarnos con su Palabra para que podamos continuar. Cuando nuestra tarea espiritual se vuelve una carga es porque la estamos haciendo en nuestra carne, y así no veremos resultados. Recordemos que la obra es de Dios y Él anhela que seamos guiados siempre por su Santo Espíritu. Es un llamado a hacer un alto y refugiarnos en su presencia amorosa, Él es nuestro lugar de descanso, es nuestro escondite en nuestras preocupaciones y del afán de la vida, Salmos 62:5-6. Hoy nos invita a buscarle primero y Él suplirá lo que nos falta. Hagamos del Señor nuestra prioridad y en nuestro agotamiento o fatiga espiritual el Señor nos dará descanso.   Oración.

«Gracias mi Dios por escogerme como tu habitación, por morada de Dios en el Espíritu; hoy le digo a mi alma: “reposa en el Dios de tu salvación”; porque Él es mi esperanza y mi roca fuerte. Quiero deleitarme en tu Presencia y renovar mis fuerzas; Espíritu Santo fortaléceme en mi interior, solo quiero estar contigo, hoy no vengo a pedir, vengo a descansar en ti. Amén.


domingo, 13 de octubre de 2024

Ser dirigidos por Dios

 

Ser dirigidos por Dios


“Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día”. Salmos 25:4-5

Este salmo surgió de la experiencia personal de David cuando estaba pasando por problemas y dificultades y proporciona un consuelo para todos nosotros en este momento, pues hay momentos en la vida que no sabemos qué camino coger, qué decisión tomar y necesitamos depender absolutamente de Dios.

Cuando el salmista le dice a Dios encamíname en tu “verdad” esta palabra viene del hebreo “emet” y significa certeza, estabilidad, confiabilidad, lo justo; lo que implica que está buscando confianza, firmeza y seguridad en Dios. Y es lo que necesitamos en este momento en un mundo de tanta confusión, donde la verdad se ha vuelto relativa y las personas no saben en quién creer. Podemos confiar enteramente nuestra vida en la verdad de Dios, porque la verdad es Jesucristo. En Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

Hay dos caminos por los cuales el hombre puede transitar hoy: el camino de Dios, o su propio camino. Dios nos da la opción de elegir. Todos podemos andar por el camino que elijamos, pero recordemos lo que dice el libro de Proverbios 14:12 “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”.

David le suplica a Dios que le muestre el camino. Oró para que la verdad de Dios lo preservara, porque la verdad constituye el sostén del principio y el fin de toda creación. Buscar la verdad es aspirar a la plenitud de Dios; conocer la verdad significa experimentar vida, que ha de traducirse en amor; poseer la verdad nos compromete a servir en amor; “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”, Juan 8:32. Conocer la verdad nos libra de la mentira y el engaño del mundo.

¿Por qué este énfasis en la dirección de Dios? Todo el Salmo da la respuesta: cuando el enemigo ataca, es cuando uno más necesita una dirección específica de Dios. Indica tres aspectos indispensables de este camino: caminar en la verdad de Dios; caminar con su presencia; y una confianza constante en Él. Para ser dirigidos por Dios hace falta una mente humilde y abierta a Él.   Oración.

«Cuán grande es tu bondad Señor para conmigo, en estos momentos de incertidumbre en el mundo, donde todos parecen tener la verdad, quiero saber qué hacer. Por eso, guíame por sendas de justicia por amor de tu nombre, porque ciertamente el bien y la misericordia me guiarán todos los días de mi vida. Espíritu Santo guíame cada día a la verdad y conforta mi alma con tu Palabra y con la certeza de que eres fiel. En el dulce nombre de Jesús, amén.

sábado, 12 de octubre de 2024

Es el único digno de confianza

 

Es el único digno de confianza


“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” Hebreos 13:8

¿Alguna vez nos han defraudado y traicionado? Creo que muchas veces, pues los humanos somos poco confiables. Difícilmente mantenemos nuestra palabra y cumplimos nuestras promesas y defraudamos a otras personas que confían en nosotros. Experimentar la pérdida de la confianza es algo doloroso en nuestras relaciones interpersonales, pues esto afecta todo nuestro ser. Nos volvemos recelosos y en el futuro nos es difícil volver a confiar.

Cuando se trata de nuestra relación con Dios, a veces proyectamos nuestras experiencias pasadas con personas imperfectas y nos cuesta confiar en Él, que es perfecto. Nos es difícil confiar en Dios porque nuestros padres u otra figura de autoridad nos lastimaron, o pensamos que no ha respondido a nuestro clamor cuando más lo necesitamos. Aunque el dolor de esas experiencias son reales, nunca debe cambiar lo que Dios es.

Su Palabra nos enseña porqué debemos confiar en Él:

1) Él nunca cambia. Malaquías 3:6 dice: “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos”. Él es consecuente con su amor y su amor es eterno, por eso, ha prolongado su misericordia sobre nosotros, Jeremías 31:3.

2) Siempre cumple lo que dice. “Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”, 2 Corintios 1:20.

3) Nunca nos deja, ni nos abandona. “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”, Hebreos 13:5.

4) Nada de lo que hagamos hará que se aleje de nosotros. Nada nos puede separar de su amor, Romanos 8:38-39.

5) Todo lo bueno proviene de Él. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”, Santiago 1:17.

6) Él es especialista en restaurar, redimir y darnos un propósito, Romanos 8:28; Filipenses 1:6

Estas son solo algunas de las razones por las que debemos confiar completamente en Dios.

Escudriñemos la Escritura para que sigamos descubriendo cuán confiable es nuestro Cristo y pongamos nuestra esperanza en Él.    Oración.

«Amado Jesús, el mundo puede cambiar constantemente, pero tú no. Ayúdame a superar mis decepciones y a poner mi mirada solamente en ti; gracias por ser absolutamente confiable. Permíteme continúe afianzando mi fe y mi confianza en ti. Gracias porque aún mis experiencias negativas las usarás para bien. En el nombre de Jesús, amén.

viernes, 11 de octubre de 2024

Levántate y resplandece

 


Levántate y resplandece

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”. Isaías 60:1-3

Aunque estas resplandecientes promesas mesiánicas de restauración traerían esperanza a Israel en el cautiverio, en sentido amplio, tenían un significado mesiánico y escatológico, para los tiempos finales, indica que Jesús volverá y dará cumplimiento a todas las palabras que están escritas sobre las naciones. El plan de Dios con el regreso de su Hijo se cumplirá plenamente. Hay oscuridad y tinieblas en el mundo que solo pueden ser disipadas con la venida del Redentor a Sion, y entenderemos entonces que nada, ni nadie podrá impedir el desarrollo de su plan y Él juzgará el pecado.

Ha llegado la luz de la cual habló el profeta Malaquías 4:2-3, diciendo: «Mas para vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos». Malaquías dijo que en los últimos días Jesús, “el sol de justicia”, el Redentor, vendrá y será como el sol que irrumpe en la oscuridad de la medianoche. El profeta ve desde lejos el primer adviento de Cristo, y la salvación que aguarda a todos los que en Él creen. Pero también vislumbra el Segundo Adviento de Cristo, con el juicio final de los impíos, y la salvación eterna de los que temen su nombre. La nación de Israel, en aquel día, reflejará la luz de su gloria aquí sobre toda la tierra. Mientras tanto, la Iglesia habrá ido a estar con Cristo.

Jesús es el sol de justicia que ha venido a cada persona que ha creído en Él por la predicación del evangelio en estos tiempos, que alumbra y esclarece toda oscuridad de nuestras vidas; pero también es el sol de justicia que vendrá en su segunda venida a juzgar a aquellos que lo rechazaron. Su iglesia presente en este momento debe reflejar la luz y la gloria de Cristo que ha nacido sobre ella, por eso levantémonos y resplandezcamos, para hacer presente el reino de Dios en esta tierra, y darle la oportunidad a muchas personas que salgan de la oscuridad que los envuelve y resplandezca en ellos la luz de Cristo.    Oración.

«Mi Dios Todopoderoso, hoy creo en tu Palabra, por eso voy a levantarme y a resplandecer. Jesús, porque vives en mi corazón haces que brille tu luz en medio de cualquier oscuridad y me muestras tu gloria. Tú me dices: “no te he dicho que si crees verás la gloria de Dios”. Dame la fe necesaria para ver tu poder actuando a través de mí. Hoy, en el nombre de Jesús me deshago de toda fortaleza en mi mente de incredulidad, duda, engaño, temor y pesimismo y me determino a confiar plenamente en tus promesas, amén.