miércoles, 30 de abril de 2025

Dios resiste a los soberbios

 


Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes

“Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” Santiago 4:6

Una persona soberbia es aquella que por su rebeldía es orgullosa, rehusando depender de Dios y sujetarse a Él, contrario a esto, una persona humilde es aquella que se sujeta a Dios y a las autoridades que han sido designadas por Él.

En las sagradas Escrituras encontramos de manera explícita que, Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes, pero también son muchos los ejemplos que encontramos con relación a este principio, el más impactante y excelente de todos es el de nuestro Señor Jesucristo, de hecho, Él mismo en Mateo 11:29 se declaró manso y humilde de corazón y, en Filipenses 2:8 encontramos que dice “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”

La humildad como mencionamos al inicio, requiere depender de Dios y sujetarse a Él, así mismo es, esperar en Él y de Él; Jesús, en su caso, fue humilde sujetándose a Dios hasta el punto de ir a morir en la cruz, y esto fue algo que Él en su humanidad no quería soportar, sin embargo, su oración a Dios fue: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). Su humildad, como vemos, le llevó a depender absolutamente de Dios, confiando en que la voluntad de su Padre era mucho mejor que su propia voluntad. En efecto, Filipenses 2:9 continúa diciendo “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,”

Hermanos, sujetarnos a Dios haciendo como Él quiere y manda, es lo que nos permitirá conocer y recibir toda esa gracia que proviene de Dios, la cual, por supuesto, es más excelente y supera cualquier logro o recompensa que en nuestra soberbia nosotros pudiésemos llegar a obtener.   Oración

«Señor, gracias por tu Palabra que cambia mi manera de pensar; hoy te pido que cada día me hagas más conforme a tu voluntad, pues he aprendido que sujetarme a ti siendo manso y humilde de corazón traerá mucha mayor gracia y recompensa, que hacer como yo quiero, amén.

martes, 29 de abril de 2025

La gracia de Dios en la cotidianidad

 


La gracia de Dios en la cotidianidad

“Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;” 2 Corintios 9:8

Como creyentes, la gracia de Dios nos cubre en todos los aspectos de nuestra vida, hemos sido salvos por gracia, somos perdonados por gracia, se nos conceden dones por gracia, y somos aptos para toda buena obra también por gracia. La gracia de Dios, como sabemos, es ese regalo, favor o bondad de Dios que recibimos de manera inmerecida gracias a la obra de nuestro Señor Jesucristo. Pero es una gracia que como lo expresa Tito 2:11-12, estamos llamados a reflejar en nuestra cotidianidad, “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,”

Entonces, contrario a nuestra propia sabiduría y a lo que la sabiduría del mundo enseña, nuestro deber es que demos a otros por gracia lo que hemos recibido de gracia. La Palabra de Dios, por ejemplo, en Efesios 4:32 dice “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Muchas veces nosotros no perdonamos a nuestro prójimo porque no nos ha pedido perdón, porque no ha cambiado su conducta y porque según nosotros, no se lo merece, pero es esa justamente la manera de pensar que debemos renovar, cambiando nuestros pensamientos por los pensamientos de Dios, para que apropiándonos de su verdad, primeramente experimentemos de manera real ese perdón que se nos ha concedido por la gracia de Cristo y así de la misma manera perdonemos a los demás como Dios a nosotros en Cristo.

De manera que, queridos hermanos, es este un llamado para que, como dice 2 Pedro 3:18, crezcamos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, pues solamente su verdad, siendo revelada y hecha realidad en nosotros por el Espíritu Santo, nos transformará y fortalecerá para que así como Dios ha hecho con nosotros, nosotros en nuestra cotidianidad también hagamos con los demás, pues el propósito de Dios al hacer que abunde en nosotros toda gracia, es que así mismo nosotros demos a los demás por gracia.   Oración.

«Padre, gracias por todo el favor inmerecido del que me has llenado por medio de Cristo; en este día te pido que cada vez me hagas más entendido acerca de todo el favor que por Cristo he recibido, para que conociendo lo que me has dado de gracia, pueda yo también darlo a los demás por gracia, amén.

lunes, 28 de abril de 2025

La bendición de la congregación

 


La bendición de la congregación

“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras; Como el rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.” Salmos 133:1-3

Es sorprendente y debe ser conmovedor para nosotros el poder ver y entender que el Señor ha hecho de cada creyente un miembro de su cuerpo y todos juntos somos el cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:12-13, 27); y como miembros de un mismo cuerpo nos necesitamos unos a otros, pues “Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.” (1 Corintios 12:21).

Somos tan importantes y necesarios todos y cada uno de nosotros, porque somos únicos y especiales, el Señor a cada uno en particular nos ha dado un don para que como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios lo pongamos en servicio de los demás, y así ayudándonos mutuamente según la actividad propia de cada miembro, recibamos nuestro crecimiento para ir edificándonos en amor (1 Pedro 4:10, Efesios 4:15-16).

Hermanos, la meta, como dice Efesios 4:13, es que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a hombres y mujeres perfectos, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, y es una meta que nos lleva toda la vida, pero también es una meta que obtenemos habitando juntos en armonía. Así que, como dice Hebreos 10:24-25, no seamos como aquellos que tienen por costumbre dejar de congregarse, sino todo lo contrario, animémonos unos a otros a reunirnos juntos, estando también pendientes los unos de los otros para exhortarnos al amor y a las buenas obras, pues allí como dice el Salmo, enviará el Señor su bendición.  Oración.

«Padre, gracias por la bendición de cada uno de mis hermanos, son la familia espiritual que tú me has dado y a través de quienes tu gracia veo obrando; gracias por la congregación que continuamente nos has concedido tener y te pido por aquellos que no he visto volver para que nos concedas la gracia de volverlos a ver y por la unidad de tu Espíritu en Cristo Jesús, crecer, amén.

domingo, 27 de abril de 2025

la voz de Jehová tu Dios

 

“y dijo: Si oyeres atentamente


la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.” Éxodo 15:26

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” Isaías 53:4-5

La Escritura de manera literal, como en Éxodo 15:26 expone a Dios como nuestro sanador. A lo largo de toda la Biblia encontramos muchas y diferentes historias de personas que fueron sanadas de manera instantánea y milagrosa, desde lepras hasta resurrecciones (Números 12:9-16, 1 Reyes 17:17-24). Lo asombroso del tema es que hoy en día tales sanidades y milagros pueden seguir ocurriendo, pues las enfermedades no paran y el Dios sanador de años atrás sigue siendo poderoso y misericordioso con la presente humanidad.

Una historia que llama mucho la atención, y que es de ejemplo e ilustración para nosotros hoy, es la que se encuentra en Números 21:4-9, en ella podemos ver que el pueblo de Israel por murmurar contra Dios y su siervo Moisés fueron llenos de serpientes que los mordían provocándoles la muerte; sin embargo, arrepentidos luego, piden a Moisés que ore por ellos, y orando Moisés a Dios, el Señor le dice que se haga una serpiente ardiente y la ponga sobre un asta, de manera que cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, viviría.

Lo significativo de esta historia es que el Señor Jesús en su conversación con Nicodemo registrada en Juan 3:14-15 le dice “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” En efecto, Isaías 53:4-5 revela que Jesús en la cruz, llevó todas nuestras enfermedades, dolores, pecados y rebeliones.

Hermanos, no hay nada que impida que la misericordia y la gloria de Dios se vea manifestada en nuestra vida, sólo nos es necesario tener fe, para que orando y creyendo, nuestra sanidad por la llaga de Jesús, estemos viendo.  El Señor es nuestro Sanador

Oración.

«Gracias Señor, porque eres mi Sanador; eres el que perdona todos mis pecados y sana todas mis dolencias, el que me corona de favores y misericordias, el que sacia de bien mi boca de modo que me rejuvenezca como el águila. Padre, si no es tu voluntad sanarme de manera inmediata, te pido y desde ya te doy gracias por guiarme hacia el lugar y las personas que me ayudarán sabía y eficientemente con mis medicamentos y mi tratamiento; toda la gloria y la honra para ti, mi Dios, por Jesucristo mi Señor y Salvador, amén.

sábado, 26 de abril de 2025

El camino para ver la gracia de Dios

 


El camino para ver la gracia de Dios

“Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.” Éxodo 33:12-14

Hay caminos que se presentan como medios para conocer a Dios, por ejemplo, enseñanzas centradas en el pecado, la ley, las obras o la ira de Dios, pero realmente son doctrinas que cargan tanto moral y emocionalmente a las personas que finalmente terminan alejándolas de Él. En el devocional anterior vimos que el único camino para verdaderamente conocer a Dios es Jesucristo, y hoy conoceremos qué es en esencia lo que de Dios, Jesús nos lleva a conocer para acercarnos más a Él.

En la cita bíblica del día, vemos que Moisés le hace una petición especial a Dios, pues este le pide al Señor que le muestre el camino que le lleve a conocerle y hallar gracia en los ojos de Él, a lo que el Señor le responde que su presencia iría con él y le daría descanso. Y es exactamente a lo que Dios, a través de Jesús, nos quiere llevar, pues Él es el camino para conocerle personalmente y hallar su gracia para con nosotros; Juan 1:17-18 dice “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

Jesús en Mateo 11:28 nos dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Jesús, la presencia misma de Dios con nosotros y la sublime manifestación de su gracia, nos llama a ir a Él para encontrar descanso. Nuestra alma cansada y cargada con las frustraciones, las decepciones, la culpabilidad, el pecado, la preocupación, la ansiedad y tantas otras cargas, necesita ver y recibir la gracia de Dios que nos abraza, nos perdona, nos llena de paz, nos da seguridad y esperanza, pero sobre todo que nos dice que Él está y va con nosotros en todo momento y lugar, para proporcionarnos el descanso que tanto necesitamos. Hermanos, esa gracia es posible verla y recibirla cuando en fe nos acercamos a Dios por medio de Jesucristo para entregarle y confiarle todo lo que carga nuestra alma.   Oración.

«Padre, te agradezco por la gracia y la verdad que nos has provisto por medio de Jesucristo; hoy te pido con un anhelo grande y sincero, que seas tú cada día llevándome solo a Él, pues sé que en Él y por Él a ti te encontraré, y la gracia en tus ojos podre ver; gracias por el descanso y la libertad que por Él me permites disfrutar, amén.

viernes, 25 de abril de 2025

El camino para conocer a Dios

  

El camino para conocer a Dios

“Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,” Efesios 1:15-17

Conocer a Dios es un deseo o una curiosidad que casi todas las personas tienen, surgen cuestionamientos acerca de quién es Dios, cómo es Dios, quién creó a Dios, por qué permite que ocurran ciertas cosas, entre otras preguntas; y a lo largo de la historia se han visto diferentes métodos o formas que dicen llevar al conocimiento de Dios, pero que realmente solo han sido caminos engañosos: visiones, sueños, filosofía humana, rituales o legalismo son algunas de las más comunes.

El evangelio de Juan, en el capítulo catorce y versículo seis, tiene registrada una de las verdades más reveladoras y poderosas del evangelio, dice: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Son palabras del mismo Señor Jesucristo revelando de manera clara y contundente que solo por medio de Él es posible conocer a Dios. La Escritura en Hebreos 1:1-2 dice “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;”

Jesús es entonces por quien Dios ahora nos habla y quien así mismo nos ha dicho que Él es el único camino para conocer a Dios. Las palabras de Jesús, es decir, lo que Él nos habla, se encuentra de manera confiable, única y exclusivamente en la Biblia, Él dijo “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” Juan 5:39.

Así que, si tú en verdad tienes el anhelo de conocer a Dios o conocer más de Él, lo primero que debes hacer es pedirle en nombre de su Hijo Jesucristo, como dice la cita Bíblica del día, para que te dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él, una vez hecho esto, con toda fe y esperanza en Él, puedes disponerte a leer o escuchar su Palabra.  Oración.

«Señor, gracias porque eres un Dios bueno y misericordioso; estás dispuesto para todo aquel que te quiera verdaderamente conocer; has sido justo y fiel al dejarnos tu Palabra para a ella acceder y por la fe en tu Hijo poderte conocer; hoy te pido que me lleves a ti alumbrando los ojos de mi entendimiento y dándome espíritu de sabiduría y de revelación en tu conocimiento, amén.


jueves, 24 de abril de 2025

Saliendo de la tentación

 


Saliendo de la tentación

“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” Santiago 1:13-15

Los cristianos, al igual que todo ser humano, somos de carne y hueso y estamos expuestos a las diferentes sensaciones, emociones y sentimientos que en nuestro cuerpo y alma se pueden experimentar, y es precisamente a través de esto que llegan las tentaciones a nuestra vida, porque hay deseos ilícitos, pensamientos impuros, sentimientos desbordados y conductas erradas, que si por algún motivo le damos cabida en nuestra vida, nos terminan llevando a caer en pecado.

Es por esto que, cuando se nos presente algún tipo de tentación que sea basada en algo que sabemos que no agrada a Dios, que no está bien o que no es correcto, no podemos de ninguna manera pensar que nos la ha enviado Dios y que entonces debe ser por algo bueno, que quizás el Señor quiere que experimentemos aquello que nos parece agradable, bueno o codiciable, puesto que, lo que realmente dice la Palabra, es que Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie, sino que cada uno de nosotros es arrastrado o atraído por sus propios deseos.

De manera que, queridos hermanos, no podemos ser ingenuos o insensatos en nuestra manera de pensar, sino que, cuando nos estemos sintiendo atraídos o seducidos por alguna cosa mala, debemos enseguida reaccionar entendiendo que es algo que no proviene de Dios, que no agrada a Dios y que no es para nuestro bien; y entonces, lo que sí debemos hacer en lugar de ceder a ello, es ir y entregárselo a Dios en la intimidad de la oración, pues la palabra de Dios en Hebreos 4:15 dice que Jesús puede compadecerse de nuestras debilidades por cuanto Él también fue tentado en todo, pero sin pecado; de modo que, confiadamente al trono de la gracia nos podemos acercar y por su misericordia y gracia, el oportuno socorro hallar, pues si de la tentación queremos salir, a Dios debemos ir, y a nuestro razonamiento renunciando para no terminar pecando.   Oración.

«Padre, tu palabra dice que no llega a nuestra vida una tentación que no sea humana, pero aun así, Tú estás ahí atento para que no seamos tentados más allá de lo que personalmente podemos resistir y, para darnos en la tentación, la salida; Padre bueno, gracias por tu fidelidad y tu oportuno socorro; gracias también por tu Palabra que me permite entender que ninguna incitación a hacer el mal proviene de ti, amén.

miércoles, 23 de abril de 2025

El poder de Dios

 


El poder de Dios

“Alabad a Jehová desde los cielos; Alabadle en las alturas. Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos. Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos, Y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados. Los hizo ser eternamente y para siempre; Les puso ley que no será quebrantada.” Salmo 148:1-6

Cuando mencionamos la palabra “poder”, seguramente nuestra mente lo relaciona con alguna fuerza, capacidad o autoridad especial, pues en la cotidianidad escuchamos de poderes económicos, políticos o sociales que justamente son ejecutados para determinar muchos aspectos en la sociedad, el territorio y demás; quizás también en algún momento hemos visto o escuchado en el cine o la televisión acerca de personajes superpoderosos, es decir, con fuerza o capacidades mucho mayores a las de cualquier ser humano.

En efecto, cuando la Biblia en el Antiguo testamento habla acerca de “poder”, se refiere a la capacidad para ejercer autoridad de forma efectiva, entonces, por su misma naturaleza, el máximo y verdadero poder es perteneciente solo a Dios; el Salmo 62:11 dice “Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es el poder,” poder que podemos ver y corroborar esencial y contundentemente en dos aspectos, primero: la creación, el Salmo 148 exhorta a toda la creación, cielos, ángeles, ejércitos, sol, luna, estrellas, abismos, montes, collados, árboles, animales, pueblos de la tierra, jóvenes, ancianos y niños, a alabar el nombre de Dios, por cuanto Él mandó y fueron creados; y segundo: el mantenimiento del mundo, el Salmo 65:6-7, 9 dice “Tú, el que afirma los montes con su poder, Ceñido de valentía; El que sosiega el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, Y el alboroto de las naciones.” “Visitas la tierra, y la riegas; En gran manera la enriqueces; Con el río de Dios, lleno de aguas, Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.”

Hermano, no hay poder, fuerza o autoridad superior a la de nuestro Dios, por eso cualquier situación, condición o relación en tu vida que se haya tornado difícil o imposible, no dudes en entregársela al único que tiene la capacidad para ejercer poder y autoridad de manera efectiva en todo y todos.  Oración.

«Poderoso, único y verdadero Dios, qué honor y qué privilegió me has dado por Jesucristo, de llamarte Padre y de acudir a ti en todo momento y lugar; sé que no hay nada imposible para ti y que siempre estás obrando; gracias por toda tu misericordia, gracia, amor y generosidad, bendito y alabado seas tú por los siglos de los siglos, amén.

martes, 22 de abril de 2025

Despojarnos

 


Despojarnos

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:5-11

La palabra de Dios en la cita bíblica del día nos está llamando a que en nosotros haya el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que, se despojó a sí mismo; despojarnos es entonces el principal llamado. Jesús, en su caso, se despojó de su divinidad, de su gloria, de su poder y todo atributo divino para venir a la tierra en condición de hombre y también de siervo, el cual, como continúa el texto, se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz.

En nuestro caso, a lo que nos invita Dios, es a que nos despojemos de todo aquello que en nuestra humanidad podamos considerar valioso y que de alguna manera nos proporcione confianza o seguridad de nosotros mismos en nuestra obediencia al Señor; el apóstol Pablo lo manifiesta de la siguiente manera en Filipenses 3:4-7 “Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.”

ntonces, el llamado del Señor es a que estimemos como pérdida cualquier logro, título u obra buena que hasta ahora en servicio a Él hayamos podido realizar, de manera que nuestra confianza y seguridad no esté en eso y menos en nuestros propios esfuerzos, sino que realmente y como nos lo menciona el Señor Jesús en Mateo 5:3 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Un completo sentir de pobreza y humildad de espíritu es lo que el Señor quiere de nosotros, una total dependencia de Él y de su Espíritu en todo momento, para que en su sabiduría y poder continuemos en este maravilloso caminar de obediencia y servicio a Él; “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” Mateo 23:12.   Oración.

«Padre, que por tu Espíritu en mi corazón, hagas de mí esa persona mansa y humilde que tú quieres que yo sea; que sea yo menguando y Jesucristo creciendo en mi vida, que toda confianza o seguridad en mis logros, capacidades o talentos sea totalmente despojada y desarraigada de mi corazón, y que por el contrario, en todo momento y actividad dependa de ti y del poder de tu Santo Espíritu en mí, pues tuya es la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos, amén.

lunes, 21 de abril de 2025

Bendición y privilegio de la resurrección

 


Bendición y privilegio de la resurrección

“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” Lucas 24:45-49

La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, sin duda es un acontecimiento de gran victoria y gozo para la comunidad creyente, pues significa que el sacrificio realizado por el Señor sí fue agradable y aceptado delante de Dios, lo que nos permite entre otras cosas, tomar de manera personal con toda seguridad y confianza la palabra declarada en Salmos 32:1-2 que dice “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.” Bienaventurados somos hoy y todos los días de nuestra vida, los que creemos en Jesús como nuestro Señor y Salvador.

Ahora bien, junto con esta nueva libertad del pecado, la culpa, la condena y todo lo que nos mantenía atemorizados y esclavizados, ha llegado un nuevo propósito y sentido a nuestra vida, pues es el Señor por medio de su Palabra hablándonos hoy las palabras mencionadas después de su resurrección, que básicamente nos confirman que nuestro entendimiento ha sido abierto y hemos sido investidos de poder por medio del Espíritu Santo (Juan 14:26, 16:12-15, Hechos 1:8), lo que nos concede el enorme privilegio y bendición de compartir las buenas noticias de salvación a todo aquel que hoy todavía esté en oscuridad, derrota y condenación.

Hermanos, somos testigos del gran poder transformador que tiene el sublime amor de Dios manifestado en la obra de salvación, y somos conscientes de que es todo lo que necesitan nuestros semejantes para que sus vidas sean cambiadas, prosperadas y bendecidas; de manera que, vivamos cada día en el amor, poder y dirección del Espíritu Santo para que continuamente su fruto en nosotros podamos ver reflejado y compartiendo el mensaje de amor y salvación, el corazón de otros sea llenado.  Oración.

«Padre Celestial, en este día te queremos alabar por hacernos partícipes del gran gozo y privilegio que nos proporciona la resurrección de nuestro Señor y Salvador; gracias por levantarlo de la tumba y exaltarlo hasta lo más alto; hoy te pedimos que avives el fuego de tu Espíritu Santo en nosotros para que cada día por tu amor, poder y dirección seamos transformados y usados para bendecir la vida de otros, por la gracia de Jesucristo, amén.

domingo, 20 de abril de 2025

Hablar con Dios para salvación

 


Hablar con Dios para salvación

“Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23:39-43

Es sorprendente el derroche de gracia y amor que podemos ver en Jesús hacia este ladrón, es asombroso que aun cuando este pagaba la condena impuesta por las autoridades terrenales en sus últimos momentos de vida, haya recibido la salvación.

Como seres humanos, nos cuesta mucho comprender esto, porque según nuestra sabiduría y justicia, cada persona debería recibir el trato y las consecuencias que sus obras merecen, como por ejemplo este ladrón crucificado junto a Jesús, que precisamente reprendiendo al otro dijo: “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.” Sin embargo, vemos, por la respuesta de Jesús, que no es lo mismo en el reino de los cielos. El ladrón hablándole a Jesús le dice “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” A lo que el Señor le responde: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Y en estas breves palabras y este sencillo ejemplo, podemos entender cómo funciona en el reino de los cielos. La palabra de Dios en Gálatas 3:11 dice: ”Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;”

Hermanos, en el reino y la sabiduría de Dios, tiene derecho y es merecedor de recibir salvación, todo aquel que profese su fe en Jesús como Señor y Salvador; realmente ningún ser humano es lo suficientemente bueno o correcto moralmente como para no tener necesidad de la obra de Jesús en la cruz que lo salva y lo justifica, pero tampoco ninguna persona es lo escalofriantemente mala como para no ser digna o merecedora de recibir perdón de pecados y vida eterna. De modo que, nuestro llamado es para que, conociendo la gracia de nuestro Salvador, invitemos a todo el que esté a nuestro alrededor, para que, hablando con Dios, reciba su salvación.   Oración.

«Padre Celestial, es sorprendente la gracia que hallamos en tus ojos por medio de Cristo; gracias porque hasta en el último momento de vida cualquier persona puede ir a ti y recibir salvación; gracias porque es suficiente la fe para que creyendo en el corazón y confesando con la boca seamos salvos. Recibe toda la gloria, honra y adoración, en el nombre de Jesús, amén.

sábado, 19 de abril de 2025

El velo fue rasgado

 

El velo fue rasgado


“Mas Jesús, dando una gran voz, expiró. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.” Marcos 15:37-38

“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” Hebreos 10:19-22

El templo existente hasta el tiempo de Jesús, era físico y constaba de dos partes principales, la primera: el lugar santo y la segunda, el lugar Santísimo, esta última estaba separada de la primera por un velo y a ella solo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año. La gran barrera que impedía que cualquier ser humano se acercara a la segunda parte, es decir, a la misma presencia de Dios, era su pecado, por ello estaba dispuesto que el sumo sacerdote entrara con sangre para hacer expiación por sus pecados y también por los del pueblo (Éxodo 26:33, Hebreos 9:7).

Ahora, en este tiempo y después de la muerte de nuestro Señor Jesucristo, dice la Palabra de Dios, que por su sangre derramada, la cual fue presentada ante Dios para la redención de nuestros pecados, cada persona que profese su fe en Jesús tiene libre acceso al lugar Santísimo, lugar que ya no es físico y terrenal, “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;” Hebreos 9:24.

En efecto, y como atestigua el evangelio de Marcos, cuando el Señor Jesús expiró, el velo del templo terrenal fue rasgado en dos, de arriba abajo, en señal de lo que había ocurrido en el cielo, y a lo que nos invita el Espíritu Santo en el libro de Hebreos es a que entremos hasta el lugar Santísimo por ese camino nuevo y vivo que Jesús nos abrió a través del velo, es decir, a través de su propio cuerpo. Hermanos, gloria a Dios por nuestro Señor Jesucristo, que por su perfecto sacrificio quitó de en medio el pecado que nos separaba de Él (Hebreos 9:26). De modo que, no permitamos que nada en este mundo nos quite la confianza y certidumbre que nos da la palabra de Dios para acercarnos libremente ante el trono de la gracia de Dios, pues esta tiene grande galardón (Hebreos 4:16,10:35-36).   Oración.

«Padre, gracias, gracias por tu Palabra que quita mi ceguera espiritual y derriba todo argumento que se levanta en contra de tu conocimiento; gracias porque conociéndola me haces libre de toda atadura y mentira; te alabo y te bendigo por tu precioso Hijo Jesús, por quien me has dado la libertad para acercarme ilimitada y confiadamente hasta tu presencia, ahí ante el trono de la gracia, amén.

viernes, 18 de abril de 2025

Discernir el cuerpo y la sangre de Cristo

 


Discernir el cuerpo y la sangre de Cristo

 “Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.” Mateo 26:26-28

La institución de la cena del Señor, vemos que fue un acto realizado por Cristo mismo la noche en que fue entregado para ser crucificado; en esta, el Señor Jesús, repartiendo el pan a sus discípulos, dice “Tomad, comed; esto es mi cuerpo.” Así mismo, tomando la copa dijo “Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto,” Entonces, cuando nosotros nos disponemos con nuestros hermanos a tomar la cena del Señor, estamos, como dice la Palabra, anunciando su muerte hasta que Él regrese (1 Corintios 11:26).

Sin embargo, es importante que también aprendamos acerca de lo especial de este momento, puesto que no es una comida que compartimos como cualquiera otra, sino que es ésta un momento de comunión como hermanos para discernir el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, es decir, entender o diferenciar esta cena de las demás. Para esto es necesario entonces que recordemos que el Señor Jesús en su cuerpo llevó todos nuestros pecados, dolores, rebeliones y enfermedades (Isaías 53:4-5) así mismo que entendamos que su sangre derramada fue la del nuevo pacto que dice que: somos pueblo de Dios, que el Señor pone su Palabra en nuestra mente y corazón y que definitivamente Él nunca más se acordará de nuestros pecados y transgresiones (Hebreos 8:10-12).

Hermanos, la cena del Señor cuando se discierne como realmente es, es decir, entendiendo la importancia y trascendencia que tiene de manera personal y también social, se convierte en un momento de gran intimidad con nuestro Señor y con nuestros hermanos, en el cual podemos ver el obrar poderoso de Dios en cualquier área de nuestra vida: espiritual, emocional y física; de modo que, la invitación es para que con mucha fe, humildad y entendimiento participemos de este gran momento, disponiéndonos para que el Señor obre en nosotros según su voluntad y amor.   Oración.

«Padre Celestial, gracias Señor por el privilegio que me concedes de sentarme contigo y con mis hermanos a tu mesa para participar de la Santa Cena; sé que por tu misericordia y amor obraras grandemente en nuestro espíritu, alma y cuerpo; gracias Señor por manifestar en nosotros tu gracia y bondad, por Jesucristo, amén.

jueves, 17 de abril de 2025

Vivamos el mensaje del Evangelio


Vivamos el mensaje del Evangelio

«La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal» Salmo 19:7-10.

«Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.» Santiago 1:22-25.

Estos pasajes nos deben llevar a reflexionar si estamos viviendo el mensaje del evangelio o somos simples oidores, engañándonos a nosotros mismos, ya que debemos actuar de forma consecuente cuando escuchamos la palabra de Dios. No somos cristianos solo por oír, sino cuando lo que oímos se transforma en acciones.

Cuando nos exponemos a la verdad de la palabra, esta revela lo que somos y cómo deberíamos de ser; pero si solo escuchamos y no actuamos, de nada sirve. La palabra es como un espejo que nos muestra la corrupción de nuestra naturaleza y el estado de nuestro corazón, nos habla claramente de cada aspecto de nuestra vida, nos muestra nuestro pecado, nos lleva al arrepentimiento, convierte nuestra alma y nos hace sabios para obrar, porque lo que produce bendición no es el oír la palabra, sino el obedecerla.

El simple conocimiento no basta, porque quien piensa que conocer la Biblia convierte a alguien en piadoso, se engaña a sí mismo; es creyente quien la conoce para recibir la revelación de nuestro Salvador Jesucristo, creer en Él y obedecerle.

Los verdaderos creyentes se identifican por una vida renovada por la palabra. Para esto, tenemos que abrir nuestros oídos espirituales y permitirle al Espíritu Santo que nos dé sabiduría para aplicarla a nuestra vida. La salvación no viene de utilizar métodos humanos, sino de ser humildes y mansos, aceptando la palabra implantada que Dios ha hecho que se arraigue en nuestro corazón al recibir a Jesucristo.  Oración.

«Señor gracias por tu palabra, la cual es la verdad que transformó mi corazón y convirtió mi alma cuando creí, por medio de ella, en mi Salvador y Señor Jesucristo. Ayúdame a escucharla, aplicarla, vivirla con sabiduría, para poder obedecerla en cada aspecto de mi vida, solo así seré bienaventurado en todo lo que haga. En el nombre de Jesús, Amén.   

miércoles, 16 de abril de 2025

Poderte ver

 


Poderte ver

“Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.” Lucas 24:28-35

Hemos visto y escuchado a lo largo de nuestra vida acerca de Jesús, el Hijo y enviado de Dios, aquel que predijo e hizo muchas obras milagrosas, el que también no habiendo hecho ningún mal fue entregado por los principales sacerdotes y gobernadores de ese tiempo para ser crucificado, sabemos así mismo que murió, pero que al tercer día resucitó. Es a grandes rasgos lo que se nos cuenta y recuerda cada año durante la Semana Santa.

La crucifixión y muerte de Jesús es un hecho que por su misma naturaleza a muchos les causa gran tristeza, y queriendo tener un poco de empatía, sentido pésame o respeto por lo sucedido, optan estos días por abstenerse de algunas prácticas, comportamientos o alimentos; sin embargo, estas cosas teniendo cierta apariencia de sabiduría, piedad o humildad lo que realmente dejan ver es el estado de ceguera espiritual o dureza de corazón en el que se encuentran estas personas, tal y como se los dijo el Señor a los discípulos que iban camino a Emaús (Lucas 24:13-27).

Querido lector u oyente, si realmente te conmociona la vida y obra del Señor, te invito para que, al igual que los discípulos de Emaús, dispongas tu corazón para estar un tiempo con el Señor, aprovecha estos días donde por diferentes medios se nos predica la Palabra de Dios que da testimonio acerca de Jesús, y confía en que Él abrirá tus ojos espirituales permitiéndote ver realmente el poder e impacto que tiene en tu vida su crucifixión, muerte y resurrección. No se te haga raro que tu corazón, como el de los discípulos, arda dentro de ti al conocerle personalmente y ser lleno de un inexplicable e inigualable gozo, amor, paz, y propósito.  Oración.

«Padre Celestial, en este día te doy muchísimas gracias por el privilegio y el regalo de conocerte personalmente a través de tu Palabra y tu Hijo Jesucristo. Te ruego que en este tiempo nos des la oportunidad de conocerte más profundamente; bendice con espíritu de sabiduría y de revelación a aquellos que aún no te conocen personalmente y sé tú glorificándote en nuestros corazones, por Jesucristo, tu amado Hijo, amén.

martes, 15 de abril de 2025

Para los contritos y humillados

 


Para los contritos y humillados

“Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.” Lucas 7:36-38

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Mateo 5:3

A menudo pensamos que, las personas que sirven en un templo, que son siervos del Señor o que dedican su tiempo a estudiar la Palabra de Dios, son aquellos que por su oficio o dedicación disfrutan más de las bendiciones del Señor. Precisamente vemos en el relato bíblico de hoy cómo Jesús estaba en la casa de un fariseo, una persona apegada a la Ley de Moisés, pues este le había rogado que comiese con Él; sin embargo, mientras Él estaba sentado a la mesa, dice la Palabra que, vino una mujer que era pecadora y estando detrás de Jesús a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, a enjugarlos con sus cabellos, a besarlos y a ungirlos con un perfume. ¿Cuál de los dos crees que recibió más bendición?

Para sorpresa de todos los que estaban presentes y aun de muchos de nosotros hoy en día, el Señor a través de una ilustración explica cómo es que el reino de los cielos es de aquellos humildes, contritos y humillados. Muchas veces al igual que Simón el fariseo, pensamos que nuestra deuda con el Señor, es decir, nuestro pecado es poco, comparado con el de otros, y entonces eso nos lleva a poco amor hacia Jesús, en el caso de Simón, nos cuenta la Biblia que, no tuvo el más mínimo acto de cortesía o atención con el Señor cuando él entró en su casa; en cambio, esta mujer reconociendo que era pecadora y no merecedora de la gracia del Señor, al ver a Jesús, por fe se acercó y le amó; con todo lo que era y lo que tenía le sirvió y le adoró (Lucas 7:39-50).

Por supuesto, quien recibió y disfrutó de toda la gracia y el amor del Señor fue la humilde mujer, pues todos sus pecados fueron perdonados y en paz la despidió el Señor.

Conocer este hecho ocurrido, nos permite entender que la bendición de Dios no es para aquel que pueda parecer merecedor o digno de recibirla por sus actos, sino que, es para todos por igual y que la única manera de disfrutarla es acercándonos al Señor por medio de la fe y en una completa actitud de humildad y adoración.   Oración.

«Padre Celestial, haz de mí esa persona contrita y humillada que por fe se acerque cada día a tus pies, reconociendo mi gran necesidad de ti y agradeciendo tu gracia y amor que me conceden toda bendición, por Jesucristo, mi Señor y Salvador, amén.

lunes, 14 de abril de 2025

ZARZAS ARDIENTES

 


ZARZAS ARDIENTES

“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.”, Éxodo 3:1-4

Cuando Dios nos habla, algo cambia en nuestra vida, Él tiene formas muchas veces insospechadas por nosotros de llamar nuestra atención, para que lo escuchemos atentamente y reconsideremos nuestra vida, para que tomemos decisiones correctas, o cambiemos algo que no le agrada.

Nos puede hablar por medio de una zarza ardiente espiritual. ¿Cuáles son las zarzas ardientes en nuestra vida? Son las cosas que suceden, tal vez fuertes o conflictivas, que no se pueden ignorar y retan nuestra vida, pues nos quieren llevar a una nueva posición porque nos desafían a confiar plenamente en Dios y tienen un efecto perdurable. Esto pasó con Moisés, luego de que Dios le hablara, su vida nunca volvió a ser la misma.

La clave es la confianza en Dios, porque muchas veces aparentemente no nos dirá exactamente lo que debemos hacer en alguna situación, pero podemos estar seguros de que Él colocará las cosas de tal forma que será para nuestra bendición, como dice Proverbios 3:5-6: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”

Dios está dispuesto a hablarnos si estamos dispuestos a escucharlo, pero lo más importante, después de escucharlo, es obedecerle.

Dios nunca nos diría algo que no fuera lo mejor para nosotros, así que, aunque no conocemos toda la historia o el final de nuestra vida, podemos estar confiados de que Dios dispondrá y nos llevará paso a paso para completarla, hasta llegar al mejor fin que tiene planeado para nosotros (Jeremías 29:11). Él tiene la mejor historia para nosotros y el mejor final, que no es otra cosa que el principio de una nueva vida gloriosa en Cristo, para toda la eternidad y del cumplimiento de su voluntad y propósito para nuestra vida.

Aprendamos a escucharlo, reflexionando sobre cada circunstancia particular que nos sucede, llevándola día a día a sus manos. Por medio de su Palabra y en oración, confiemos y estemos dispuestos a obedecer, pues el Señor dispondrá todo para darnos la instrucción precisa y para que obtengamos el mejor fin para nuestra bendición. ¿Qué es lo que Dios quiere enseñarte o quiere decirte a través de la situación por la que estás pasando ahora? Oración.

"Gracias Señor porque tienes planes maravillosos para mi vida, estoy dispuesto a escucharte y a obedecerte, guía mi vida a una nueva dimensión, a aquella que tú sabes que es mejor para mí. Amén.

domingo, 13 de abril de 2025

El gran Rey de paz

 


El gran Rey de paz

 “Fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo. Y cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? Ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita. Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima. Y a su paso tendían sus mantos por el camino. Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!” Lucas 19:32-38

Contrario a la paz es la guerra, la enemistad y la división; contrario al Rey del cielo, son los reyes de la tierra. Los reyes o gobernadores de las naciones dicen buscar y querer la paz, pero la verdad es que nunca la hallan ni la alcanzan; Jesús en su lugar es el único Rey que vino y vendrá a traer verdadera y duradera paz, y esto por la gran diferencia entre el reinado del Rey y el de los reyes, pues Jesús vino en mansedumbre y humildad a servir y no a ser servido, Zacarías 9:9 dice respecto de Él “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.”

Y es así como lo vemos entrar a Jerusalén y como también lo reconoce la multitud, pues con grandes voces de júbilo decían “¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!” Esta paz que se menciona fue posible gracias a la obra que el Rey haciéndose siervo con total humildad y amor, realizó en la cruz, y de la cual puede disfrutar cualquier persona sobre la tierra por medio de la fe, Romanos 5:1 dice “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;”

Paz con Dios y paz con nuestro prójimo ha sido el resultado del castigo que recibió el gran Rey, así nos lo revelan Isaías 53:5 y Efesios 2:14, diciendo “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,”

Hermanos, que esta semana de reflexión y conmemoración de la obra del gran Rey de paz, nos permita acercarnos confiadamente al trono de Dios y, tomando ejemplo de su humildad y amor, acabemos con cualquier tipo de enemistad, discordia o división que tengamos con nuestro prójimo (Romanos 12:18).   Oración.

«Padre, gracias por tu Palabra y por la bendición que me das de poderte conocer a través de ella en la revelación del Espíritu Santo; gracias también por esta semana que iniciamos hoy, te pido que sean unos días de gran revelación en el conocimiento tuyo y de gran transformación de mi carácter, por la gracia de tu Hijo Jesucristo, amén.

sábado, 12 de abril de 2025

 


ME GOZARÉ EN JEHOVÁ

“En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas”, Isaías 61:10

En el mundo hay muchas cosas que dan alegría, dan euforia, pero qué pasajeras y efímeras son, por eso hay tantas personas angustiadas, deprimidas y sin ganas de vivir, buscando refugio en situaciones y lugares equivocados. David decía “Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente” (Salmo 51:12). Hay una gran verdad, el pecado quita el gozo que produce la salvación; no es posible vivir con gozo y alegría sin la presencia de Dios, sin una relación de compañerismo y amistad con Jesucristo.

La Biblia dice: “Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien. Toma ahora la ley de su boca, Y pon sus palabras en tu corazón. Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; Alejarás de tu tienda la aflicción” (Job 22:21-23).

Hoy levanta tu ánimo y en gran manera gózate en el Señor, piensa cuán grande, sublime e incondicional es el amor de Dios, porque ha cubierto con su manto tu pecado y ha vestido tu desnudez con ropaje de salvación, te ha ataviado con vestiduras sin mancha, sin arruga y resplandeciente como el novio que va al altar y más aún te ha puesto como joya en su corona. Gózate y alégrate en el Dios de tu salvación, pues eres de tal forma como Él quiso que fueras.

Hermano, hallar “la felicidad” - en términos bíblicos “gozo”- es decisión y solo hay un lugar preparado de antemano para cada uno: la presencia de Dios en nuestra vida. David decía: “En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre” Oración.

"Amado Jesucristo, por mucho tiempo albergué tristeza en mi corazón, hasta el día en que abrí mi corazón para que moraras dentro de mí, pues lavaste mi maldad y mi pecado, me vestiste con manto de justicia y hoy puedo gozarme y deleitarme en tu presencia. Te amo Señor. Amén.

viernes, 11 de abril de 2025

Paz para transmitir

 


Paz para transmitir

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Juan 14:27

Vivimos en un mundo que, por causa del pecado, está constantemente en guerras y conflictos entre países y ciudadanos; como habitantes de un pueblo o ciudad vemos cómo los robos, los accidentes, las estafas y toda clase de mal, son parte del día a día. Son hechos que, sin duda, cuando somos víctimas de ellos o quizás algún familiar, causan cierta conmoción, turbación o temor en nuestro corazón, pues son actos a los que no estamos acostumbrados ni tampoco preparados; sin embargo, lo importante es que Dios siempre tiene una palabra de esperanza, paz y consolación, porque aunque para nosotros sea o haya sido sorpresivo e inesperado, lo cierto es que Dios nunca pierde el control.

En verdad, es más impactante y conmovedor poder saber y creer que su Palabra en Romanos 8:28 dice “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Y también superior a cualquier inseguridad, es poder escuchar la palabra de seguridad que el Señor en Mateo 10:29-31 nos da, pues dice: “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”

Hermanos, como nos dice el versículo del día, el Señor nos ha dejado su paz, que en otras palabras es, nuestra seguridad y bienestar; pero también dice que, Él nos da su paz, justamente para que, cuando lleguen las tormentas o adversidades no nos dejemos perturbar o atemorizar, pues Él previamente nos ha dicho que “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33b.

Ahora tú, sé un canal de bendición y como dice el título de este devocional, transmite a otros la paz que su Palabra nos da.  Oración.

«Amoroso Padre Celestial, gracias Señor por este nuevo día de vida que me das, y hoy de manera especial y como dice tu Palabra en Números 6:24-26, ruego para que tú, me bendigas y me guardes, tú hagas resplandecer tu rostro sobre mí, tengas de mi misericordia, tú alces sobre mí tu rostro y pongas en mí y en mi familia: paz, por Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, amén.

jueves, 10 de abril de 2025

EL PERDONAR NO TIENE LÍMITE

 


EL PERDONAR NO TIENE LÍMITE

 “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”, Mateo 18:21-22

Es probable que Pedro piense que está siendo dadivoso al decir que perdonaría a un hermano “hasta siete veces” porque la norma rabínica era tres, pero Jesús lo corrige diciéndole: “hasta setenta veces siete”. Podemos multiplicar y decir son cuatrocientos noventa veces, pero el Señor quiere que entendamos las matemáticas celestiales gravadas en el corazón perdonador. En otras palabras, es perdonar sin límites a su hermano, es perdonar siempre, todas las veces que sea necesario.

El perdón es difícil en nuestras fuerzas, tanto recibirlo como darlo, pero el Espíritu de Dios nos ayuda a perdonar, y también a pedir perdón cuando hemos ofendido. La Biblia dice: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. (Efesios 4:32)

El perdón lo necesitamos todos, y de continuo, porque ofendemos fácilmente a nuestros hermanos, amigos, compañeros, familiares, pues Dios nos ha perdonado todos nuestros pecados y nos ha restituido a la plena libertad, y sin embargo le seguimos fallando; pero Él dice que: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Su perdón está disponible, Él siempre tiene sus brazos abiertos para recibirnos.

Debemos entender que nosotros ya recibimos el inmenso perdón de Dios y debemos apropiarnos de él, para poder extender el perdón a los demás. Ahora, si aún sientes heridas en el corazón, odios, celos, rencores, tensiones, ofensas, es momento de decidir perdonar, pues esto carcome el cuerpo y el alma y lleva a la enfermedad, pues no hay nada más nocivo que la falta de perdón y la amargura del corazón.

Hermano, experimenta el perdón en tu vida y recibirás sanidad integral.  Oración.

"Padre Amado hoy te agradezco porque has perdonado todas mis faltas en Cristo Jesús, y te ruego, examíname si hay heridas en mi corazón que hacen que alberge rencor, odio o venganza, pues hoy decido perdonar y también tener el valor para pedir perdón a quienes he ofendido. Gracias Señor. Amén. 

miércoles, 9 de abril de 2025

Más amor para compartir

 


Más amor para compartir

“Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.” 1 Juan 4:15-16

“Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.” 1 Juan 4:11-12

La manifestación de amor de Dios para con nosotros en Cristo Jesús, es un regalo que estamos llamados a disfrutarlo, pero también a compartirlo. Es tan poderoso el impacto que tiene el amor de Dios en las personas que de nuestra parte lo reciben que, dice la Palabra, es como si a través de nosotros Dios se les estuviera revelando. El amor de Dios, por su puesto, es tan contrario o diferente al amor humano o el que profesa el mundo, que cuando lo compartimos o lo extendemos a los demás, sin duda se reconocerá que es un amor que solo puede provenir de Dios.

Es por esto que, en nuestras fuerzas o en nuestra naturaleza carnal nos es imposible manifestar este amor, puesto que, la naturaleza pecaminosa está viciada o corrompida de tal manera que cuando ella recibe mal también da mal, cuando se ofende ella también ofende o busca venganza; guarda rencor, grita, se irrita, le gusta mentir, le gusta robar, es egoísta, envidiosa, vanidosa, entre otras; y todo esto es contrario a lo que Dios en su Palabra dice que es el amor, puesto que “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13:4-7).

La buena noticia es que ahora cada creyente en Cristo Jesús, ha sido llenado con el amor de Dios en su corazón por el Espíritu Santo (Romanos 5:5), Espíritu Santo que cuando permanecemos en comunión con Él, nos fortalecerá e impulsará ya no a actuar según nuestra propia sabiduría, costumbres o vicios, sino según la verdad de Dios. Así que, ser intencionales y constantes en buscar comunión con el Espíritu Santo a través de los diferentes medios, como la oración y la Palabra de Dios, nos llevará indudable y genuinamente a reflejar o manifestar en nuestra vida y con nuestro prójimo las virtudes de su fruto, entre ellas, la primera y de las más importantes: el amor (Gálatas 5:22-23).    Oración.

«Padre, gracias por tu Espíritu, sin Él nada bueno en mi vida sería posible y constante; gracias Señor, por enseñarme cada día a permanecer en ti, en tu presencia y en comunión con tu Espíritu, pues he podido ver cómo mi manera de pensar, sentir y actuar que estaba viciada por el mal, se va cada día debilitando y transformando, de modo que genuina y sinceramente puedo tu amor compartir y reflejar, amén.

martes, 8 de abril de 2025

Amor para compartir

 


Amor para compartir

 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” 1 Juan 4:10

Los pasajes Bíblicos de hoy nos muestran una preciosa, maravillosa y poderosa verdad, que nos deja ver la esencia misma de Dios, su amor; El amor de Dios tan grande, sublime y único que aun cuando eramos sus enemigos por causa de nuestro pecado, Él envía a su unigénito Hijo para que muriendo en la cruz, se cumplieran las justas demandas o se pagara el justo juicio que Él exigía por nuestro pecado, para que ahora, todo aquel que cree en Jesús como el que pagó por sus pecados, es decir, como su Salvador, no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Dicho de otro modo, cuando nosotros estábamos destinados a una vida sin sentido, sin propósito y en esclavitud, e íbamos directamente a condenación, Dios, solamente por su amor, decidió salvarnos en Jesucristo, su amado y único Hijo. Es esta realmente la manifestación del amor más puro y verdadero que nos ha sido dada a conocer, el amor de Dios en Jesucristo (1 Juan 4:9); un amor que salva, que libera, que perdona, que tiene paciencia y misericordia, que provee y que nunca deja de ser (1 Corintios 13:4-8).

El amor de Dios no tiene límites ni condiciones, es eterno y para todos, es real y verdadero; y si tú quieres en tu vida tenerlo y experimentarlo, basta con que creas que de esa manera te ha amado Dios, recibe a Jesús en tu corazón con una sencilla y sincera oración (como la que está al inicio de este devocional), reconócelo como la manifestación del amor de Dios y recíbelo como tu Salvador, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16.

Finalmente, y como el título de este devocional, el amor es para compartir. Así que, comparte con amor y generosidad este devocional.   Oración.

«Amoroso Dios, en este nuevo día que me regalas de vida, anhelo recibir más de ti, de tu maravilloso e inagotable amor, y por esto hoy, confieso con mi boca y creo en mi corazón que tu amado Hijo Jesús, vino a este mundo por amor a mí y en obediencia a ti; Jesús: te declaro como mi Señor y Salvador, gracias por morir en la cruz por mis pecados para hacerme libre de condenación y darme una nueva, eterna, fructífera y abundante vida. Te alabo y te bendigo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, amén.