El corazón de la navidad
“Y aquel
Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como
del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14
“Y José
subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que
se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser
empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y
aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y
dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un
pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.” Lucas 2:4-7
La navidad
debería llevarnos a Jesús, Él es el corazón de la navidad, es la navidad;
meditemos acerca del gran significado que tiene el hecho de que el Verbo Eterno
de Dios se haya hecho carne y haya habitado entre nosotros; el Creador tomando
la forma de su creación, el Dios Inmortal haciéndose mortal; tan sorprendente e
impactante es, que cuesta entender cómo Él que lo llena todo y está en todo
lugar viniera a este mundo y naciera en un pesebre, y más aún, cuando sabemos
que Dios es santo y nosotros pecadores; que grandioso, que magnifico, que
glorioso acto, que nos lleva a vislumbrar su gran Amor.
El Dios
soberano, en el lugar y momento oportuno envió a su Hijo para que viniera a
ejecutar su plan de salvación, todos los acontecimientos ocurridos, como el
censo promulgado por Augusto César, nos muestran el control de Dios en cada
situación, pues con este suceso José tuvo que viajar a Belén para que fuese
empadronado, cumpliéndose lo anunciado por el profeta: “Pero tú, Belén Efrata,
pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será
Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la
eternidad.” Miqueas 5:2.
Saber que
Dios siempre tiene el control, debería producir en nosotros paz y seguridad,
pues Él puede utilizar cada circunstancia para cumplir también en ti y en mí,
su voluntad, y así hacer que nuestros corazones sean como el de Jesús,
recordemos su promesa: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes
a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.”
Romanos 8:28-29. Oración.
«Padre Dios,
gracias por Jesucristo, Él es verdaderamente quien le da valor a la navidad y
también quien le da valor a mi vida, te pido que tu Santo Espíritu me lleve a
vivir de acuerdo a tu voluntad con el nuevo corazón que me has dado, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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