El verdadero
conocimiento de Dios
“El que
dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la
verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el
amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que
dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” 1Juan 2:4-6.
“Hasta que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” Efesios
4:13.
Este pasaje
habla de conocer a Dios, de estar con Dios y permanecer en Dios, lo que implica
tener una relación personal con Él; y este debe ser el anhelo de nuestro
corazón. San Agustín decía “Nos creaste para ti, Señor, y nuestro corazón
andará siempre inquieto mientras no descanse en ti”.
Antes había
muchas líneas de pensamiento sobre el conocimiento de Dios; los griegos estaban
convencidos que podían llegar a Dios por medio del razonamiento y búsqueda
intelectual, posteriormente trataron de encontrar a Dios en la experiencia
emocional y esto dio a luz religiones misteriosas, llevando a las personas a un
punto de expectación y sensibilidad emocional. Esto no era conocer a Dios ni
sentir a Dios, era solo una experiencia pasajera.
Para los
judíos el conocimiento de Dios no era por especulación humana ni por una
experiencia en las emociones, sino por la propia revelación de Dios. Esta
manera también está relacionada con el cristianismo; Dios se ha revelado a sí
mismo por medio de su palabra, haciéndose conocer como un Dios santo, una
santidad que conlleva, al que lo conoce, a la obediencia de sus mandatos. Por
eso, Juan nos dice que el conocimiento de Dios se puede demostrar solamente por
la obediencia a Él.
Para
nosotros, los que creemos en Jesús, conocer a Dios es experimentar su amor en
Cristo y devolver ese amor con obediencia. La única manera de demostrar que
somos obedientes y estamos unidos a Cristo es imitándolo, Juan lo expresa así
“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. El que pretenda
permanecer en Dios debe vivir entonces de la misma manera como Jesús vivió.
Juan plantea
dos principios aquí: el conocimiento debe llevar a la obediencia y la unión
debe llevar a la imitación, lo que debe impulsarnos cada día a andar en
santidad, no tomando a la ligera el pecado ni permitiendo que alguna situación
nos induzca a él.
El
conocimiento de Dios debe afectar nuestro diario vivir para poder andar como
Él, en amor, en misericordia, en santidad, entre otros. Juan se deleita en
decir que Jesús es el hombre modelo que debemos imitar, entonces debemos
pedirle al Señor que nos ayude a crecer a su estatura espiritual. Oración.
«Amado Dios,
gracias porque me desafías a tener una vida digna al llamado que he recibido,
me estimulas a crecer en amor y conocimiento de tu palabra para que sea
obediente a tus preceptos; gracias porque me has dado tu revelación para querer
vivir como Jesús, con humildad, gentileza, santidad, amor y misericordia.
Quiero que cuando otros observen mi vida puedan verte a través de mí. En Cristo
Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
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último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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