jueves, 26 de mayo de 2022

Conforme a vuestra fe os sea hecho

 


Conforme a vuestra fe os sea hecho

“Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho”. Mateo 9:27-29

El Señor nos ha dado una medida de fe a cada uno de nosotros (Romanos 12:3), lo importante no es si nuestra fe es grande o pequeña como un grano de mostaza, sino que tenga el poder suficiente para que el Señor obre en nuestra vida conforme a ella, tan solo necesita que creamos como dice Lucas 17:6 “Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”.

Para Dios poco es mucho, si tenemos fe. Bastó cinco panes y dos peces para que Jesús diera comida a una multitud. ¿Realmente confiamos que el Señor es suficiente para hacer lo que Él quiere en nosotros?

El énfasis en este pasaje se concentra en la fe de los ciegos. Jesús responde a su clamor, cuestionándolos con esta pregunta: ¿Creéis que puedo hacer esto?, una manera de probar si tenían confianza en su poder para sanarlos. Esa misma pregunta hoy nos la hace el Señor a nosotros frente a la situación que estamos pasando, ¿qué podemos responder? Cuando los ciegos respondieron que sí, Él hizo el milagro.

«Hijo de David» era una expresión común por medio de la cual se identificaba a Jesús como el Mesías, porque se sabía que el Mesías sería descendiente del rey David (Isaías 9:7), siendo el Mesías, se profetizaba que podía dar vista a los ciegos, como dice Isaías 42:7 “para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas”

El Señor realizó muchos milagros sin tener en cuenta la expresión de fe de los que los recibieron, porque es un Dios misericordioso y bueno, que obra en nosotros a pesar de nuestra fe, pero anhela oír de nuestra boca que creemos en Él.

Charles Spurgeon decía: “El mayor de todos los milagros es la salvación de un alma” y es cierto, pero debemos confesar nuestra fe como dice Romanos 10:9-10 “que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.

Después del milagro Jesús les pide a los ciegos, que no compartan su buena noticia de sanidad, para no excitar a las multitudes, pero ellos no se pudieron contener, claramente lo desobedecieron; hoy, el Señor nos pide lo contrario, porque nos manda a publicar las buenas nuevas y muchos nos resistimos a su orden.

Jesús quiere ofrecer sanidad espiritual a un mundo pecador, ciego y enfermo. Contemos lo que ha hecho en nosotros sin temor, y glorifiquemos a Cristo y cumplamos así con el llamado a extender el evangelio hasta lo último de la tierra.   Oración.

«Señor Jesucristo, gracias por haber obrado en mi vida el mayor de los milagros, la conversión de mi alma, que ha traído tantas bendiciones y sanidades en mi caminar contigo, hoy como esos ciegos te doy gracias por abrir mis ojos a la luz de tu evangelio, por darme fe para que obres conforme a ella. Gracias por los que aún están ciegos espiritualmente, permite que yo predique la buena noticia para que reciban salvación, En Cristo Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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