En su
presencia hay plenitud de gozo
“Cantad
alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría;
venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; Él nos
hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza;
alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su
misericordia, y su verdad por todas las generaciones” Salmos 100:1-5.
“Me
mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a
tu diestra para siempre” Salmo 16:11.
El salmo
cien es una gran doxología o lenguaje que indica una oración de alabanza a Dios
y es el final glorioso de un grupo de salmos, con los que se quiere resaltar la
manera correcta de entrar en la presencia de Dios; la experiencia gozosa y el
deleite de estar con Él.
Nos dice claramente
“cantad alegres”, “servid con alegría”, “venid ante su presencia con regocijo”,
enfatizando que Dios no quiere que nos acerquemos con un semblante serio o
totalmente agobiados por las cargas, sino que lo hagamos con gozo para alabarle
y adorarle a Él.
Estar con
Dios debe ser una experiencia feliz, reconociendo que Él es Dios y nosotros
hechura suya. Es entrar con confianza y dependencia total sin importar como
estemos, porque es el único que conoce nuestro corazón, el que escucha nuestro
grito de alabanza en medio de una angustia o nuestro grito de júbilo en medio
de una bendición.
En Hechos
4:24, los apóstoles regresaron e informaron a la Iglesia primitiva en Jerusalén
lo que estaba sucediendo con la persecución de la iglesia y se presentaron ante
Dios en oración, y comenzaron diciendo: «Soberano Señor, tú eres Dios». Ante
una situación adversa como esta ¿lo creemos? o ¿seremos como muchos que se
comportan como si Él no fuera Dios?
No dejemos
que los problemas nos roben el gozo de disfrutar de su presencia. El apóstol
Pablo y Silas nos dan un ejemplo: después de haber sido azotados, puestos en la
cárcel y asegurados sus pies en el cepo, no tomaron una actitud negativa sino
gozosa y dice Hechos 16:25 “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban
himnos a Dios; y los presos los oían”. El gozo es fruto del Espíritu Santo y
ninguna dificultad debe quitárnoslo; además, el gozo del Señor es nuestra
fortaleza, porque cuando en alabanza le entregamos nuestra situación, Él nos da
las fuerzas para salir adelante.
Recordemos
Éxodo 15:2 “Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este
es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré”. La única
justificación para entrar a su presencia con un semblante triste es cuando
hemos pecado y nos acercamos en arrepentimiento a pedir perdón, con un corazón
contrito y humilde, pero esto no es adoración.
Este Salmo
nos da también tres razones para alabarle y adorarle: “Porque Jehová es bueno;
para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones”. El
Señor nos ha dado toda clase de bendiciones, su compasión no se ha agotado, su
misericordia es eterna y su verdad permanece para siempre; busquemos
intencionalmente adorarle y alabarle como a Él le agrada. Oración.
«Señor mi
Dios, solo tú eres digno de alabanza. Quiero adorarte con todo mi corazón;
lléname de alegría y gozo en el Espíritu, para alabarte y reconocerte como mi
creador. Que mi boca se llene de acción de gracias por tu infinita bondad,
fidelidad y misericordia. Haz que encuentre cada día en tu presencia mi deleite
y plenitud. En el nombre de Jesús, amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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