Montes que obstaculizan la fe
“Respondiendo
Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que
dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón,
sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. Marcos 11:
22-23
Reconozcamos
que hay montes en nuestra vida, que no nos dejan avanzar y crecer espiritualmente,
nos estancamos cuando estamos ante problemas que son difíciles de resolver o
cuando tenemos montañas de culpa e inseguridad que nos impiden vivir
victoriosamente y desarrollar nuestro potencial y sólo pueden ser allanadas con
la gracia de Dios, cuando entendamos quién es Él y que no hay nada que no pueda
hacer. Jeremías 32:27 dice: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne;
¿habrá algo que sea difícil para mí?”
Mover
montañas debería ser una norma de vida de los creyentes, por eso el Señor nos
anima a tener fe y a dar pasos para remover todo obstáculo que se interponga.
Primero debemos confiar en Él, estando seguros de que no nos va a fallar,
quitando todo temor de nuestros pensamientos y afirmando sus promesas en
nuestro corazón, como dice Salmos 56: 3-4 “En el día que temo, yo en ti confío.
En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado; no temeré”.
Cuando nos
entregamos sin reservas, estamos convencidos de que Dios proveerá lo que falta
y dará solución a nuestro problema porque se interesa por nosotros, por eso
deleitémonos en Él, gocémonos en su presencia, su bendición está disponible,
pues nos impulsa a una dimensión de dominio sobre las adversidades. Salmo 37:4
dice: “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón”.
Dejemos todo
en las manos de Dios y descansemos en Él, “encomendar” es la máxima expresión
de confianza porque es desprendimiento total de nuestra carga, de nuestra
necesidad, para dejarle la solución a Dios. Salmo 37:5 “Encomienda a Jehová tu
camino, y confía en él; y él hará”.
No pensemos
más en el problema dice Proverbios 23: 7a “Porque cuál es su pensamiento en su
corazón, tal es él”, nos volvemos miedosos y ansiosos cuando nos enfocamos en
el problema, no dejemos que el ruido de nuestras dificultades nos impida oír la
voz de Dios. Dice hebreos 3:15 “entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz,
no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación”.
Dios quiere
que venzamos la incredulidad, que es el obstáculo más grande de la fe. Santiago
1:6-7 nos recuerda: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es
semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una
parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del
Señor. Oración.
«Señor
Jesucristo quiero colocar mis ojos en ti porque eres el autor y consumador de
la fe, con tu poder y gracia puedo allanar todo monte que se levante en contra
mía y que no me deje ver tu grandeza y potestad, quiero rendirme totalmente en
tu presencia en deleite y confianza seguro de que obrarás por encima de
cualquier circunstancia. En Cristo Jesús. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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