Me seréis
testigos
“pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:8
«No dejando
de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuando veis que aquel día se acerca.» Hebreos 10:25
Cuando el
Señor nos pide que atesoremos su Palabra no solo se trata de comenzar el
estudio de la Biblia cada día en oración, de leerla, de meditarla, de mirar
otros comentarios de otras personas que han escrito sobre ella y de obedecerla,
sino también de transmitirla a otros. Lo que el Señor anhela es que cumplamos
su plan soberano, alcanzando las naciones de la tierra.
Jesús les
pidió a sus discípulos antes de su ascensión que fueran sus testigos.
Literalmente lo dijo así: «Seréis testigos». No les pidió que fueran eruditos,
especialistas, enciclopedias ambulantes, simplemente que proclamaran lo que
habían visto y oído de Él, eso es lo que siempre hacen los testigos.
Si nosotros
hoy queremos obedecer el mandato de la Gran Comisión, no debemos solo memorizar
versículos y llenarnos solo de conocimiento, ni ocultar la verdad de Dios en un
cuaderno, sino que debemos salir a comunicarla a otros.
En la
Iglesia primitiva el cristianismo marchó de Jerusalén, Judea y Samaria; y de
ahí hasta lo último de la tierra. Desde esa época, ser misionero no era una
tarea fácil, alcanzar este mundo para el reino de Dios implicaba romper
barreras raciales, sociales y hasta religiosas, por eso era evidente que la
iglesia desde sus inicios necesitó el poder del Espíritu Santo para ser
testigos de Jesús.
Pablo en el
libro de Efesios da testimonio de los primeros 30 años de la historia de la
iglesia del primer siglo y cómo en su soberanía Dios uso a sus siervos para
extender el evangelio hasta alcanzar a los gentiles, lo cual desde un inicio
fue su propósito. Pablo dice: “que por revelación me fue declarado el misterio,
como antes lo he escrito brevemente, misterio que en otras generaciones no se
dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles
y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del
mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del
evangelio”. Efesios 3:3,5-6
El
movimiento cristiano ha logrado el pacto que Dios hizo con Abraham y Moisés,
los fundadores del pueblo de Dios. Génesis 12:3; Éxodo 19:6-8. Por eso como
iglesia tenemos que seguir comunicando su mensaje hasta que Jesús regrese y
toda la tierra sea llena del conocimiento de Jesús. Oración.
«Amado
Jesús, gracias por no dejarme sólo para cumplir la tarea de compartir tu
mensaje, derramaste tu Santo Espíritu en mí, para darme el poder de ser tu
testigo en esta tierra. Que al pensar en tu segunda venida me estimule y despierte,
siendo diligente en el cumplimiento de la Gran Comisión, enseñando y predicando
cada día tu Palabra. En el nombre precioso de Jesús he orado. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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