El perfecto
juicio de Dios
“Jehová Dios
mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame…
Jehová juzgará a los pueblos; Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia y
conforme a mi integridad” Salmo 7:1; 8.
Muchos
problemas se resolverían en este mundo si creyéramos que hay un Dios que juzga
con justicia, confiando en que Él finalmente pondrá todas las cosas en orden;
pero, mientras no comprendamos esto, seguiremos tomando la justicia con
nuestras propias manos para vengar los agravios que las personas nos hacen.
Si creemos
que Él podrá juzgar con perfecta justicia, es tiempo de dejar todo asunto en
sus manos y empezar a amar a los que tildamos de enemigos, como dice Mateo
5:43-44 “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu
enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen,
haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os
persiguen”.
En este
mundo enfrentaremos a diario desafíos, malentendidos, decepciones, dudas,
pruebas, tentaciones, contratiempos y hasta ataques enviados por el enemigo, y
debemos aprender a enfrentarlos en confianza y oración, como lo hizo David, de
tal forma que se atrevió a decirle a Dios que lo juzgara conforme a su justicia
e integridad. Si somos capaces de esto, es porque sabemos que estamos obrando
bien y que aun en medio de las dificultades estamos obedeciendo las enseñanzas
de Jesús. Recordemos Lucas 6:36-37 “Sed, pues, misericordiosos, como también
vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados; no
condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados”.
Podemos
tener absoluta confianza en el juicio de Jesús porque el Padre le ha dado la
autoridad para ser el juez perfecto, quien no es ajeno a nuestro sufrimiento
humano porque ya lo padeció en esta tierra; sufrió injusticia, tortura y
crucifixión y murió en la cruz por todos nuestros pecados, enfermedades y
desamparo, cargando todo el juicio por cada uno de nosotros, para que ahora
seamos libres y vivamos sin temor.
Demos
gracias porque podemos estar confiados en que al final, el Juez de toda la
tierra, hará lo que es justo. Oración.
«Señor
Jesús, tú eres mi refugio seguro. Gracias porque puedo confiar siempre en tu
perfecto juicio y nunca tomaré la justicia ni la venganza en mis manos;
enséñame a amar a mis enemigos como tú lo hiciste con tu amor incondicional,
para que pueda ser testimonio de tu amor y perdón, quizá así sean llevados a
arrepentimiento y te puedan conocer para ser salvos. En el nombre de Jesús,
amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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