Tenemos la
unción del Santo
“Pero
vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas” 1 Juan 2:20.
“Pero cuando
venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará
por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las
cosas que habrán de venir” Juan 16:13.
“Pero la
unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las
cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced
en él” 1 Juan 2:27.
¿Qué es la
unción del Espíritu Santo en el creyente? Cuando miramos la epístola del
apóstol Juan, podemos ver que la unción del Espíritu es el mismo Espíritu Santo
morando en el creyente; lo que significa que, desde el momento en que nos
convertimos a Cristo, recibimos al Espíritu Santo y su unción. Dice: “Pero la
unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros”, por esta razón no
necesitamos orar pidiendo una unción especial para desarrollar la obra de Dios,
puesto que ya la tenemos en nosotros; lo que debemos pedir y puede ser
repetidamente, es la llenura del Espíritu Santo, para ser controlados por Él.
Como lo dice el apóstol Pablo en Efesios 5:18 “No os embriaguéis con vino, en
lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”.
El Espíritu
que mora en cada uno de nosotros desata y libera la totalidad de su poder para
llevar a cabo cada aspecto de nuestra vida y ministerio, para la gloria de
quien es la cabeza de la iglesia, Cristo. Mientras más vivamos en sumisión y
obediencia al Espíritu Santo, más seremos usados y controlados por Él.
Una de las
funciones del “Espíritu de verdad” es enseñarnos acerca de la persona de
Jesucristo, porque nos lleva a comprender la verdad sobre la vida y obra
redentora de Cristo y a discernir el error para que no seamos engañados con
falsas doctrinas. Los verdaderos cristianos comprendemos las realidades
espirituales gracias a la luz del Espíritu Santo.
La obra del
Espíritu, en relación con los discípulos, era guiarlos a toda la verdad. El
verbo “guiará” en el vocablo griego significa “conducir por un camino”, indica
un progreso gradual. Lo que Jesús no pudo compartirles, por la inhabilidad de
ellos de sobrellevarlo en ese entonces, ahora el Espíritu lo hará. Veamos Juan
16:12 “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis
sobrellevar”. Esa promesa también es para nosotros, el Espíritu Santo adapta la
enseñanza al nivel de madurez espiritual de cada creyente, compartiendo toda la
verdad posible en cada etapa de nuestro desarrollo.
Así como en
el Antiguo Testamento, el ungimiento de profetas, sacerdotes y reyes los
capacitó para llevar a cabo su función, ahora, el Espíritu Santo, nuestra
unción, nos capacita para entender la verdad de Dios y hacer el ministerio al
que nos ha llamado.
La venida
del Espíritu, fue y sigue siendo una ventaja indecible para la iglesia, es
nuestra Guía, no solo para mostrarnos el camino, sino para influenciarnos
continuamente; por eso, ser guiados a la verdad es más que simplemente conocerla,
debe ser para nosotros deleite y poder transformador, para que todos los dones,
toda la gracia, toda la predicación, todas las lenguas y milagros bajo la
influencia del Espíritu Santo, sean para glorificar el nombre de Cristo. Oración.
«Señor
Jesucristo, gracias por el regalo de tu Espíritu, por la unción que me has dado
a través de Él. Espíritu Santo, quiero que me guíes cada día a la verdad, a
entender la palabra de Dios para aplicarla en cada aspecto de mi vida. Lléname
de tu poder, úsame con cada don que has impartido sobre mí, quiero depender más
de ti para llevar a cabo la obra que me has encomendado y glorificar así el
nombre de Jesús en esta tierra, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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