Oremos por
un buen liderazgo
“Y el pueblo
había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los
ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes
obras de Jehová, que él había hecho por Israel” Jueces 2:7.
“Y toda
aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de
ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho
por Israel. Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de
Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que
los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los
dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y
provocaron a ira a Jehová” Jueces 2:10-12.
Vivimos en
un mundo desordenado y caótico que no es diferente a la sociedad en los tiempos
de los jueces en Israel. La nueva generación que entró a la tierra prometida no
logró controlar el pecado y la idolatría, a pesar de todas las advertencias que
Dios hizo a través de Moisés, Josué y los padres de las tribus de Israel.
Después de
la muerte de Josué y de los padres de las tribus, se levantó una generación que
no conocía a Dios. La pregunta que nos podemos hacer es: ¿qué pasó después del
liderazgo de Josué y de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales
habían visto todas las grandes obras de Dios?, ¿por qué esa nueva generación
olvidó el pacto con Dios y empezó a vivir a su manera?, ¿falló acaso el
liderazgo dejando de trasmitir a la nueva generación los mandamientos de Dios?
Pareciera que así fue.
Uno de los
grandes errores fue que se olvidaron de las advertencias de Dios y permitieron
que algunos pueblos paganos convivieran con ellos, y empezaron a amoldarse a
sus costumbres y prácticas religiosas, convirtiéndose en “espinas clavadas en
el costado” y una tentación constante para ellos (Jueces 2:1-3).
Dios no
quiere que hagamos concesiones con las cosas malas, sino que cortemos de raíz
todo lo que nos separe de la devoción a Él. Israel cayó en un círculo vicioso
de desobediencia una y otra vez, clamaban por liberación y Dios levantaba
jueces que los libertaran, pero estos líderes solo trajeron una paz temporal,
no definitiva. La palabra juez en hebreo es “shophel” que significa
“libertador” es decir cualquiera que trae justicia y hace las cosas bien.
Dios levantó
estos jueces para ayudar a su pueblo, sin embargo, a pesar de que el Señor
guardaba inviolable su promesa de bendición para Israel, ellos con sus notorias
y repetidas violaciones al pacto con Dios, perdieron todo derecho a sus
beneficios al desobedecer la voluntad de Dios, dedicarse a la idolatría y
exponerse a las tentaciones del mundo pagano; Dios los dejaría entonces sufrir
las consecuencias de sus malas decisiones, para ver si así se arrepentían y
volvían a Él.
Así como en
tiempos de los jueces, hoy el mundo necesita buenos líderes que marquen la
diferencia, fortalecidos por el Espíritu Santo, que perseveren en la Palabra de
Dios y comuniquen las buenas nuevas, para que nuestra generación conozca que
Jesús es el gran libertador, que es el Salvador del mundo; líderes que se
levanten a proclamar la gran obra que ha hecho Dios en medio de nosotros, al
enviar a su Hijo Jesucristo a morir por la humanidad para dar liberación,
perdón de pecados y vida eterna. Oración.
«Amado Dios,
hoy te clamo por un buen liderazgo; hombres y mujeres que consagremos nuestras
vidas a ti y nos levantemos a proclamar que Jesús es nuestro gran libertador,
que es el único que puede traer liberación, perdón y vida eterna; que el
Espíritu Santo que ahora vive en mí, me dé el poder y la sabiduría para poder
trasmitir a esta generación el mensaje de salvación. Señor quiero marcar la
diferencia, en Cristo Jesús. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo. ¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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