El justo por los injustos
“Porque
también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos,
para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado
en espíritu”. 1 Pedro 3:18
“Y el pueblo
estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros
salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. Los
soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y
diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también
sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL
REY DE LOS JUDÍOS. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba,
diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Lucas
23:35-39
Jesús era
totalmente inocente y a pesar de eso fue crucificado injustamente. Era “justo”,
sin embargo, murió por los “injustos”. La justicia de Jesús se pone en
contraste con todas las personas que estaban mirando su ejecución, es un pasaje
bastante irónico; los gobernantes se burlaban de Él, los soldados también se
mofaban diciéndole que si era el rey de los judíos se salvara a sí mismo y, uno
de los ladrones que estaba junto con Él en la crucifixión, le recriminaba que
se salvara a sí mismo y a ellos.
De hecho,
Jesús estaba muriendo para salvarlos a ellos y a nosotros, pero para hacerlo
tenía que morir, no podía salvarse a sí mismo; todo con el fin de llevarnos al
Padre. La cortina del templo se rasgó por la mitad, simbolizando el acceso a la
presencia de Dios, que se hizo posible para todos por medio de su muerte (Lucas
23:45).
Si lo vemos
de esta forma, no somos nada diferentes a estas personas que estaban presentes
allí, porque antes de aceptar a Cristo éramos tan injustos como ellos, quizá
nos burlábamos, nos mofábamos o le recriminábamos al no conocer su amor; sin
embargo, Lucas nos muestra la decisión que todos debemos tomar frente a Cristo
en algún momento de nuestra vida.
Podemos
rechazar a Cristo, como lo hizo uno de los malhechores, o podemos poner nuestra
fe en Él, como lo hizo el otro ladrón cuando se volvió a Jesús y le dijo:
“Jesús acuérdate de mí” (Lucas 23: 42). Todo se trata de una decisión movida
por la fe. Juan 3:18 dice: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no
cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo
de Dios”.
Así como le
prometió al criminal que se volvió, que estaría con Él ese día en el paraíso,
también estaremos a su lado en el cielo disfrutando de la eternidad, si tomamos
la decisión de volvernos a Él y pedirle que sea nuestro Señor y Salvador.
Jesús murió
por todos para que fuéramos hechos justos delante del Padre, Dios hace justos a
todos los que creen, sin distinción. Romanos 3:22 nos lo recuerda: “la justicia
de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.
Porque no hay diferencia”.
Hoy podemos
tomar la decisión, si todavía no lo hemos hecho, para vivir en la relación
correcta con Dios y con los demás. Todo depende de nosotros. Oración.
«Cuando te
miro a ti Señor Jesús y veo tu justicia, solo me inclino ante ti reconociendo
lo pecador que soy. No dudaste en morir por mí en esa cruz y derramar tu
preciosa sangre, para hacerme justo delante del Padre. Cómo no agradecerte por
lo que hiciste por mí. Ahora tengo una relación directa con mi Padre celestial.
Por eso ¡eres el único digno de todo honor y gloria por los siglos de los
siglos! Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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