Aliento de vida
“Así ha
dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en
vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre
vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y
viviréis; y sabréis que yo soy Jehová”. Ezequiel 37:5-6
Esta visión
en Ezequiel fue dada a los judíos desfallecientes que estaban en cautiverio,
para animarlos espiritualmente, porque Dios los iba a restaurar de su
dispersión tan prolongada, anunciando de esta manera que Israel renacería como
nación.
Ningún poder
creado puede dar vida y restaurar de la manera que dice el pasaje de Ezequiel,
solo Dios puede hacerlo. Aquí se describe que la piel y la carne cubrieron los
huesos secos y luego se le dio una orden al viento que soplara sobre esos
cuerpos para que revivieran. El viento en la Biblia es figura del Espíritu
Santo y representa el poder vivificante. Solo Dios puede hacer que nos
levantemos, cuando pone su aliento de vida dentro de nosotros para que volvamos
a vivir.
Es lo mismo
que expresó el Señor Jesús a Nicodemo en Juan 3:8 “El viento sopla de donde
quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es
todo aquel que es nacido del Espíritu”. Nuestro amado Salvador habla de la
necesidad de un nuevo nacimiento y de una regeneración; nacer de nuevo es el
comienzo de una vida espiritual (Juan 3:5-6).
Pero para
nosotros, los creyentes, es una clara alusión a la resurrección de los muertos,
porque al final de los tiempos Jesús regresará y por su poder abrirá nuestras
tumbas para levantarnos con Él a su gloria eterna. Pablo lo dice de esta
manera: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con
trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire,
y así estaremos siempre con el Señor” (1 tesalonicenses 4:16-17).
También
representa el poder y la gracia de Dios en el momento de la conversión, donde
pasamos de muerte a vida, cuando su Espíritu es puesto dentro de nosotros y nos
guarda para salvación por su poder, por medio de la fe. Juan 5:24 dice: “De
cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene
vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”.
Hermanos, si
hoy nos sentimos secos, cansados y desesperados por las situaciones que parece
que no cambian, es el momento de recordar que el Señor nos ha dado vida y vida
en abundancia (Juan 10:10). Hoy te invito a que pasemos tiempo, pidiendo a
Dios, poder respirar esa nueva vida y tomemos aliento por medio del Espíritu
Santo, diciéndole que nos llene nuevamente.
Oración.
«Amado
Padre, gracias por ser el dador de vida; hoy te pido que el poder vivificante
de tu Santo Espíritu avive el fuego de mi corazón, para poder disfrutar la vida
en plenitud a la que me has llamado, por medio de la obra de Jesús a través de
su resurrección. Que tu aliento de vida me levante de mi condición de
desesperanza y muerte, para caminar nuevamente en comunión contigo. Lléname una
vez más de tu Santo Espíritu, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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