Sacrificio
aceptable y verdadero
“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. Salmos 51:17
A menudo
fallamos, le fallamos a Dios por cometer pecado, y estamos tan alejados de Él
que pensamos y queremos agradarle con sacrificios y obras que muestren
externamente que tenemos un corazón que obedece a Dios. Buscamos aparentar o
engañar a los demás y finalmente no conseguimos más que autoengañarnos. Creemos
que las obras buenas que hagamos compensarán nuestro pecado, lo cual es
completamente falso, porque como dice la Palabra de Dios hoy, Él no quiere y no
acepta otro sacrificio por el perdón de pecados, que no sea un espíritu
quebrantado y un corazón arrepentido y humillado delante de Él. Aún como
creyentes en Cristo, que sabemos que el Señor pagó por todos nuestros pecados,
debemos arrepentirnos y confesarlos conforme dice 1 Juan 1:9 “Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad”.
El Señor
siempre estará dispuesto a escucharnos y en Cristo Jesús perdonarnos, pero
nosotros también debemos ir siempre a su presencia, reconociendo nuestra
necesidad de Él e incapacidad de poder hacer algo más que nuestra humillación
en oración, para poder encontrar su perdón y la comunión con Dios, pues
claramente dice la Palabra en Mateo 5:3 “Bienaventurados los pobres en
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.
Así que, si
has fallado, si has pecado y de verdad estás arrepentido, no necesitas más que
ir a tu cuarto, cerrar tu puerta y humillarte delante de Dios; tu Padre que te
ve en secreto y conoce tu corazón te recompensará en público, te dará el perdón
y la paz que tanto necesitas, y sin duda, tomará el control de tu situación
para que se resuelva conforme a su buena, agradable y perfecta voluntad, la
cual podrás encontrar y entender si tomas el hábito de escucharlo a Él, dice su
Palabra “De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he
aborrecido todo camino de mentira”. (Salmos 119:104). Oración.
«Señor, te
doy gracias por tu Palabra, pero te pido me des la voluntad para decidir creer
totalmente en ella y que así se borren de mis pensamientos y de mi corazón los
dichos y las costumbres erróneas aprendidas de otros hombres; que tu Santo
Espíritu, que, por gracia mora en mí, me guíe a toda verdad y me ayude a vivir
de acuerdo con tu voluntad, en el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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