Diligencia en el servicio a Dios, parte 1
“En lo que
requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;”
Romanos 12:11
Es muy
habitual que por estos días, donde se da comienzo a un nuevo año calendario,
las personas nos planteemos metas, propósitos y objetivos para cumplir a lo
largo de los próximos 12 meses; y justamente hay algo que hoy Dios quiere que
tengamos en cuenta e incluyamos en nuestros planes, y es el servicio a Él; el
versículo de hoy nos hace esta exhortación hermosa y precisa, que es necesario
que grabemos en nuestra mente, sintamos en nuestro corazón y ejecutemos en
nuestra vida.
El servicio
a Dios es esa actividad infaltable en nuestra agenda del día a día; el Señor es
claro e intencional cuando nos invita en el pasaje de hoy a que le sirvamos,
que trabajemos en su obra, pero requiere que lo hagamos con diligencia, es
decir, con rapidez y prontitud, que en nosotros haya esa buena voluntad y
proactividad cuando se trate de hacer tareas para el reino de Dios. También nos
habla de la motivación correcta, que es el fervor en nuestro espíritu, entonces
que cuando nosotros escuchemos, recordemos o se nos invite a hacer una labor en
servicio a Él, nuestro corazón arda de emoción y anhelemos fervientemente
hacerlo, que sea la actividad que más deseemos y disfrutemos hacer.
La promesa
de nuestro Señor Jesucristo respecto a este tema es sorprendente y motivante,
Él nos dice en Juan 12:26 “Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere,
allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.”
Es la garantía de las recompensas de nuestro Padre Celestial por el servicio a nuestro
Señor Jesucristo y su obra, es disfrutar de la presencia eterna de nuestro Dios
y de todas sus inigualables y super abundantes bendiciones. Así que, permitamos
que la palabra de Dios hoy nos exhorte y nos haga sensibles al llamado que el
Señor nos está haciendo; Dios quiere que incluyamos en nuestra lista de
actividades y prioridades diarias, el servicio a Él. Oración.
«Padre
Santo, en este nuevo día y comienzo de un nuevo año, quiero inicialmente darte
gracias; gracias porque como dice tu Palabra has venido perfeccionando tu obra
en mí, gracias por amarme tanto y por tener infinita misericordia de mí,
gracias por mi familia y por darnos la oportunidad de reunirnos y compartir.
Anhelo de tu abundante gracia para ser la persona que tú quieres que yo sea y
cumplir el propósito que tienes con mi vida, en el nombre precioso de Cristo
Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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