Alcanzando
las promesas
“Por tanto,
nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia
la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos
12:1-2
Las promesas
de Dios son tan hermosas y poderosas que muchas veces nos cuesta creer que las
recibiremos, vemos tan lejos la posibilidad que se cumplan en nuestra vida que
decidimos mejor ignorarlas y no tomarlas, pensamos que eso que leemos en la
Biblia que Dios ha hecho, fue solo en el tiempo de antes y en personas que Dios
seleccionaba porque eran buenas o perfectas. Lo cual no es cierto, pero damos
lugar a este tipo de pensamientos, justamente por nuestra ignorancia de las
Escrituras y por la falta de una relación real y sincera con Dios.
Cuando
nosotros pensemos en Dios, debemos hacerlo de acuerdo a lo que está escrito,
porque justamente esas personas, usadas por la gracia de Dios, fueron
inspiradas por el Espíritu Santo para escribir. El evangelio de Juan 20:31 nos
dice: “Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. Es decir que, el
propósito por el cual se escribió la Biblia es para que hoy en día nosotros
tuviéramos la certeza de que Dios existe, que envió a su Hijo por amor a
nosotros y que tuviéramos fe en Él, porque creyendo es la única manera en la
que podremos experimentar esa vida abundante y en victoria que Dios nos promete
y que nosotros anhelamos.
Debemos
entender que es por Cristo, por quien nosotros tenemos acceso y derecho a esas
promesas, Él soportó el sufrimiento y pagó el precio de nuestra bendición; por
esto el pasaje bíblico de hoy nos anima a que vivamos nuestra vida con los ojos
puestos en Jesús, el cual le creyó a Dios, sufrió en la cruz y ahora está
experimentando el gozo del cumplimiento de la promesa de Dios, estando a su
derecha. Tenemos a nuestra vista gran cantidad de testigos de la fidelidad de
Dios; así que, es nuestra decisión seguir manteniendo ideas falsas en nuestro
corazón u optar por conocer, aprender y tener fe en la verdad de su Palabra. Oración.
«Padre, que
tu amor derramado en mí y el que me manifiestas cada mañana y en cada momento,
nunca lo rechace o lo ignore, porque tengo claro que es tu amor en mí el que me
permitirá perseverar en ti y en el servicio a ti hasta el fin, con la certeza
de que cumplirás tu Palabra y tus promesas; y yo quiero ser parte de aquellos
que por la fe y la paciencia heredan tus preciosas promesas; así que, te ruego
que sea tu Santo Espíritu ayudándome y guiándome, en Cristo Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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