Sabiduría de Dios
“Fíate de
Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en
todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia
opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y
refrigerio para tus huesos”. Proverbios 3:5-8
Por la sabiduría
del mundo han sucedido masacres, guerras y muertes injustas e inhumanas
pensando que estaban bien o era lo más sabio que se debía hacer. Del mismo
modo, las personas por confiar en su propia sabiduría han invertido su tiempo y
sus ahorros en negocios o bienes materiales que al poco tiempo han fracasado o
destruido. Por esto, el hombre por confiar en la sabiduría y el consejo de otro
hombre ha terminado arruinando su vida o su familia, o eligiendo parejas que
terminan amargándoles toda la vida, abandonando el hogar o hasta asesinándolas.
La Palabra
de Dios dice que la manera de empezar a obtener sana sabiduría es teniendo
temor de Dios, en el Salmo 111 versículo 10 se nos dice que, buen entendimiento
tiene los que practican los mandamientos del Señor, pues el principio de la
sabiduría es el temor de Dios. También nos dice Proverbios 2:1-6, que se trata
de conocer y practicar su Palabra; buscar el conocimiento y la sabiduría de
Dios como si fuera un tesoro o plata, porque es aún más valioso para nuestra vida
que las mismas riquezas materiales. Dios nos promete que si así hacemos Él va a
cuidar de nosotros, va a dirigir nuestro camino, entenderemos lo que es
correcto y bueno, estaremos en la capacidad de decidir sabiamente cualquier
asunto de nuestra vida puesto que la discreción nos guardará y la inteligencia
nos preservará (Proverbios 2:7-12).
Así que, la
invitación para hoy es a que dejemos de confiar en nuestra propia sabiduría o
en la que viene del mundo y mejor escudriñemos la que viene de Dios, aquella
que encontramos en su Palabra, que años de vida y paz nos aumentará y que como
dice el pasaje Bíblico de hoy, la que será medicina para nuestro cuerpo y
refrigerio para nuestros huesos. Oración.
«Padre
Celestial cuánto amo yo tu Palabra, gracias a ella me has hecho más sabio que
mis enemigos, he contenido mis pies de todo mal camino y he aborrecido todo
camino de mentira, gracias Señor por la inteligencia y la sabiduría que me has
permitido adquirir por tus mandamientos; te alabo y te bendigo en este día
porque maravillosas son tus obras y muy profundos tus pensamientos, en Cristo
Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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