La fe que obra por el amor, parte 1
“Pues
nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque
en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe
que obra por el amor.” Gálatas 5:5-6
Conocemos
que toda persona es justificada o, en otras palabras, declarada justa delante
de Dios únicamente por la fe en Jesucristo, por ello, todo intento o intención
de querer obtener la justicia de Dios por otro medio, que generalmente se
piensa que es cumpliendo las obras de la ley, queda totalmente invalidado,
porque como dice Gálatas 2:16 por las obras de la ley absolutamente nadie será
justificado. ¿Podemos entonces concluir que ya no tenemos necesidad de cumplir
los mandamientos?, ¿podemos mentir, robar, codiciar y hacer las demás obras que
prohíbe la ley? No, sí es necesario que obedezcamos los mandamientos.
La ley como
dice la Palabra en Romanos 7:12, es santa y el mandamiento santo, justo y
bueno, por ende, se debe obedecer, pues es para nuestra bendición. Pero lo que
cambia es nuestra motivación o intención por cumplir los mandatos de Dios;
quiere decir, que ya no lo hacemos para buscar ser justos delante de Dios por
medio de nuestras buenas obras, sino que lo hacemos por amor, amor a Dios y
amor al prójimo.
Nuestro
versículo de hoy nos dice que la fe, es decir, aquello que hemos creído, obra o
se pone en acción a través del amor, que es la obra de Jesucristo cuando murió
en la cruz y nos liberó de la maldición que nos traía la ley por no poderla
cumplir (Gálatas 3:13), la que nos hace libres, pero no libres para cometer
pecado y sufrir las consecuencias, sino libres de la esclavitud del pecado.
Entonces,
sabiendo que no somos justificados ni condenados por cumplir la ley, pero que
tampoco nos debemos hacer esclavos del pecado; el llamado es a que vivamos en
la libertad que Cristo nos ha dado y siendo guiados por medio del Espíritu
Santo que se nos ha enviado. Si así lo consideramos, el resultado será una
maravillosa obra honrando a Dios y haciendo el bien a nuestro prójimo, es
decir, cumpliendo la ley por amor o, lo que en otras palabras sería, la fe
obrando por el amor. Oración.
«Señor, que
tu verdad, en la cual creo, sea la que me de entendimiento y libertad; te doy
gracias porque me permites acceder a ella y así poner mi fe en lo que tú dices.
Bendice mi vida y la de todos los que hoy estamos haciendo este devocional para
que sea tu Palabra viva y poderosa la que traspase nuestro corazón y
pensamientos, en el nombre de Jesús, a ti sea toda gloria y honra. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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