La
obediencia trae recompensa
“Nunca se
apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;
porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Josué 1:8
Los
mandamientos, estatutos y principios de Dios, que encontramos en su santa
palabra, han sido ordenados y preservados por Él hasta nuestros días, con el
propósito de que los conozcamos y los pongamos por obra, para que así seamos
prosperados y en todo nos vaya bien, conforme nos dice la porción bíblica de
hoy.
En la Biblia
encontramos diversos pasajes que nos hacen esta exhortación:
En Santiago
1:25, Dios nos dice que no seamos oidores olvidadizos de su palabra, sino que
seamos hacedores de ella, para que así seamos bienaventurados en todo lo que
hagamos.
Nuestro
Señor Jesús, en Mateo 7:24-27, nos advierte que aquel que oye sus palabras y
las hace, viene a ser como un hombre que edifica su casa sobre la roca, la cual
cuando vengan lluvias, ríos y vientos no será destruida.
En el
Antiguo Testamento podemos encontrar, en el libro de Deuteronomio capítulo 28,
que el Señor exhortaba al pueblo de Israel diciéndole que si oían atentamente
su voz, para guardar y poner por obra todo lo que Él les mandaba, entonces los
exaltaría trayendo sobre ellos bendiciones en todo lugar, momento y ámbito
(Deuteronomio 28:1-14).
El primer
Salmo, nos habla acerca de lo bienaventurada y prosperada que será la persona
que encuentra su deleite en la palabra de Dios y medita en ella de día y de
noche (Salmos 1:1-3).
Ahora bien,
no debe haber sombra de duda acerca de la veracidad de la Biblia y de la
fidelidad de Dios a ella, pues como nos dice la primera carta del apóstol Pedro
en el Capítulo 1 versículos 19-21, tenemos la palabra profética más segura a la
cual hacemos bien en estar atentos y que fue escrita por hombres de Dios
inspirados por el Espíritu Santo; y como dijo nuestro Señor Jesús en Mateo
24:35 “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” Así que, la
decisión más sabia, segura y que traerá bendición y prosperidad en este nuevo
año, es escuchar y obedecer prontamente la palabra de Dios. Oración.
«Querido
Dios, que mi corazón de piedra, terco y orgulloso, sea reemplazado por uno de
carne, humilde y obediente, que escuche atentamente tu palabra y la ponga por
obra. Te doy gracias por ese precioso regalo que es la Biblia, te pido que sea
tu Santo Espíritu revelándola a mi vida y ayudándome a honrarte con una
conducta que refleje tu carácter y tu amor, el cual ha sido derramado en mi
corazón, en el nombre de Jesús, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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