¿Amamos a Dios?
“Respondió
Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada con él”. Juan 14:23
Aunque
experimentar la presencia de Dios en nuestra vida debería ser parte de nuestro
día a día, a menudo no es así, por lo general los afanes de la familia, el
trabajo o el estudio, nos roban el tiempo con Dios y sin quererlo terminamos
tomando decisiones y haciendo todo de manera individual, sin consultarle a
Dios, y resulta que al poco tiempo por las consecuencias evidenciadas nos damos
cuenta de que estamos caminando sin la dirección de Dios. Pero lo delicado de
esto es que estamos dejando ver que en realidad no amamos a Dios.
El versículo
de hoy nos dice que si nosotros amamos a Dios guardaremos su Palabra, entonces
si en nuestro día a día no disponemos el tiempo para leer y meditar en lo que
nos quiere decir Dios en cada momento y para cada situación, es porque en
realidad estamos viendo a Dios como nuestra última opción, como el Dios que
apaga nuestros incendios. No somos conscientes y no tenemos la voluntad para
ceder el control de nuestra vida a Dios, sino hasta que se presente la más
grave consecuencia o sintamos que todo se sale de nuestro control. Y esto es un
error muy grande que estamos cometiendo, porque a pesar de que Dios tenga
misericordia, escuche nuestro clamor e intervenga en la situación, sin duda
vamos a tener que enfrentar las secuelas de nuestras propias y equivocadas
decisiones.
Así que,
hermanos, la invitación es para que amemos a Dios verdaderamente, que lo
conozcamos por medio de su Palabra y aprendamos a tener una relación sincera
con Él; si nosotros escudriñamos las escrituras nos vamos a encontrar con un
Dios que por amor nos adoptó como sus hijos, nos cuida y bendice. Dios no es un
ser lejano, Él ha decidido morar en cada creyente por medio de su Espíritu
Santo para guiarnos al conocimiento de su verdad y así revelarnos su buena
voluntad. El secreto para la bendición lo encontramos en su dirección (Salmos
25:12-13). Oración.
«Amado Dios,
cuántas veces me he alejado, he hecho lo malo por no escucharte. Te pido perdón
porque conociendo tu voluntad he sido desobediente y me he apartado de tu
verdad. Te ruego Señor en el nombre de Jesús que borres mi pecado y maldad y
crees en mí un corazón limpio que te ame y se deleite en tus mandamientos, para
gloria de tu Santo nombre, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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