La voluntad
de Dios
“Y a Aquel
que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que
pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en
la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos.
Amén.” Efesios 3:20-21
La voluntad
de Dios es ese acontecimiento bueno, agradable y perfecto que todos esperamos
que suceda en cada ámbito de nuestra vida.
Cuando
nosotros planeamos alguna meta, lo hacemos con las mejores intenciones y con
toda la alegría, queriendo que se lleve a cabo para nuestro beneficio; pero
resulta que eso, que muchas veces nos ideamos, no es lo que nos conviene, pues
dice el proverbio “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es
camino de muerte.” (Proverbios 14:12); suceso contrario a lo que acontece
cuando nosotros pedimos que, por encima de nuestros deseos y pensamientos
lógicos, se haga la voluntad de Dios, puesto que es Dios quien, en Cristo, nos
ha creado de nuevo y ha preparado desde mucho antes todas las buenas obras en
las que quiere que nosotros andemos (Efesios 2:10).
En un pasado
sin Cristo y sin el derecho de ser llamados hijos de Dios, vivíamos según
nuestros aparentes buenos pensamientos y según los consejos de nuestro prójimo,
pero ahora, como miembros de la familia de Dios, el Señor quiere que nosotros
cambiemos nuestra forma de pensar, que ya no lo hagamos como antes o como
piensa el mundo, sino que renovemos nuestro entendimiento aprendiendo y
aceptando su Palabra, su consejo y sus mandamientos para que así podamos
descubrir cuál es su voluntad, es decir, aquello que es bueno, agradable y
perfecto para nosotros (Romanos 12:2).
La
invitación es entonces a que sobre todo pensamiento o deseo de nuestro corazón
pidamos y anhelemos la voluntad de Dios, pues Él es poderoso para hacer todo
más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, por su Espíritu que mora en
nosotros; además, dice Dios “Como son más altos los cielos que la tierra, así
son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que
vuestros pensamientos.” (Isaías 55:9). Nuestro Dios fiel y misericordioso tiene
planes de bien y no de mal, con el fin de darnos el futuro que esperamos
(Jeremías 29:11). Así que, en este día digamos con toda fe y convicción “Venga
tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”
(Mateo 6:10). Oración.
«Rey de los
cielos, alabado y exaltado seas por tus innumerables y maravillosas obras;
todas buenas, agradables y perfectas. Gracias Dios Padre por tu inefable obra
en mí y por tan inigualable amor; te pido que por tu infinita misericordia
continúes haciendo tu voluntad y ejecutando los planes y pensamientos que has
preparado para mi bien y tu gloria, en Cristo Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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