Una
invitación despreciada
“y envió a
sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; más éstos no quisieron venir.
Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he
preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo
está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a
su labranza, y otro a sus negocios” Mateo 22:3-5.
“Entonces
dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; más los que fueron
convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a
las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a
todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de
convidados” Mateo 22: 8-10.
Esta
parábola de Jesús, nos muestra claramente que el evangelio es universal y Dios
está llamando a todos, pero no todos están dispuestos.
El mensaje
nos dice que un rey preparó un gran banquete para celebrar una boda y envió
muchas invitaciones a las personas que él quiso, pero estos rechazaron la
invitación porque estaban ocupados en otras cosas; entonces mandó a sus siervos
a que salieran y levantaran la voz por los caminos y llamaran a todo el que
quisiera ir, fuese malo o bueno, pero que no descartaran a nadie. Ellos serían
el reemplazo de los que hicieron caso omiso a la invitación.
Nuestro
padre celestial, está invitando a cojos, ciegos, enfermos, oprimidos y demás, a
las bodas del Cordero en el cielo, porque las puertas aún están abiertas para
todo el que acepte su mensaje. El pueblo judío había escuchado durante siglos
la invitación que Dios extendía por medio de los patriarcas y los profetas,
pero no escucharon y después envió personalmente a su Hijo a hacer la
invitación. Miremos en Juan 1:9-11 dice “Aquella luz verdadera, que alumbra a
todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue
hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyos vino, y los suyos no le
recibieron”.
Jesús vino
personalmente con un mensaje de esperanza, con una invitación al reino de los
cielos y fue rechazado por los suyos y murió en una cruz por esta causa. La
lista de invitados que había preparado inicialmente fue para su propio pueblo,
Israel, pero dice que ellos no lo recibieron.
El Señor
Jesús, antes de ir a la cruz, durante tres años enseñó el mensaje a los pocos
que quisieron oír y les pidió que extendieran la invitación a todas las
naciones, formando así su iglesia. Gracias a los apóstoles su mensaje llegó a
nosotros, ahora somos parte de la iglesia universal y somos sus siervos, por lo
cual hoy nos está recordando que debemos alzar nuestras voces con el mensaje
del evangelio a este mundo sordo por el ruido de tantas ideologías y filosofías
que rechazan a Dios y a su Ungido, porque la invitación a las bodas del Cordero
está vigente y aún las puertas no se han cerrado y Él quiere que sean muchos
los invitados.
Recordemos
que la invitación es un evangelio de gracia para todos, Dios invita, pero no
obliga a nadie. ¿Despreciarás esta invitación? Oración.
«Padre
amado, las bodas ya están listas, estás dispuesto a recibir a todo el que
escuche la voz de tu llamado, al reino de los cielos. Soy tu siervo y quiero
que me llenes de tu presencia y me impulses a compartir cada día tu amor a este
mundo tan necesitado de ti; que alce mi voz sin miedo por donde quiera que
vaya, con el mensaje liberador del evangelio. En el Nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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