Disfrutemos de la paz que Jesús nos dejó
“En aquel
día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación
puso Dios por muros y antemuro. Abrid las puertas, y entrará la gente justa,
guardadora de verdades. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento
en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Isaías 26:1-3
“La paz os
dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo”. Juan 14:27
La porción
bíblica de Isaías nos habla de una ciudad fortificada porque Dios ha puesto la
salvación como muros y antemuros, una ciudad abierta para un pueblo justo que
ha guardado la fidelidad. Aquella en la que están los que han afianzado su
mente o pensamiento en Dios y están guardados en completa paz.
Qué difícil
es en estos tiempos encontrar paz, dondequiera que vayamos hay discordias,
pleitos, guerras, etc. Quizás este pasaje nos muestra el conflicto que existe
entre dos mundos: el de los justos y el de los impíos. Estos mundos a veces se
superponen, pero no pueden coincidir, porque la rectitud es el camino de los
justos, mientras que la del impío es la iniquidad porque su corazón está lejos
de Dios. Como dice el Salmo 10:4 “El malo, por la altivez de su rostro, no
busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos”. No obstante, la
completa paz que tienen los justos, es consolidada por Dios. Dice Isaías 26:12
“Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras
obras”.
Hechos 10:36
nos dice: “Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de
la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos”. Jesús es la paz y todo
el que lo recibe predica su mensaje de paz.
Los
creyentes estamos llamados a vivir en paz, hay dos palabras claves en el
versículo de Isaías: perseverar y confiar. Algo que roba nuestra paz es el
pecado, para poder ser portadores de paz necesitamos en primer lugar estar en
paz con Dios, entonces si queremos ver a Jesús a través de nuestra vida debemos
obedecer y renunciar a todo lo que nos aparte de Él. Vivir en santidad armoniza
con vivir en paz. Una verdadera relación con Dios nos conducirá a una correcta
relación con otros. Recordemos lo que dice Hebreos 12:14 “Seguid la paz con
todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.
En
Filipenses 4:7 el Señor promete llenarnos de su paz: “Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús”. Es la seguridad de que, si perseveramos y
confiamos en Él a pesar del caos que nos rodea, guardará nuestras mentes
centradas en Él, para que tomemos decisiones sabias y tengamos fe, por eso no
debemos desesperarnos sino permanecer en su camino teniendo paz en nuestro
corazón. Recordemos que la paz es un fruto del Espíritu Santo que debemos
disfrutar independientemente de las circunstancias. Oración.
«Señor deseo
la paz en mis relaciones con otras personas, por eso te pido que mantengas mis
pensamientos y mi confianza puestas en ti. Siempre habrá conflictos en el
mundo, pero como hijo tuyo me has llamado a ser un agente de paz en mi familia,
comunidad e iglesia, esa paz que tú, Señor Jesús, me diste con la presencia de
tu Espíritu en mi corazón. Lléname de tu paz. En Cristo Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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