No mires tu
pequeñez, mira la grandeza de Dios
“Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saque
s de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte”. Éxodo 3:10-12
Cuando Dios
llama a Moisés, él no se siente capacitado para cumplir con la misión de sacar
al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto. Tenía que vencer varios
obstáculos: convencerse de que era el libertador que Dios había escogido,
convencer al pueblo de Israel que era el instrumento para su liberación y
finalmente convencer al Faraón de dejar salir a su pueblo. Se llenó de temor
para asumir una responsabilidad tan grande y difícil, se puso reticente.
Igualmente nos pasa a nosotros cuando nos desafían a servir al Señor, nos
sentimos incompetentes y sacamos excusas.
Como Moisés
tuvo que hacerlo, nosotros debemos recordar que el Señor está con nosotros y
tenemos todo su respaldo, tenemos toda su sabiduría y poder, porque su Santo
Espíritu es nuestro ayudador para poder cumplir con los propósitos divinos.
Dios no nos pide que trabajemos solos, nos ofrece todos los recursos para
lograrlo. Nos ha dotado de dones, habilidades y talentos que quizás no hemos
usado todavía.
Recordemos
Mateo 25:24-25 “Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo:
Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges
donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la
tierra; aquí tienes lo que es tuyo”. Debemos ser fieles en hacer la voluntad de
Dios y no ser negligentes como este siervo, Él nunca nos demandará más de lo
que somos capaces de rendir bajo el control y el poder del Espíritu Santo, por
eso no debemos ocultarnos detrás de nuestras deficiencias, sino mirar más allá
de nosotros mismos y confiar en el Dios todopoderoso que es capaz de usar
nuestra vida para sus grandes cosas.
No se trata
de nosotros sino de Él a través de nosotros, cuando renovemos nuestra mente y
recordemos lo que somos y tenemos en Cristo ya no habrá más temor, entonces
podremos expresar con seguridad lo que dice Filipenses 4:13 “todo lo puedo en
Cristo que me fortalece” Oración.
«Perdóname
Señor porque muchas veces no ceso de repetir lo pequeño e incapaz que me siento
frente a los desafíos de esta vida y especialmente cuando me cuestiono ¿cómo
podrías usarme para tus propósitos?, olvido fácilmente que dentro de mí reposa
tu poder a través de tu Santo Espíritu, quien me capacita y habilita para
llevar a cabo tus planes. Quiero poner mi mirada en tu grandeza Señor y saber
que no estoy solo, quiero ser un instrumento de bendición para muchos. Amén.
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