No se llega a Dios por nuestros esfuerzos
“Y aconteció
que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y
se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y
cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto
en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre,
cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos
sobre la faz de toda la tierra”. Génesis 11:2-4
“Acercándoos
a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios
escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como
casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. 1 Pedro 2:4-5
En el pasaje
de Génesis aparecen los descendientes de Noé, representando a la raza humana
que no aprende, aun después del juicio del diluvio, porque tienen una
naturaleza caída y no se pueden redimir por sí solos. Pretendían crear un
imperio mundial y promovieron la construcción de una ciudad y la torre de
Babel.
Aquella
torre no fue construida como un refugio para futuras inundaciones, sino que fue
una muestra de la actitud arrogante y desafiante del corazón humano contra
Dios. En su ambición, aquellos seres mostraron una actitud de rebelión contra
Dios. Él les había dicho que se esparciesen por toda la tierra y que se
multiplicasen, poblándola, y ellos respondieron «hagámonos un nombre famoso
para que no seamos dispersados sobre la faz de la tierra»; querían
engrandecerse hasta el punto de independizarse de su Creador.
Pretendían
construir sus destinos por sí solos, tratando de demostrar que no necesitaban a
Dios, creando obras y monumentos para mostrar que eran capaces de hacerlo,
dejando a Dios fuera de todo. Aquellos hombres, en sus esfuerzos por exaltarse
a sí mismos, nos revelan que sus aspiraciones consistían en querer llegar al
cielo con sus propios medios; sus pensamientos eran terrenales, persiguiendo la
gloria, la fama y el poder.
La torre de
Babel también simboliza el sistema religioso de todos los siglos que, con una
estructura rígida y uniforme de ladrillos, muy alta y apuntando arriba, trata
de alcanzar a Dios con sus propios esfuerzos, con rituales, ceremonias y
tradiciones humanas que muestran externamente apariencias de piedad y donde las
personas se amoldan al sistema.
Con Cristo
es totalmente diferente; Dios entrega a su Hijo para abrirnos el acceso a su
presencia y no es por el esfuerzo humano, sino por lo que Jesús hizo para acercarnos
a Dios. La estructura del cuerpo de Cristo es de piedras vivas, donde el
Espíritu Santo mora en cada uno de nosotros y va moldeándonos, así seamos
diferentes; pero en su multiforme gracia va repartiendo dones y habilidades
para que construyamos esa casa espiritual y sacerdocio santo en unidad, no con
asfalto como en la torre de Babel, sino con su amor y poder, donde Cristo es la
piedra angular y dependemos de Él.
Mediante el
incidente de confusión de las lenguas, Dios estaba mostrando su soberanía y que
nadie se puede interponer a sus planes. En el Nuevo Testamento, el día de
Pentecostés fue otro movimiento de lenguas, donde aquel día el evangelio fue
predicado en varios idiomas y Dios estaba presentando su respuesta a la torre
de Babel; un evangelio para toda la humanidad, donde Él tiene redención a
través de su Hijo y ya no es necesario que nadie realice esfuerzos para
salvarse, sino que acepte el llamado de Dios a través de Jesucristo. Oración.
«Amado Dios,
me asombra tu palabra donde revelas tan claramente que fui diseñado para
depender de ti, que no puedo alcanzarte por mis propios esfuerzos; me acercaste
a tu presencia al entregar a tu Hijo en la cruz. Señor, solo te pido que esta
humanidad deje de insistir en hacer las cosas a su manera, tu propósito es
eterno y nadie puede deshacer tu plan de salvación; rinde sus corazones
rebeldes ante tu presencia soberana, en el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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