Él cubrió mi
desnudez
“Y Jehová
Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió”. Génesis 3:21
“En gran
manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió
con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me
atavió, y como a novia adornada con sus joyas”. Isaías 61:10
“sino
vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
Romanos 13:14
Cuando el
hombre cayó por su desobediencia en el Edén, consciente de sí mismo, trató de
cubrir su desnudez con sus propias manos, pero el amoroso corazón de Dios lo
vio desvalido, desamparado, roto por el pecado y comenzó inmediatamente su obra
restauradora; el pasaje del Génesis nos dice que cubrió su desnudez física con
pieles de animales.
Este acto reveló
el plan redentor y restaurador de Dios para el hombre caído, este primer
sacrificio que proveyó un vestido físico apuntaría al sacrificio de Jesús que
proveería un vestido espiritual y restauraría al ser humano a la imagen y
semejanza de Dios cuando fue creado. Diseñado para ser un ser espiritual y
vivir en comunión íntima con Dios.
Jesucristo
cubrió nuestra desnudez y vergüenza, cuando quitó el pecado del mundo con su
muerte redentora, derramando su sangre para lavarnos de iniquidad, por eso
cuando el ser humano no conoce de Jesucristo, en vano trata de cubrir su culpa,
tratando de vivir moralmente, imponiéndose leyes y normas humanas difíciles de
cumplir, haciendo cultos religiosos que no satisfacen el corazón de Dios. La
verdad es que sólo somos aceptos por medio de Cristo, quien nos amó y se
dispuso a pagar por nuestra culpa en la cruz.
Incapaz de
vivir como Dios lo diseñó: espíritu, alma y cuerpo, el ser humano vive solo con
dos dimensiones gobernadas por su ego, el alma y el cuerpo, esto lo hace infeliz,
lastimándose a sí mismo y a los demás. Por eso, es necesario volver a la imagen
original y solo Jesucristo es la solución para lograrlo porque Él murió para
que viviéramos espiritualmente y volviéramos a estar en la relación correcta
con el Padre celestial. Como dice Romanos 6:10-11 “Porque en cuanto murió, al
pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive. Así también
vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús,
Señor nuestro”.
Jesús ahora
nos ha vestido con vestiduras nuevas de justicia y santidad como nos lo dice su
palabra en Efesios 4:24 “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y santidad de la verdad”, para ser luz en medio de este mundo
contaminado por el pecado. “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora
sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”. Efesios 5:8
El Señor nos
restauró para que ahora nosotros seamos restauradores. Isaías 58:12 nos dice:
“Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y
generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de
calzadas para habitar”. Es un llamado con el mensaje del evangelio a restaurar
espiritualmente a los que nos rodean. Oración.
«Señor
Jesucristo, tu gran amor por mí no lo merezco. Por tu infinita gracia me diste
la salvación con tu obra en la cruz del calvario y me revestiste de tu
presencia con tu Santo Espíritu, con vestiduras de salvación y manto de
justicia, para que no ande ya conforme a los deseos de mi carne, sino conforme
al Espíritu. Restaura con tu poder todo mi ser: espíritu, alma y cuerpo, para
que me halles irreprensible hasta tu regreso. En el nombre de Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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