El poder de ayunar y orar. Parte 2
“Pero yo,
cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi
oración se volvía a mi seno”. Salmo 35:13
“Y publiqué
ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para
solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para
todos nuestros bienes”. Esdras 8:21
La gente que
ha hecho cosas para Dios, ha testificado de la necesidad de la oración y del
ayuno, como herramientas poderosas para lograr lo que el Señor quiere a través
de ellos. Por eso, debe volverse una disciplina en nuestra vida si queremos
hacer su voluntad.
El Señor
Jesús dijo en Marcos 2:20 “Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado,
y entonces en aquellos días ayunarán”. Hablaba de los tiempos de la iglesia
después de su ascensión, donde Él sería quitado de esta tierra y necesitaríamos
orar, ayunar y permanecer más en comunión con el Espíritu Santo, para renovar
nuestra unción y estar siempre preparados para su regreso. También para
fortalecernos ante los acontecimientos que vendrán sobre este mundo antes de su
Segunda Venida.
Hay entonces
una necesidad espiritual de ayunar porque es la manera bíblica de humillarnos
ante los ojos de Dios, porque el ayuno trae revelación del Espíritu Santo sobre
nuestra condición espiritual, resultando en quebrantamiento, arrepentimiento y
cambio. Isaías describe el ayuno como “el día en que aflige el hombre su alma”.
Isaías 58:5
El ayuno es
el medio crucial para un avivamiento personal, que opera en la obra interna que
el Espíritu Santo hace en cada uno de nosotros de manera poderosa. 2 Timoteo
1:6-7 dice: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que
está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu
de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.
Nos ayuda a
entender mejor la palabra de Dios para que adquiera mayor significado en nuestra
vida, siendo vital y práctica. Este transforma la oración en una experiencia
más rica y personal, restaura la pérdida de nuestro primer amor hacía el Señor.
El ayuno es un medio primordial de restauración, libera el fluir del Espíritu
para hacer la obra a través de nosotros. Nos lleva a una vida más profunda en
Cristo.
Humillarnos
delante de Dios amplía el canal de su poder dentro de nosotros, transforma
nuestra fe, nos purifica espiritualmente de egoísmo, nos somete al horno de
fuego de la renunciación a los deleites de este mundo que nos separan de Él.
Quita nuestras impurezas para formarnos con el carácter verdadero de Cristo. El
ayuno renueva nuestro compromiso con Cristo de cumplir con la Gran Comisión
reafirmando nuestra decisión de hacer la voluntad del Padre hasta el fin. ¿Qué
estamos esperando para hacerlo? Oración.
«Amado Señor
Jesucristo, haz que entienda el verdadero significado del ayunar y orar para
que se vuelvan un hábito en mi vida, que a través de esas poderosas
herramientas espirituales aumentes mi percepción espiritual, aquietes mi mente
y mis emociones, renueves mi visión y me ayudes a seguir el plan que tienes
para mí. Produce entrega, quebrantamiento santo, calma interna y autocontrol en
mi vida, que sea capaz de crucificar mi carne y sujetarme en espíritu, alma y
cuerpo a ti. En el nombre de Jesús. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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