Mucho más
abundante
“Y a Aquel
que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que
pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros», Efesios 3:20.
Mucho más
abundante de lo que pedimos o entendemos, Dios está dispuesto a darnos, porque
el Espíritu en nosotros no está limitado. Por medio de la fe en su Palabra
colocamos en marcha esta acción poderosa en nosotros. No se trata de plenitud
de cosas materiales o riquezas desbordadas sino de su amor, ese amor de Cristo
que excede todo conocimiento y nos llena de la plenitud de Dios.
Esta era la
causa de la oración del Apóstol Pablo por el Espíritu: “para que os dé,
conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el
hombre interior por su Espíritu» (Efesios 3:16), es decir, que Dios nos llene
de toda comprensión espiritual para que entendiendo el amor de Cristo podamos
conocer una riqueza que excede a toda riqueza material y que nos da una
plenitud más allá de lo que nosotros podemos siquiera entender. ¡Maravilloso!
Entre más
nos acercamos a Cristo, más plenamente vivimos, como Pablo aun en medio de
circunstancias difíciles, como la cárcel, se maravillaba de poder entender el
misterio de Cristo y de tener el privilegio de anunciar entre los gentiles el
evangelio de las inescrutables riquezas del Señor. Esto era para él su máxima
recompensa, plenitud, abundancia y propósito.
Así que este
devocional no se trata de que pensemos en las riquezas materiales, las cuales
Dios es poderoso para suplirlas, la verdadera riqueza es comprender esto: que
Cristo habita por la fe en nuestros corazones y que su amor que excede todo
conocimiento ha sido derramado en nuestro corazón. Hermano, medita en esta
verdad, créela y declárala en voz alta: Cristo habita dentro de mí. Como dice
la escritura: “a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de
este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de
gloria,” (Colosenses 1:27). Oración.
«Padre
ayúdame con tu Espíritu a comprender toda la riqueza espiritual que tengo en
mí, gracias a Cristo y al hecho de que Él habita en mi interior. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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