Fortalecerse.
Parte 1
“Por lo
cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en
necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces
soy fuerte” 2 Corintios 12:10
“El amor es
sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se
envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4-7
Hemos
aprendido en los últimos devocionales cómo la confianza nos lleva a entregar
las cargas a Cristo y estamos llamados a despojarnos para experimentar la
plenitud de su amor. Como consecuencia de descansar en Cristo y despojarnos,
podremos recibir nuevas fuerzas, porque: “Él da esfuerzo al cansado, y
multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se
cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán
nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán,
y no se fatigarán” (Isaías 40:29-31).
Confío para
permanecer y suelto para experimentar plenitud en Cristo, siendo fortalecido
espiritualmente.
El mundo
cansa, el pecado agota y enferma, la carne hace la carga de la vida imposible
de llevar; terminamos cansados a punto de desfallecer; necesitamos confiar y
soltar en Jesús nuestra vida misma, pues muchas veces abusamos del trabajo,
estudio o en otro aspecto y quedamos sin fuerza; luego nuestra actitud con
otras personas nos lleva a dar una mala respuesta o a actuar sin disposición,
así que dañamos algo que es clave en nuestras relaciones: “Y sobre todas estas
cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.”, (Colosenses 3:14). Cuando
no descansamos en Cristo se afecta este vínculo esencial que es el amor y
estamos llamados a mantenerlo, a andar en amor. Necesitamos por tanto soltar
las cargas para mantener ese vínculo perfecto, pues en el amor encontramos la
fuerza que nos motiva, que nos lleva a soportar todo, y este amor de Dios lo
tenemos en nosotros derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo.
Cuando
afectamos el amor necesitamos acercarnos a la fuente de amor inagotable, Cristo
mismo, y su amor es la manera en que podemos dar la milla extra, aun cuando
estamos cansados; es nuestra motivación principal pues “todo lo puede y todo lo
soporta”; un amor que no es egoísta y que está dispuesto a ir más allá de la
obligación. Oración
«Padre no
quiero fallarle al amor, por eso quiero descansar en ti, despojarme de todo
peso y hallar nuevas fuerzas, para amar al prójimo tal y como me has amado en
Cristo Jesús, amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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