El amor al
dinero - Parte 2
“Sé vivir
humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así
para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para
padecer necesidad” Filipenses 4:12.
“Sean
vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él
dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir
confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el
hombre”, hebreos 13:5-6.
En el
devocional pasado hablamos de dos extremos en el que no debemos caer, el
primero es desconfiar del Dios proveedor que tenemos y el segundo es
enamorarnos del dinero y de las cosas materiales, lo que significa que las
colocamos como prioridad antes que a Dios, o en otras palabras colocamos las
riquezas como nuestro dios.
Querer tener
todo ya y si no es así entonces me frustro, me enojo, o se me cae el semblante,
sugiere que estoy colocando mi confianza en algo y no en alguien.
Si priorizo
el tener antes que el ser (quien soy en Cristo), puedo caer en la trampa de las
riquezas y terminar con profundos dolores, puedo correr el riesgo de apartarme
de la fe y terminar graduándome como fariseo, como enseña el Salmo: “No
confiéis en la violencia, ni en la rapiña; no os envanezcáis; si se aumentan
las riquezas, no pongáis el corazón en ellas”, Salmos 62:10.
Aquí el
salmo enfatiza que tratar de obtener riquezas haciendo daño a otra persona,
engañándole, prometiendo algo que no se le va a cumplir, o con base a la
mentira, es claramente una manera de violencia y extorsión. Por ejemplo, los
que quieren obtener ganancias con juegos de azar, con apuestas deportivas, con
brujería y engaños, cartas, multiniveles fraudulentos, entre otros.
Es mejor
confiar en el Dueño de la plata y el oro que dice: “Mía es la plata, y mío es
el oro, dice Jehová de los ejércitos”, (Hageo 2:8), pues Él no solo nos da el
dinero o las riquezas sino el poder para gozarlas y administrarlas, como da
testimonio la Palabra de Dios que dice: “Sino acuérdate de Jehová tu Dios,
porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto
que juró a tus padres, como en este día” (Deuteronomio 8:18).
En el
próximo devocional hablaremos de un principio que, junto con la sabia
administración y la generosidad, establecen las bases de una vida donde las
riquezas materiales son un medio para glorificar a Dios. Oración.
«Señor, no
quiero colocar al dinero y los bienes materiales como objetivo principal de mi
vida, sino como el medio para dar a conocer y glorificar tu nombre. Te doy
gracias en el nombre de Jesús. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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