Atalayas de nuestra familia
“Cuando yo
dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para
que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá
por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestares al
impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por
su maldad, pero tú habrás librado tu alma.” Ezequiel 3:18-19
Ya sea en el
colegio, universidad, trabajo o en nuestra familia, si hemos creído
verdaderamente en Jesucristo, en aquel que nos lavó de nuestros pecados y nos
dio vida eterna, estamos llamados a ser los atalayas, a evitar que perezcan
nuestros conocidos, amigos o nuestra familia por falta de conocimiento de la
palabra de Dios (Oseas 4:6).
Este
conocimiento nos enseña que si hemos creído en el Señor Jesucristo seremos
salvos nosotros y nuestra familia, si les compartimos la buena noticia de
salvación, como lo hicieron con nosotros, y si ellos creen en nuestro anuncio
(Hechos 16:31, hebreos 4:2).
Debemos
insistirles a nuestros seres queridos, porque el tiempo de su segunda venida ya
se acerca, y la mejor manera de mostrarles que Cristo habita en nuestro interior
es amarlos, perdonando todo y buscando restaurar las relaciones rotas. El mismo
amor y misericordia que Cristo nos dio a nosotros debemos proyectarlo a ellos,
dando de gracia lo que hemos recibido de gracia, (la gracia es el favor
inmerecido de Dios) (Mateo 10:8).
Que no nos
quede en nuestra conciencia que pudiendo haberles enseñado el evangelio y
demostrado todo el amor que hemos recibido, lo hayamos hecho a cuenta gotas o,
peor, que no lo hayamos hecho. Perder a un ser querido es muy doloroso, pero mucho
más terrible es que muera sin haber creído en Jesús para vida eterna. Si has
creído que Jesús murió en tu lugar por tus pecados, evidencia tu fe apartándote
del pecado, confiando plenamente en el Salvador de tu alma, y pide a su
Espíritu para que te ayude a no practicar más el pecado. Oración.
«Padre me
has dado la salvación por gracia, por medio de la fe en Jesucristo; ahora
quiero llevar este mensaje a mis seres queridos, a mis conocidos y a mi familia
para que crean que tú nos has amado tanto que enviaste a tu hijo Jesús, para
que todo aquel que crea en Él no se pierda más tenga vida eterna, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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