El amor al
dinero - Parte 1
“porque raíz de todos los males es el amor al di
nero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”, 1 Timoteo 6:10.
Dios no está
en contra de la riqueza ni del dinero, Él quiere que seamos prosperados en
todas las cosas, así como prospera nuestra alma (3 Juan 2). Por ejemplo,
podemos observar cómo los patriarcas eran bendecidos abundantemente y también
todos aquellos que andaban con Dios.
También
encontramos la promesa que dice: “La bendición de Jehová es la que enriquece, y
no añade tristeza con ella” (Proverbios 10:22) la cual está en contraposición
con las riquezas que ofrece el mundo, que si bien también se pueden alcanzar
por distintos medios, tienen una contraprestación: el dolor. Por esto nuestro
Dios lo que NO quiere es que hagamos del dinero nuestro dios y le sirvamos.
Por tanto,
debemos tener una idea clara, bíblica, del tema del dinero, no solo del manejo,
sino de su lugar en nuestra vida, en nuestro corazón, porque todos deseamos
cosas materiales, pero debemos tener como base que primero está el reino de
Dios y su justicia y lo demás será añadido.
En nuestra
vida práctica tenemos muchas necesidades y por tanto no podemos caer en dos
extremos:
Uno,
desconfiar del Dios proveedor que tiene promesas indiscutibles de bendición,
provisión material abundante, recordemos algunas de estas para no caer en
extremos de incredulidad:
• “No serán
avergonzados en el mal tiempo, y en los días de hambre serán saciados” Salmos
37:19.
• “Mi Dios,
pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús”, Filipenses 4:19.
• “Y
poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que,
teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda
buena obra”, 2 Corintios 9:8.
Son muchas
promesas de bendición y provisión, de las cuales podemos ahondar y ver su
contexto, pero hoy vamos a tomar la siguiente: “A los ricos de este siglo manda
que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son
inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para
que las disfrutemos”, 1 Timoteo 6:17. Esto quiere decir que siempre en nuestra
mente y corazón estamos llamados a colocar la mirada en Cristo, sabiendo que Él
es el que nos provee, no es nuestro trabajo, ni negocio, ni talentos, realmente
es Dios en el que está puesta nuestra esperanza, si mañana se cae la bolsa u
ocurre alguna dificultad, se pierde el trabajo, o cualquier otra cosa, debemos
saber que Cristo es nuestro proveedor y nos dará conforme a sus riquezas en
gloria.
El segundo
extremo en el que no debemos caer, lo aprenderemos en el devocional de mañana. Oración.
«Señor, que
la prioridad en mi corazón seas tú y tu Palabra, no las riquezas materiales, no
quiero desviarme de la fe, sino ser prosperado en todo, así como prospera mi
alma que está sostenida y guardada en Cristo, por el poder de tu Espíritu
Santo. Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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