Despojarse
“Haya, pues,
en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en
forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó
hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,” Filipenses 2:5-9
“Por tanto,
nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia
la carrera que tenemos por delante,” Hebreos 12:1
Vimos en el
devocional anterior que la confianza en Cristo nos permite hallar el reposo y
la paz que necesita nuestro corazón; y que como consecuencia Él renueva nuestra
fuerza, lo que nos permite tener la motivación suficiente para hacer su
voluntad. La respuesta de por qué estamos aquí está relacionada directamente
con nuestra confianza en Cristo.
Sin embargo,
en nuestro diario vivir encontramos situaciones donde nos sentimos frustrados,
nos sentimos con una carga pesada, pueden ser incluso situaciones normales o
rutinarias que pensamos que tenemos el control y que “podemos”, pero de repente
se convierten en cosas tan pesadas o complicadas que se salen de nuestro
control y para poder experimentar plenamente el descanso en Cristo y dejar de
estar fatigados y cargados necesitamos aplicar la llave del despojo. ¿De qué se
trata despojarse?, básicamente se trata de soltar la carga.
Es tener la
misma actitud que tuvo Jesús, como dice la escritura en Filipenses 2:5-9, Él se
despojó a sí mismo, siendo el Rey del universo, el Señor de la creación, siendo
uno con el Padre, siendo igual a Dios, por amor a nosotros se hizo siervo, se
hizo un bebé que nació en un humilde pesebre y luego ofreció su vida en
expiación por nuestros pecados; es el ejemplo de despojo más grande de todos.
De la misma manera nosotros estamos llamados a despojarnos, a tener la misma
actitud de dejar nuestra zona de confort y dejar nuestros propios deseos
egoístas, a despojarnos del pasado o de cualquier otra cosa que tengamos
amarrada y soltarla, para colocarnos al servicio de Dios y de nuestro prójimo.
¿Qué cosas o asuntos no hemos soltado que no le dan la gloria a Dios?
Cuando me
despojo de mis cargas, de mi pasado, de mi pecado, de todo lo que se llame
“yo”, entonces se encuentra la fortaleza, el ánimo y esto implica despojarme de
mi autosuficiencia; mejor entender que somos “suficientes en Cristo Jesús”, es
decir, no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna
procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios (2 Corintios 3:5),
porque si Él se despojó por amor a mí, yo también me puedo despojar, pues el
amor no es egoísta.
Profundicemos
en este hermoso principio de despojarnos a nosotros mismos tal y como lo hizo
Cristo en el próximo devocional. Oración.
«Padre,
quiero tener la misma actitud de Cristo y despojarme de todo por amor, para tu
servicio, dejando atrás todo pecado, todo pasado que no te da la gloria, todo
pensamiento egoísta, todo peso que no me permite andar como tú quieres que yo
camine. En el nombre de Jesús, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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