Vida buena y
abundante
Jesús dijo:
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y
hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. (Juan 10:
9-10).
Imagínate
que un día acompañas a tu madre al médico, después de examinarla y mirar los
exámenes de rutina que se realizó, el doctor se alarma y te dice que tiene
sobrepeso, presión alta y además la grasa y el azúcar elevadas en sangre. Le
prescribe medicamentos pero sobretodo te advierte que la única solución para
evitar un infarto del corazón más adelante es que cambie su modo de vida, debe
empezar una dieta saludable y una actividad física adecuada. Tú sabes que esto
no será fácil sin embargo haces tu mayor esfuerzo, madrugas a preparar
alimentos saludables cada mañana y apartas una parte de la tarde para
acompañarla a una caminata diaria. Piensas que todo va muy bien hasta que un
día la descubres sentada en la mesa comiendo un gran plato de chicharrón y una
deliciosa torta de chocolate. En el nuevo control médico te das cuenta que todo
tu esfuerzo de nada sirvió. Te sientes frustrado no por haber perdido tu tiempo
y tus sacrificios, sino porque entiendes de las consecuencias negativas que
esto conlleva para la salud de tu madre.
Así mismo se
siente Dios cuando por nuestra necedad hacemos lo que queremos, cuando echamos
a la basura todo el sacrificio que Cristo hizo para salvarnos y decidimos
buscar nuestros propios caminos, rechazando la vida abundante que solamente Él
puede darnos. Lo cierto es que el Señor jamás nos va a dejar de amar, pero no
podemos pretender recibir su bendición si no hacemos lo que Él nos enseña, no
podemos pretender tener una vida buena y abundante si continuamente
desobedecemos y nos alejamos de la única puerta que nos lleva a ella:
Jesucristo.
Es hora de
modificar nuestros viejos hábitos que no dejan que tengamos una relación íntima
y personal con el Señor y tomar la decisión de entrar por la puerta de la
salvación, la vida y la bendición. Descubramos por nosotros mismos en qué
consiste esa vida plena y de gran abundancia que Jesús nos promete. Oración
«Amado Dios,
yo quiero vivir bajo tu bendición y provisión descubriendo por mí la plenitud
de vida en Cristo, ayúdame a dejar todo lo que no me deja tomar la decisión de
entregarme por completo a tu amor. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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