El Espíritu
de Dios mora en ti
“¿No sabéis
que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” 1
Corintios 3: 16
La Biblia
nos enseña que el Espíritu Santo es representado con algunos símbolos que
muestran características de su función en la vida de los creyentes. En el
bautismo de Jesús descendió en forma de paloma confirmando la presencia de las
tres personas de la Trinidad en ese momento, Jesús refiriéndose a Él dijo que
de nuestro interior correrían ríos de agua viva, Él en Pentecostés se manifestó
como viento y fuego al derramar la unción sobre la iglesia naciente; y también
es fuerza que fortalece y sustenta, todas estas manifestaciones de naturaleza
divina nos hablan de su poder; ¿pero sabemos realmente quién es el Espíritu
Santo?
La Biblia es
contundente en mostrarnos que el Espíritu Santo más allá de un concepto, un
símbolo o una fuerza es Dios mismo. Él es por completo Dios, revelado en la
tercera persona de la trinidad y aunque el concepto de la Trinidad es tan
profundo que nuestra mente finita no lo puede alcanzar a comprender totalmente,
podemos tener algunos destellos de su significado. Pensemos en nosotros mismos:
nosotros somos hijos de nuestros padres, pero también nietos de nuestros
abuelos y a la vez sobrinos de nuestros tíos o padres de nuestros hijos,
tenemos denominaciones distintas porque desempeñamos funciones diferentes en
nuestras relaciones familiares, pero seguimos siendo nosotros mismos. Así mismo
podemos decir a groso modo que Dios es Padre, es Hijo (Jesucristo) y es
Espíritu Santo, donde cada uno cumple un papel diferente pero los tres siguen
siendo un solo Dios verdadero. Dios Padre planeó nuestra salvación antes de la
fundación del mundo, Jesucristo fue quien la llevó a cabo y el Espíritu Santo
es quien la hace realidad en la vida de los creyentes.
Antes de
subir al cielo Jesucristo prometió que estaría con nosotros todos los días
hasta el fin del mundo y nos dejó la promesa del Espíritu Santo. Jesús dijo
acerca de esto: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda
la verdad” (Juan 16: 13a) y esta palabra se cumple en las vidas de todos
aquellos que hemos creído y aceptado a Cristo como nuestro salvador. Tenemos al
Espíritu Santo actuando con poder a través de nuestras vidas para glorificar el
nombre de Dios. El Espíritu de Dios nos libera del pecado, levanta nuestra
cabeza cuando tropezamos y nos hace caminar en santidad. No apaguemos el
Espíritu, no menospreciemos la promesa, avivemos su fuego conociéndolo cada día
íntima y personalmente. Oración.
«Señor Jesús
me salvaste sin merecerlo y me has dejado el regalo más grande: Tu Santo
Espíritu. Espíritu Santo lléname de ti hasta embriagarme con tu amor y tu poder
para glorificar a Dios cada día. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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