martes, 24 de enero de 2023

Pasión por la vida

 

Pasión por la vida

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Filipenses 4: 4

El secreto de una vida plena y exitosa nos lo revela el apóstol en el versículo anterior. Este corto versículo es un llamado a que cambiemos de actitud ante las diversas circunstancias de la vida, sobre todo hacia aquellas que no nos gustan, que son adversas o que simplemente nos toca vivir. Dios tiene un propósito maravilloso para nuestra vida, pero no lo descubriremos si todo el tiempo nos estamos quejando o lamentando por lo que no tenemos. La invitación es que estemos agradecidos con lo que tenemos, a sentir pasión por la vida y por el propósito que Dios nos ha dado en nuestro efímero paso por la tierra.

En Colosenses 3: 23- 24 El apóstol Pablo añade a este tema: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”. El único que le puede dar sentido a lo que hacemos es aquel que nos creó y nos creó con el propósito de darle la gloria. Darle gloria a Dios nos lleva a la plenitud, a la cúspide de nuestra existencia. La pasión por la vida tiene que ver con el deseo intenso, vehemente, vital y ardiente de hacer la voluntad de nuestro Padre Celestial, de servirlo y amarlo con todo el corazón y con toda el alma. La pasión por la vida y por hacer la voluntad de Dios es el resultado de un profundo conocimiento del único Dios verdadero, de una relación de amor con el Creador del universo.

¿Cómo regocijarnos en todo, si no entendemos que aún los problemas nos ayudan a bien? ¿Cómo hacer las cosas de corazón para Dios si ni siquiera lo conocemos? La clave de todo está en su palabra y en la oración, entre más busquemos a Dios, más lo conoceremos y entre más lo conozcamos más le amaremos y estaremos satisfechos y felices de servirle y de darle toda la gloria a Él.  Oración.

«Señor Jesucristo, tu amor por mí no conoce límites, derramaste hasta la última gota de sangre por mí. Que tu Espíritu me lleve a conocerte y de esta forma amarte como te lo mereces: con todo el corazón y con toda el alma. Quiero aprender a regocijarme en todo tiempo y sentir pasión por esta maravillosa vida que me has dado. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito



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