¿Por qué
suceden cosas malas?
“Y creó Dios
al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los
bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y
sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” Génesis 1: 27-28
“Porque por
cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de
los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos
serán vivificados.” 1 Corintios 15: 21-22
Hemos
escuchado muchas veces decir: ¿si Dios es bueno, por qué permite que pasen
cosas malas? Generalmente los que se preguntan estas cosas no tienen un
conocimiento claro de quién es Dios y de quiénes somos los seres humanos.
Según la
Biblia, Dios es soberano, todo lo puede, todo lo sabe, todo lo entiende; Él es
el creador innegable del universo, todo lo que hay en el cielo, en la tierra y
aun debajo de la tierra le pertenece y nada se sale de su dominio. Después de
haber creado un universo perfecto y de acuerdo a su naturaleza de amor, creó al
hombre a su imagen y semejanza y le dio dominio, potestad y autoridad sobre lo
creado. También le dio el privilegio de tener una relación íntima y personal
con Él; sin embargo, Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, lo
traicionaron, le dieron la espalda y se apartaron de su presencia, prefiriendo
el pecado. Las consecuencias fueron nefastas para toda la humanidad, dejaron
entrar el pecado y con el pecado la muerte espiritual y eterna que desvincula
para siempre al hombre con su creador. Adán y Eva y por ende nosotros, sus
descendientes, perdimos nuestra proximidad con el Todopoderoso, pero en ningún
momento perdimos la responsabilidad delegada por Dios de gobernar la tierra.
Somos responsables de cada uno de nuestros actos.
Gracias a
Dios, quien, en su infinito amor, desde antes que el mundo fuera, decidió
salvarnos del pecado y de sus consecuencias eternas. Su plan consistió en dar a
su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda; Jesucristo
fue el precio que Dios pagó para que pudiéramos, por la fe en su nombre,
recuperar nuestra relación de amor y amistad con nuestro creador. Dios
nuevamente nos ha devuelto lo que perdimos en el Edén, pero no nos ha quitado
la responsabilidad de gobernar la tierra. Las cosas malas que suceden son el
reflejo de que la humanidad sigue separada de Dios por causa del pecado y que
no ha aceptado aún su regalo de salvación, de amor y de vida abundante. Oración.
«Padre
Celestial, recibo el regalo de salvación que fue la vida de tu hijo Jesucristo,
gracias porque por medio de Él puedo tener una amistad íntima contigo; guíame a
vivir de tal manera que mi fe muestre lo bueno y justo que tú eres, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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