Siempre en
crecimiento
“Así que,
hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor
siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. 1 corintios
15:58.
Nuestra
nueva vida con Cristo es un proceso que se puede comparar con el de la
gestación humana, miremos:
1. En el
primer trimestre del embarazo no hay cambios significativos en el aspecto
físico de la mujer, sin embargo, su fisiología cambia de forma total, el cuerpo
se prepara para anidar la nueva vida y mantenerla, la madre lo siente aunque
nadie más lo vea. Ella ha dejado de ser una sola para convertirse en dos.
Cuando entregamos nuestra vida a Cristo dentro de nosotros también empieza a
ocurrir una transformación de la que probablemente solo nosotros seamos
conscientes. Ahora somos uno con Jesús y la aventura ha comenzado. Este
trimestre es la etapa más delicada pues se formarán todos los órganos, aquí
ocurren la mayor parte de los abortos. Así mismo, Dios empieza a formar nuestro
carácter cristiano, hablar con Él (orar) y escucharlo (Leer la Biblia) cada día
es fundamental para que no nos desanimemos ni caigamos en la tentación de
abortar el camino de la fe.
2. En el
segundo trimestre se da la maduración fetal, el vientre empieza a crecer siendo
ya muy obvio para los demás; así mismo cuando hemos cuidado nuestra relación
con Dios empezamos a madurar espiritualmente, a obedecer la palabra de Dios y a
dar el fruto del Espíritu Santo que empieza con el amor, es aquí cuando el
mundo que nos rodea empieza a notar que somos hijos de Dios.
3.
Finalmente llega el tercer trimestre y el anhelado parto, el dolor es el precio
por tener al nuevo ser entre los brazos. Así también los que hemos creído
sabemos que las cosas no siempre serán fáciles, nos criticarán, nos tratarán de
desviar, muchos hasta nos abandonarán, pero es aquí donde descubrimos que todo
lo podemos en Cristo, que las aflicciones que suframos por Él no se comparan
con la gloria que experimentamos al hacer su voluntad.
Mientras
permanezcamos firmes en Cristo, nuestra vida siempre estará en evolución, Él
completará su buena obra y un día veremos su fruto. Oración.
«Amado Dios,
gracias por la obra de amor que empezaste en mi corazón por medio de la fe en tu
Hijo Jesucristo, deseo madurar espiritualmente cada vez más y cumplir todo tu
propósito en mi vida. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario