Dios quiere
nuestro corazón
“Sobre toda
cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” Proverbios 4:23
La palabra
corazón en general hace referencia al centro de cualquier cosa, por ejemplo, en
anatomía el corazón es el centro de todo el sistema circulatorio, es el motor
principal que impulsa la sangre que nutrirá todos los órganos y tejidos de
nuestro organismo. Así mismo desde el punto de vista bíblico el corazón también
se refiere al punto central de donde brota lo que realmente somos, el corazón
es la fuente de nuestras motivaciones, nuestras esperanzas, anhelos y sueños;
es el origen de lo que nos apasiona, de lo que amamos y ambicionamos. De allí
la importancia de guardarlo, pues es la fuente de nuestra vida.
¿Cómo
podemos guardar nuestro corazón? Con respecto a esto Proverbios 23: 26 dice:
“Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”. La palabra dice
que en nuestras propias manos nuestro corazón no puede estar seguro por lo que
nos exhorta a que se lo entreguemos a Dios y esto implica que nuestros ojos
miren sus caminos, a decir verdad solo hay un camino: Jesucristo dijo: “Yo soy
el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan
14: 6). Jesús siempre está a la puerta de nuestro corazón, Él también dijo: “He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Su invitación siempre está
disponible, depende de nosotros ¿Queremos en verdad darle nuestro corazón?
Cuántas veces
hemos entregado nuestro corazón a alguien y nos lo ha devuelto hecho pedazos; ¿cuántas
veces alguien nos entregó su corazón y se lo volvimos pedazos?, esto demuestra
que sin importar lo bueno de las intenciones, fallamos cuidando corazones, pero
Dios no falla, él no solo lo cuida, sino que lo renueva para que sea una fuente
de vida abundante. No dudemos en poner nuestro corazón en las manos adecuadas. Oración.
«Señor
Jesucristo te abro las puertas de mi corazón y de mi vida, haz de mí la persona
que tú quieres que yo sea. Que mis ojos miren tus caminos y mi corazón se
incline ante tu verdad. Haz que brote de mi interior vida abundante. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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