La paz nos
hace ganar la guerra
“La paz os
dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo.” Juan 14: 27
Los
apóstoles y demás discípulos de Cristo en tiempos de la iglesia primitiva
tuvieron que atravesar diversas pruebas y circunstancias difíciles que formaron
su carácter y fortalecieron su fe, fueron perseguidos, azotados, encarcelados,
exiliados y asesinados por causa de Jesús y del evangelio. Pero sin importar
cuan grandes eran sus dificultades sabían que contaban con el Dios que les dijo
“la paz les dejo, mi paz les doy” y esto fue suficiente para llevar su fe y el
evangelio de salvación hasta las últimas consecuencias gracias a lo cual hemos
visto la luz de la salvación de Cristo todas las naciones de la tierra.
Hubo un hombre
en la Biblia llamado Josué cuya misión fue conducir a Israel hasta la tierra
prometida. Israel era un pueblo pequeño, sin ejército y sin armamento y las
naciones que habitaban la tierra prometida eran grandes y fuertes, tenían
ejércitos, caballos y carros de guerra. Humanamente era imposible pretender que
en una guerra tan desigual Israel fuera el vencedor, pero esto no era imposible
para Dios, Dios le dijo y le repitió en varias ocasiones a Josué “esfuérzate y
sé valiente”. Dios no se refería a su fortaleza física o a su gallardía, se
refería mantener su fe en el Dios que le prometió pelear sus batallas y la
obediencia a su palabra que le garantiza la victoria total sobre sus enemigos.
Josué por tanto tenía que confiar en Dios y tener paz interior para poder tomar
decisiones adecuadas, no podía dejarse turbar el corazón por la angustia o el
miedo, tenía que tener claridad mental para poder escuchar la voz de Dios y así
lo hizo, al final Josué obtuvo la victoria y logró conquistar para Israel el
vasto territorio del que se decía que fluía leche y miel.
Como
creyentes en Cristo debemos ser conscientes que también afrontaremos desafíos
que si bien pueden hacer tambalear nuestros sentidos, no podrán derrumbar
nuestro cimiento que es la fe en Jesús, quien pelea nuestras batallas y en su
palabra que nos garantiza la victoria es entonces cuando la paz de Dios que
sobrepasa todo entendimiento llena nuestros corazones. Seamos Josues en esta
tierra donde los enemigos de la fe parecen ser gigantes y preparémonos para
enfrentarlos con toda la fuerza y el valor que solo la paz de Dios nos da. Oración.
«Señor Jesús
recibo tu paz, tu fuerza y tu poder, para vencer en tu nombre las batallas de
mi vida. Que mi fe en ti sea el ancla de mi corazón y tu palabra sea la luz que
me guíe y me de dirección. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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