Venciendo al
sistema
“Humillaos,
pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere
tiempo”. 1 Pedro 5: 6.
El sistema
de valores de este mundo nos ha hecho pensar que la humildad es una cualidad
despreciable, a los humildes se les ve como seres pequeños, insignificantes,
pobres, sin pretensiones, aquellos a quienes se les puede pisotear,
menospreciar o simplemente ignorar. Sin embargo, La Biblia, que es el manual de
vida de los creyentes, nos describe algo completamente diferente y profundo
acerca de la humildad y nos enseña que la humildad es la esencia misma del
carácter de Cristo y el fruto de estar en comunión con el Espíritu Santo. Esta
cualidad, al contrario de lo que se nos ha hecho creer, nos exalta a los
primeros lugares en esta tierra y también en la eternidad.
El apóstol
Pablo nos invita a que tengamos la misma actitud que tuvo Jesús: “el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Filipenses 2:
6-8.
La humildad
tiene que ver con el amor, el amor a nuestro Padre Dios y el amor a los demás.
Amamos a Dios cuando le obedecemos, cuando decidimos hacer su voluntad por
encima de la nuestra humillándonos ante Él, reconociendo que nada somos ni
podemos hacer, sin su dirección. Amamos a nuestros semejantes y somos humildes
cuando decidimos poner al servicio de ellos, las virtudes, talentos y éxitos
que Dios nos da, cuando evitamos el conflicto y decidimos pasar por alto la
ofensa, cuando perdonamos, cuando tratamos a los demás como nos gustaría que
nos trataran a nosotros. Dios engrandeció a Jesús por su humildad: “Por lo cual
Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo
nombre”, Filipenses 2:9, y también nos exaltará a nosotros.
Venzamos al
sistema con nuestra humildad y demostremos que la humildad, lejos de hacernos
menos, nos hace más grandes. Oración.
«Señor
Jesús, ayúdame a vencer el sistema de valores de este mundo, permíteme experimentar
los beneficios y el poder de la humildad, del perdón, del amor. Quiero asombrar
al mundo con mi obediencia a la cruz. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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