Ser. Parte 2
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no sat
isfagáis los deseos de la carne.” Gálatas 5:16
Un hombre
verdaderamente espiritual es aquel que su hombre interior es fortalecido por el
Espíritu Santo, a fin de dejar la carnalidad.
Pero, ser
espiritual tiene que ver con la voluntad, es nuestra decisión; ya que, como un
Padre amoroso que enseña a su hijo a fortalecer su ser y a obedecer, Dios nos
dotó de voluntad para que, ahora en Cristo, nuestra voluntad actúe en comunión
con el Espíritu Santo y seamos guiados a la madurez espiritual, a no vivir como
vivíamos antes, como dice la escritura “entre los cuales también todos nosotros
vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de
la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo
que los demás.” (Efesios 2:3).
Sin embargo,
la vida cristiana no se trata de que para ser espirituales debemos aislarnos en
una especie de monasterio, sino de permitir ser guiados por el Espíritu en todo
lugar a donde vayamos y en donde estemos.
Como nos
enseña el versículo de hoy, es un andar continuo, pues la palabra griega
traducida para “andad” es peripatéo, que alude a un andar permanente, caminando
constantemente con el Espíritu, para que por el Espíritu hagamos morir las
obras de la carne, “porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por
el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que
son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” (Romanos 8:13-14).
Lo que somos
determina lo que hacemos y lo que tenemos.
Priorizar el
ser sobre el tener y el hacer, como consecuencia de ser en Cristo, también
impacta nuestra vida diaria: ser padre, ser esposo, ser hijo, ser un hermano;
pues en contraste, cuando dedicamos más tiempo al tener y al hacer dejamos de
ser hombres espirituales y terminamos dejando de último lo que Dios nos ha
dado, afectando nuestra familia y nuestras relaciones.
Así que,
¿cómo está tu ser? Oración.
«Padre, en
todo lugar y en todo momento, quiero ser sensible a la voz de tu Espíritu; hoy
me dispongo a escucharte, Santo Espíritu, para que el carácter de Cristo sea
moldeado en mí y para hacer la voluntad del Padre, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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