Al pasado, pasado
“Nunca
digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos?
Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría” Eclesiastés 7:10.
“Pues tengo
por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” Romanos 8:18.
Se escucha
el refrán popular que todo tiempo pasado fue mejor, pero esto no es cierto en
el reino celestial, en el reino de Cristo.
Muchos viven
con dolor, rencor o reproches por causa del pasado que tuvieron, pero no es
sabio añorar el pasado y sufrir por esto; como dice la escritura, tenemos
frente a nosotros en Cristo Jesús: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han
subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le
aman” (1 Corintios 2:9b).
Es más
grande lo que Dios ha hecho ahora, su restauración, provisión y propósito, que
todo lo malo que sucedió antes. Es más sublime y extraordinario lo que Dios
hará con nuestras vidas si estamos dispuestos en su Espíritu, que todo dolor,
frustración o daño que pudimos experimentar en el pasado, por eso no vale la
pena quejarse por lo que fue o lamentarse por lo que no pudo ser. Así que, no
guardemos ningún rencor ni amargura en nuestro corazón (1 Pedro 1:4-6).
Mejor,
fijemos nuestra mirada en las cosas celestiales y eternas, comprendiendo que
aunque a veces no vemos el propósito detrás de las cosas que suceden, si
entregamos a Dios toda nuestra imposibilidad, Dios usará para nuestro bien aún
la dificultad, para abrirnos todas las posibilidades de su favor inmerecido,
porque: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a
bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
Vivamos cada
día aceptando y experimentando con la guía de su Espíritu una verdad que ya
ocurrió en todo creyente: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios
5:17). Oración.
«Padre, todo
dolor, frustración o daño que pude experimentar en el pasado lo dejo en tus
manos, lo llevo a la cruz y acepto el nuevo hombre creado en Cristo Jesús con
toda bendición que tienes para mí, conforme a tu buena, agradable y perfecta
voluntad. Amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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