Mi casa y yo serviremos al Señor
Y si mal os
parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes
sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los
dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a
Jehová” Josué 24:15.
Josué,
terminando su misión de dirigir a Israel para poseer la tierra prometida, y al
final de su vida, se dirigió al pueblo de Israel para recordarles cómo sus
antepasados servían a dioses extraños, pero Dios llamó a Abraham y le dio una
descendencia numerosa en Isaac y en Jacob. También les recordó cómo Israel
descendió a Egipto y fue hecho esclavo, pero el Señor, por medio de Moises y
Aarón, realizó muchas señales y prodigios, hiriendo a sus enemigos y sacándolos
de la esclavitud. Luego de introducirlos en la tierra prometida, les dio la
victoria contra todos los pueblos que la ocupaban, no con espada ni con arco,
sino obrando poderosamente delante de ellos.
También les
enfatizó que, estos pueblos conquistados, adoraban dioses falsos como los que
servían sus antepasados antes de cruzar el río y debían quitarlos de entre
ellos, por lo que, Israel no debía seguir su mal ejemplo, sino servir con
integridad y en verdad a Dios, (Josué 24:14); en pocas palabras, dejar el
pasado de pecado atrás, las viejas costumbres de idolatría, y recibir todas las
bendiciones que el mismo Dios había conquistado para ellos. Pero,
lastimosamente el pueblo hizo todo lo contrario y se alejó de Dios, aprendiendo
las malas costumbres de otros pueblos, lo que trajo al tiempo, como consecuencia,
el ser llevado cautivos a otra nación.
Por medio de
la fe en Cristo, todo el que cree puede cruzar el río espiritual dejando atrás
todo aquello que no agrada a Dios. El creyente puede, por fe, tomar posesión de
la herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los
cielos, y toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. (1
Pedro 1:4, Efesios 1:3)
Las
enseñanzas equivocadas del mundo y el maligno, de que podemos ser nuestros
propios dioses, nos llevan a ser esclavos y a servir a falsos ídolos; el mundo
puede estar tratando de quitar los límites morales y aceptando lo malo como
bueno, pero cada uno de nosotros hoy está llamado a seguir el ejemplo de Josué
y, confiando en Cristo, poder declarar: mi familia y yo serviremos al Señor. Oración.
«Padre, hoy
con toda convicción me dispongo a tu servicio, a ser apartado para tu gloria,
no sirviendo al mundo, sino que mi casa y yo te serviremos, por amor a Cristo
Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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