Las pequeñas
zorras. Parte 2
“Las muchas
aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre
todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.”
Cantares 8:7
En el
devocional anterior reflexionamos en cómo podemos cazar esas “pequeñas zorras”
que dañan nuestro cultivo de amor y que afectan las relaciones con nuestro
prójimo. Esos comportamientos repetitivos que podemos considerar como yugos, no
permiten que correspondamos libremente al amor de Dios; entonces, ¿cómo cazamos
estas zorras pequeñas y somos libres de este yugo?
La escritura
nos dice “Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y
su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.” (Isaías 10:27
Reina-Valera 1960).
Es la unción
la que nos ayuda a cazar esas pequeñas zorras que están dañando el amor; y al
cazarlas, podemos entonces disfrutar de ese amor que “Las muchas aguas no
podrán apagar, ni lo ahogarán los ríos”; ya Cristo en la cruz nos quitó la
carga y en la comunión de su Espíritu el yugo se pudrirá a causa de la unción.
Acerca de la
unción, la palabra de Dios nos enseña que “El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a
sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y
vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año
agradable del Señor” (Lucas 4:18-19).
Así como el
Señor Jesús fue ungido para su ministerio, nosotros, al identificarnos con
Cristo, somos llenos del poder de Dios, de su unción, para ir a los
quebrantados de corazón; pero esta unción del Espíritu Santo también nos dota
de la capacidad de hacer lo que dice Colosenses 3:5 “Haced morir, pues, lo
terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos
deseos y avaricia, que es idolatría”.
Así que, en
su unción somos protegidos, consagrados y escogidos. En la práctica diaria,
obtener esta unción viene de pasar tiempo en intimidad con Dios, buscando su
rostro y luego viviendo en total confianza en lo que dice su palabra
(permanecer). Oración.
«Padre,
úngeme con aceite fresco de tu Espíritu en intimidad contigo mi Señor; quiero
permanecer en tu amor y que de esta manera sea roto todo yugo de esclavitud,
todo mal hábito, en el nombre de Jesús, amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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