Quiero, pero no puedo
“Porque no
hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que
no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo
yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí” Romanos 7:19-21.
“Pero si Cristo
está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, más el
espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de
los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo
Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en
vosotros” Romanos 8:10-11.
Si quieres
hacer el bien, pero no puedes, necesitas saber que en Cristo sí puedes, pues
“todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
¿Quién me
librará de esta tendencia a no hacer el bien que quiero sino el mal que no
quiero? La respuesta es Cristo mismo viviendo en mí por medio de su Espíritu,
ya que por el Espíritu podemos hacer morir las obras de la carne: “porque si
vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las
obras de la carne, viviréis” (Romanos 8:13).
Debemos
saber que Cristo ya nos dio su justicia por medio de la fe para que andemos
vestidos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad, andando en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo
por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante (Efesios 4:24,
Efesios 5:2).
Si Cristo
está en nosotros, el pecado no tiene poder sobre nosotros para llevarnos
esclavos a repetir los mismos terribles errores que practicábamos antes. Somos
ahora vivificados por el mismo Espíritu que levantó a Jesús de entre los
muertos para hacer la voluntad de Dios y vivir una vida abundante, entonces
¿qué harás al respecto ahora que la palabra de Dios te recuerda que Cristo mora
en ti? Oración inicial
«Padre tú me
has dado la victoria sobre el pecado gracias a la obra de Cristo en la cruz,
quiero vivir ahora en la justicia y santidad que esta verdad me revela,
sabiendo que ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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