No te harás
imagen
“No te harás
imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la
tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las
honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de
los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis
mandamientos” Éxodo 20:4-6.
El segundo
mandamiento nos revela que Dios demanda no solo exclusividad sino una forma
correcta de adoración, por esto se reveló al pueblo de Israel en su carácter y
santidad. Un Dios santo demanda que se le adore por lo que Él es, y no según
nuestra imaginación.
Entonces,
¿estamos usando nuestro propio concepto de Dios o adoramos al Dios que se
revela en las sagradas escrituras?, para determinar la respuesta analicemos lo
que nos dice su Palabra:
No se adora
a las criaturas, solo al creador (Romanos 1:25), llámense apóstoles, profetas o
cualquier ser humano creado por Dios, no se le rinde culto, esto incluye no
hacerle oraciones, porque estos seres creados no son omnipresentes, ni
omniscientes, ni tampoco son intermediarios ante Dios, porque solo hay un
intermediario que es Cristo mismo como lo dice la escritura “Porque hay un solo
Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1
Timoteo 2:5).
No se le
rinde culto ni si adora a ídolos de yeso, oro o cualquier material hecho por
manos humanas, esta no es la forma en que se ha revelado el Altísimo, lo dice
el apóstol Pablo por el Espíritu: “Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos
pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de
arte y de imaginación de hombres” (Hechos 17:29).
Por último
debemos considerar, que los ídolos que fabriquemos o que tengamos en nuestra
imaginación no tienen ningún poder para salvar:
“¿Y dónde
están tus dioses que hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán
librar en el tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, oh
Judá, fueron tus dioses” (Jeremías 2:28).
Si hemos
faltado a este santo y puro mandamiento, hagamos como dice la escritura: “Pero
Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a
todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30); así que es
momento de arrepentirnos, de dejar de ignorar lo que Dios es e ir a la cruz de
Cristo a buscar perdón y su favor inmerecido para tener una relación con Dios
como nuestro Padre, como dice la escritura “Acerquémonos, pues, confiadamente
al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro” (Hebreos 4:16). Oración.
«Padre,
gracias porque te revelaste en Cristo y ahora te puedo adorar y acercarme a ti
en una relación de Padre e hijo, una relación de amor, donde tú me conoces y yo
vivo para agradarte. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario